Retoma el control de tu vida. Estrategias efectivas para el control emocional

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lunes, 24 de octubre de 2022

Los amores prohibidos



Los amores prohibidos

Todos nos hemos preguntado si debemos luchar o no por nuestro interés romántico a pesar de ser prohibido. 


La gran mayoría de personas no lo piensan dos veces, sino que, contra viento y marea, van tras esa persona con la intención de que forme parte de sus vidas. 


Otras personas son conscientes del daño que se le estaría haciendo a terceros y prefieren pasar de esa persona, por muchas ganas que le tengan. 


Hay que ser conscientes que estamos en un mundo libre y ninguna persona es de la otra. 


Los tiempos de la esclavitud se acabaron hace mucho. 


Entonces la pregunta que nos interesa resolver es, ¿cuál es el punto de vista correcto entre alcanzar a nuestro amorcito soñado o pasar de esa persona? 


Bueno creas o no en las leyes naturales, existe algo que se conoce como causa y efecto. 


Absolutamente todo lo que hagamos trae una o varias consecuencias. 


Y no es para sentir miedo de todo lo que hagamos, pero cuando se trata de afectar a terceros que no tienen nada que ver, es mejor pensarlo dos veces. 


Respecto a esto, hace muchos años conocí a una señorita que desde el primer día que la vi, no me la pude sacar de mi cabeza. 


Y al parecer ella sintió exactamente lo mismo, pues comenzó a pedirme ayuda en cosas que yo sabía que eran fáciles para ella. 


Tenía que hacer algo en Excel y yo notaba que eso lo hacía fácil pero debido a que yo estaba hipnotizado por ella, lo pasé por alto. 


Así que me dijo que al no alcanzar el tiempo teníamos que vernos el fin de semana en mi casa. 


Obviamente yo sabía por dónde iba el cuento. 


Pero para serte sincero también quería que pasara todo con ella. 


El fin de semana en vez de ser laboral, fue más bien romántico. 


Y allí fue cuando me confesó que tenía un novio con el cual llevaba mucho tiempo de relación. 


Yo me sentí fatal e intenté alejarme de ella. 


Pero era tanta la atracción que sentíamos que terminamos jugando a las “resbaladitas”. 


Y creo que me enamoré profundamente de ella. 


Tanto que esa nena con solo mirarme sentía que acariciaba mi alma. 


En los siguientes meses jugamos al te dejo, pero te tomo. 


Es decir que unas veces ella intentaba separarse y olvidarse de mí y en otras oportunidades era yo el que me “olvidaba” de ella. 


En medio de todo eso, al parecer su novió terminó enterándose o al menos sospechando que era lo que pasaba. 


Así que le puse a la señorita un ultimátum y que escogiera. 


Ella me dijo que me amaba con todo el corazón, que nadie me amaría como ella y bla bla bla. 


Y para no hacer más largo este cuento, finalmente comencé a salir con otra señorita y pues todo terminó. 


Hasta aquí uno puede pensar que no pasó a mayores, nadie salió lastimado, etc. 


Pero definitivamente la Vida siempre te pasa la factura por tus actos. 


Y no necesariamente con la misma situación o vivencias que tuviste. 


Incluso puede ser de inmediato o mucho tiempo después. 


Pero hace años tuve unas experiencias que me hicieron recordar el daño que le hicimos al novio de esa señorita. 


Cuando uno vive experiencias desagradables en la vida, no podemos evitar levantar las manos al cielo y decir “¿por qué a mí?”. 


Si pudiéramos traducir la voz del Cielo, Dios, la Vida o como prefieras llamarlo, sería algo “¿te acordás lo que hiciste en aquella fecha?” 


Como no tenía el contacto con ese joven, ni supe donde se encuentra, te puedo decir que mentalmente le pedí perdón por todo ese daño causado. 


A partir de esas experiencias fue que comencé a tenerlo mucho respeto a la Vida. 


Pues esta es bastante irónica y a veces hasta burlesca. 


Es por eso que uno entre más actúe con justicia en la vida, la Vida va a ser muy justa con uno. 


La Vida al parecer siempre está tratando de encontrar un equilibrio. 


Y tal vez me digas en este momento, “Gabrielito lindo, yo he conocido gente que le ha hecho mucho daño al prójimo y veo que siguen como si nada”. 


