Una de las preguntas que más suele pasar por nuestra mente es si debemos confiar o desconfiar de las personas que nos rodean.
En teoría nuestros pensamientos y creencias dar forma a nuestra realidad.
Y, por lo tanto, si somos constantemente desconfiados, es muy probable que estemos “atrayendo” personas que nos quieran estafar para cumplir con esta ley.
Bueno, lamentablemente no todos los casos son iguales y NUNCA debemos irnos a los extremos.
Recuerdo que hace muchos años cuando me dieron mi primer vehículo, un vecino me dijo que la confianza mata.
Y esto era porque uno se acostumbraba que los frenos funcionaban cada vez que uno presionaba el pedal.
O que la dirección estaba bien, pues en todo momento el vehículo respondía a su mando.
Así pues, con el paso del tiempo nos sentíamos tan confiados que comenzábamos a abusar de la velocidad.
Y era en el momento menos esperado cuando el vehículo podría tener una falla mecánica y nosotros accidentarnos.
O peor, hacer accidentar a alguien más o cositas peores que pueden llegar a pasar.
Y quizás en este momento me preguntes: “bueno esto es respecto a las cosas, ¿y con referencia a las personas?”.
Bueno, hace algunos días un buen amigo estaba de viaje en una ciudad muy lejana de mi localidad.
Estando allá se “enamoró” de 2 motocicletas, las cuales decidió comprar una para su hijo y otra para él.
La de su hijo se la llevaron el mismo día a su casa.
Pero la de él que era mucho más grande y costosa no se la entregaron.
Lamentablemente la transacción la hizo un sábado y esta se vería reflejada en la cuenta del vendedor hasta el próximo martes (el lunes era día feriado).
Este amigo es bastante confiado y simplemente le dijo al otro que volvía por la motocicleta cuando le confirmara la transacción.
Cuando él me contó esto, yo no quise “mufarlo”, así que le pregunté que si todo estaría bien y me dijo: “pues el verá si me roba”.
A mí me dio risa su comentario y afortunadamente este paciente tiene mucho dinero.
Bueno, la buena noticia es que la transferencia se hizo efectiva.
Y la mala es que mi amigo ya no para en su casa por estar estrenando su nueva motocicleta.
Afortunadamente, el comprador fue una persona honesta y lo llamó inmediatamente se vio reflejada la transferencia del dinero en su cuenta.
Mira, tristemente aquí hubo una excepción a la regla.
El ser humano moderno se le acabó el honor.
La mayoría solo están pensando en sacar provecho.
Y si realmente quieres vivir en bienestar no puedes andar de confiado por el mundo esperando que todos sean como tú, honestos, transparentes y hasta “traslucidos”.
Como dice uno de los textos sagrados de la humanidad: “Sean mansos como palomas, pero ASTUTOS como serpientes”.
No debes irte al extremo de pensar que todos te quieren estafar.
Pero tampoco vale la pena ganarse un malestar por confiado.
No hay estilla que talle más en tu mente que el pensamiento de que por confiado, has sido víctima de una estafa.
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