Bueno, eso es lo que aparentemente vemos nosotros, pero que la vida les pasa esa factura, tenlo por seguro. 


Recuerda que la mayoría de personas tratan de mostrar su mejor imagen en sus aplicaciones sociales. 


Pero todos sabemos que detrás de esa “plenitud” existe un gran padecimiento que se trata de ocultar al mostrar felicidad. 


En la actualidad yo he conocido señoritas bastante interesantes y atractivas. 


Pero prácticamente salgo corriendo cuando me entero que tienen compromiso. 


Para mí son casadas y capadas. 


Personalmente he visto en mi localidad como han eliminado gente por causa de los celos. 


Así que quiero animarte mediante esta información a evitar cualquier acción que implique daño a terceros. 


Todos somos libres de hacer y tener lo que queramos. 


Pero recuerda que eso no implica que seamos libres para hacerle daño a los demás.

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lunes, 7 de febrero de 2022

La mecánica de la existencia



La mecánica de la existencia

La mayoría de nosotros hemos percibido la vida como una especie de montaña rusa donde tenemos altibajos emocionales. 


Es decir que, así como podemos llegar a alcanzar la plenitud y felicidad un día, al otro podemos estar en la más oscura depresión porque las cosas nos cambiaron al siguiente día. 


Para poder comprender esto, debemos entender el balance que tiene la vida. 


Algunas personas le llaman a esto Ley del Karma. 


Y si colocamos esta definición en términos más profanos, podríamos decir que todo lo que hagas en la vida, tiene una consecuencia equivalente a tus actos. 


Si actúas bien con tu entorno, la Vida te va a pasar una factura a tu favor. 


Y si por el contrario tus actos no son muy honorables que digamos, vas a recibir una factura equivalente al daño causado. 


Muchas veces esto no nos ocurre de inmediato o a nosotros mismos. 


Respecto a esto, la Vida puede llegar a ser bastante irónica cuando se trata de estos cobros. 


Mira, he visto como gente por X motivo ha hecho daño a otros, y pasado mucho tiempo, personas que ahora son muy importantes para ellos, reciben ese mismo daño y a veces hasta peor. 


Y puede que tú me estés diciendo en este momento, “pero Gabrielito lindo, yo soy un ángel, no le hago mal a nadie y de todas formas siento que la Vida me está castigando”. 


Respecto a esto, hace unos días tuve la oportunidad de dialogar con el tío de una gran amiga. 


Él me estaba comentando sobre un gremio económico de personas muy correctas. 


Yo le decía que mientras un gremio, grupo o cualquier otra cosa que tuviera que ver con el dinero, indefectiblemente no me atrevería a llamarlos puros y santos. 


Tristemente cuando se trata de dinero, este es el dios todopoderoso que da órdenes a la mayoría de la gente. 


Él me decía que eso era cierto, pero que dentro de dicho gremio conocía a una persona sin mancha, pero que no tenía mucha fortuna que digamos por su vida “impecabilidad”. 


Y he aquí el problema de la honestidad. 


Quiero decir que por muy honesto que tú seas, si estás participando en los “iliciticos” de terceros, eres un deshonesto más. 


Para que me puedas entender un poco mejor, imagina que yo estoy realizando alguna actividad fraudulenta. 


Digamos que tu no quieres participar de esto, pero cierras la boquita y no dices nada. 


¿Sabías que por el hecho de saber que yo estoy haciendo algo malo y no decirlo, eso te convierte en mi cómplice? 


Tal vez tu digas, pero eso no es problema mío, yo simplemente me aparto de todo ese daño. 


Pues te tengo malas noticias y si es problema tuyo. 


Tal vez tu intentes hacer uso de la disonancia cognitiva, intentando comprar tus creencias. 


Pero tu interior sabe la verdad de lo que estás haciendo. 


Inconscientemente sabes que estás “incurriendo” en algo que no está bien. 


Y por lo tanto tu propio sistema de creencias es el que te estaría generando un castigo. 


De hecho, esto es en realidad lo que pasa con la famosa Ley del Karma. 


Somos nosotros mismos disciplinándonos e intentando poner un equilibrio o justicia en nuestros actos. 


Esta es la razón por la cual hay personas que nosotros consideramos malos y nunca reciben castigo. 


Su sistema de creencias les estaría indicando que están actuando correctamente. 


Y esta es la razón por la cual pareciera que antes les va mejor. 


¿Quiere decir todo esto que así estén haciendo mal a otros, jamás van a recibir castigo por sus actos, sino más bien una recompensa? 


Aquí es donde entra el balance de la Vida. 


Digamos que por eso las consecuencias de nuestros actos muchas veces tardan años en verse reflejadas. 


Si tú quieres que la Vida sea justa contigo, entonces se lo mas justo posible con la Vida.

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lunes, 19 de julio de 2021

Cuando la Vida nos persigue



Cuando la Vida nos persigue

Estoy convencido que todos hemos pasados por momentos tan difíciles que no podemos evitar mirar al cielo y preguntar “¿por qué a mí?”. 


La respuesta general que damos ante estos eventos desafortunados es el Karma. 


Esta es una palabra oriental, la cual hemos adoptado en occidente y se refiere a la energía que trasciende a partir de nuestros actos. 


En otras palabras, estaría hablando de un espíritu o ente de justicia y equilibrio, que nos entrega lo que previamente hemos dado. 


Pero si miramos esto desde el punto de vista de la ciencia moderna, son simplemente “tonterías”. 


Se considera que estas ideas solo tienen sentido en un marco de creencias sin fundamento empírico. 


En otras palabras, el Karma no está avalado por descubrimientos científicos. 


Lamentablemente esto también es una creencia y es parte de la soberbia del ego humano. 


Muchos de nosotros tomamos la ciencia como una religión más, en la cual, si una idea no tiene una mayoría de aceptación, entonces es falsa. 


El doctor Luis Fernando Hoyos Aristizábal decía que la gran verdad de hoy, por lo general es la gran mentira del mañana. 


Los seres humanos estamos cansado de declarar verdades absolutas como que la Tierra es el centro del Universo, etc. 


Y posteriormente tener que retractarse en público y hasta pedir perdón por las personas que “quemó” debido a la contradicción de estas “verdades”. 


Sin embargo, muchos de nosotros que somos “tan buenos”, hemos llegado a la conclusión que es injusto que nos pasen cosas malas, si somos seres tan puros. 


Nuestro ego humano siempre nos impedirá ver nuestros errores. 


Todos, absolutamente todos, cometemos errores hasta de formas que pasan desapercibidas. 


Y toda acción que tu realices, siempre viene acompañada una reacción del Universo. 


De forma general nosotros hacemos las cosas y creemos que estas nunca van a traer consecuencias. 


Y aunque otros nos digan “mira a fulano de tal le paso esto”, nosotros mentalmente ya tenemos el “eso no me va a pasar a mí”. 


También tenemos la firme creencia que la Vida es frágil. 


Que podemos hacer lo que queremos, pues tenemos “libertad absoluta”. 


Mira, no existe nada en este Universo más irónico que la Vida. 


Pensamos que podemos pasar impunes ante nuestros actos, pero la Vida siempre nos tiene preparada la factura. 


Ya sea de inmediato o con el paso del tiempo, pero siempre respondemos por nuestros actos. 


El problema de esto es que responderemos donde más nos importa. 


Es decir que no necesariamente esa factura será pagada por nosotros, sino por las personas que más amamos y nos duelen. 


Y esta puede ser la explicación al porque si una persona actúa bien, las cosas no necesariamente le salen igual. 


Respecto a esto, puede que nos surja la pregunta, sobre cómo liberarnos de una situación de estás en la cual realmente somos inocentes. 


No tendríamos por qué pagar los platos que otro rompió. 


Para esto recomiendan seguir 4 pasos que son: aceptarlo, tomar la decisión de trascenderlo, realizar un trabajo con tus emociones y finalmente compartirlo con tus parientes. 


El dialogar estas cosas con tu núcleo parental ayudará mucho a sanar las situaciones que puedan existir pendientes. 


Muchas veces estas situaciones se presentan porque si alguien nos hace X cosa, nosotros intentamos llevar a cabo nuestra propia justicia. 


Por naturaleza, llevamos un sentido de justicia e intentamos equilibrar la balanza ante las acciones de los demás. 


Con esto quiero decir que nadie está preparado para dar amor, si antes no se lo están dando. 


A nivel general damos, lo que percibimos recibir de otros. 


Así que mediante este “sentido” de justicia que llevamos todos, muchas veces intentamos vengarnos de la falta de otra persona. 


Esto hace que nuestra nueva acción de “justicia” también genere una nueva consecuencia. 


Pero aquí es donde más interviene el ego y nos dice “no se deje, no sea bobo”. 


Tristemente los seres humanos pensamos más de forma visceral, que con nuestro propio cerebro. 


Por eso, una de las cosas más importantes que puedes hacer para tener una vida optima es aprender a controlar tus emociones. 


Y puede que tú me estés diciendo en este momento, “¡pero Gabrielito lindo, si alguien me hizo algo que me ofendió, esa persona debería pagar por ello!”. 


Mira si tu vives en un Estado de Derecho, tus impuestos pagan entidades que se encargan de hacer validar tus derechos. 


Muchas personas que por ejemplo han sido víctimas de fraudes o estafas, consideran que tienen que tomar la justicia por sus manos, ya que la justicia ordinaria no funciona. 


Esto hace que si tocas o agredes a la persona que te hizo eso, dicha justicia se vuelva en tu contra. 


En mi país se han llegado ver ese tipo de casos, donde la victima de robo tiene que indemnizar al final al victimario que lo robó. 


Esto es porque el verdugo, al ser agredido, interpone una demanda por lesiones personales. 


Si la víctima, en vez de pensar de forma visceral, usara los mecanismos regulares, la cosa sería a otro precio. 


Uno jamás debe “ensuciarse” las manos ante problemas con otras personas. 


Para eso están las entidades gubernamentales que administran la justicia. 


Y si definitivamente no puedes hacer ninguna acción, tranquilo que la Vida se encarga de impartir la justicia respectiva. 


Así que quiero animarte, mediante esta información, a romper todo tipo de contrato con tus acciones. 


Lo mejor que puedes hacer es pensar antes de actuar y no actuar para después pensar, porque hice esto o lo otro.

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lunes, 5 de abril de 2021

La ley del equilibrio Universal



La ley del equilibrio Universal

Todos hemos escuchado que la Vida es un boomerang, que toda causa tiene un efecto o también que cosechamos lo que hemos sembrado con anterioridad.


Desde muy niño llegué a escuchar anécdotas sobre esto, que también mucha gente le suele llamar ley del karma.


¿Pero qué ocurre cuando nos hemos “portado bien” y notamos que la justicia de la vida al parecer no nos favorece mucho que digamos?


Respecto a esto, cuando comencé a iniciar mi carrera, tuve un compañero cuyos padres eran bastante pudientes.


Él no necesitaba nada, sin embargo, le encantaba acceder a las salas de sistemas a extraer la memoria de los equipos.


Había desarrollado tal habilidad para esto, que no necesitaba ni siquiera destaparlos, sino que por cualquier pequeña ranura que encontrara se las ideaba para sacarlas.


Las personas que lo llegamos a observar le decíamos que no hiciera eso y, sobre todo, por qué lo hacia si sus padres le daban todo lo que él quería.


Ante esto él siempre respondía que la institución no le hacía falta eso, que era como quitarle un pelo a un gato y bla bla…


Como uno esperaría, a esta persona le tenía que ir muy mal en la vida, pero increíblemente todo le salía a pedir de boca.


Obtuvo un excelente trabajo, pero “curiosamente” cada auto que ha comprado, ha sido víctima de hurto.


Uno podría decir que esta persona no tiene buena fortuna, pero como podemos observar, la Vida nos regresa, sin importar en que tiempo las cosas que hacemos.


Otro caso similar fue el de una persona que hace casi 10 años me contactó a través del blog.


Me contó que estaba iniciando un negocio de internet.


Es decir, de aquellos en que se alquilaban computadores para acceder a internet antes que llegaran los smartphones.


A pesar que este negocio estaba en auge, el se quejaba porque no tenía muchos clientes para sostenerse.


Cuando llegamos al tema del licenciamiento del software, ¿adivina?


Me dijo que como apenas estaba empezando no era justo pagar por aplicativos tan costosos, así que por eso los pirateaba.


El conocer esta experiencia me hizo verificar todo el software que tenía yo en mi laptop.


Me di cuenta que el 100% de las aplicaciones que utilizaba no contaban con una licencia para instalación.


En aquella época era impensable comprar cada uno de los aplicativos que usaba, así que decidí investigar que otros existían que hicieran lo mismo y de forma gratuita.


Vaya sorpresa que me llevé al descubrir la cantidad de software que hace lo mismo con que nos hemos “casado” y es de uso libre.


La mayoría funcionan por donaciones voluntarias y otros simplemente el autor le dio la gran bendita voluntad de compartirlo con la humanidad.


Definitivamente es cuestión de costumbre pues ahora todo lo que utilizo prefiero comprar su licencia.


Así evito acceder a programas para hacer funcionar con “legalidad” los aplicativos.


Muchas veces estos programas contienen software ofuscado con el objetivo de extraer nuestros datos.


Puede que tú me digas, pero Gabrielito lindo, eso son casos excepcionales y hay cosas que no tienen reemplazo en la vida.


Además, yo lo voy a utilizar solo un tiempo y ¡ya!


Mira el asunto con “robar” o mas bien pasar por alto la “legalidad” es que esto es un mensaje que le estamos transmitiendo a la Vida.


Pregúntate por un momento, ¿por qué estás haciendo esto?


¿No tienes suficiente dinero?


En realidad, ese es el mensaje que le estás transmitiendo a la Vida.


Un mensaje de carencia, de que no tienes y que todo debes “robarlo” para conseguirlo.


La Vida entenderá que prefieres vivir en carencia y por lo tanto seguirás viviendo con mezquindad.


¿Te has puesto a pensar todas las personas que dependen de la venta de una herramienta, ya sea una máquina o software?


¿Cuántas hijos y parientes cercanos dependen de esto?


¿Te gustaría que algo que has hecho con mucha dedicación con la esperanza de recibir fruto, fuera robado por otros?


Vas comprendiendo porque a pesar de tus esfuerzos actuales, parece que la Vida te está entregando lo contrario.


Examina cada aspecto de tu vida y comienza a corregirlo.


Recuerda la regla de plata que consiste en no hacer a otros, lo que no quieras para ti.


Cuando le expliqué a mi hija todo el proceso de creación de los juegos que ella disfruta, decidió deshacerse de todo lo que no tuviera licenciado.


Poco a poco ha ido comprando lo que ella le gusta con su dinero.


Y sin necesidad de adivinar el futuro, adivina como será su vida respecto a la ley de causa y efecto.


Así pues, de esta forma quiero animarte a ser lo más justo posible con la Vida, para que la Vida sea lo más justa posible contigo.


Vivir con honor no solo da paz mental, sino que la Vida te dará el bienestar de forma más fácil que los demás.

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lunes, 16 de septiembre de 2019

La importancia de las buenas acciones



La importancia de las buenas acciones Muchos hemos escuchado decir a nuestros abuelos, e incluso a nuestros padres que los tiempos pasados fueron mejores que los actuales.

Por ejemplo, he escuchado que los vecinos tenían por costumbre compartir su alimento con los vecinos.

Incluso siendo niño, recuerdo que, si un vecino nos llevaba un plato tradicional navideño, la costumbre de mi madre era regresarlo con otro alimento como muestra de agradecimiento.

Honestamente hoy en día no se ve ese tipo de cosas, al menos en mi localidad.

Y si esto se ve, es solamente con personas del mismo núcleo parental.

Parece ser que el tema de actuar bien o hacer favores sin esperar nada a cambio se perdió con el paso de los años.

Si tú eres joven, tal vez lo mencionado anteriormente sobre compartir alimentos entre vecinos te suene extraño o hasta utópico.

Más bien si alguien pide ayuda en la calle pasamos de largo ignorándolo.

¿Y cómo ayudar a alguien extraño si en muchas ocasiones se ha usado este tipo de cosas para asaltarnos?

¿Conociendo todo esto, vale la pena actuar bajo estas condiciones siempre de manera correcta?

Hace algunos años conocí un personaje muy influyente en mi vida.

Esta persona era el padre de una de mis grandes amigas.

Este hombre durante el tiempo que lo conocí e interactué con él, siempre fue una persona íntegra.

En lo que a mí respecta, puedo certificar que jamás lo vi engañando a nadie o mintiendo para sacar ventaja de alguna situación.

Siempre le escuchaba decir la frase “favor con favor se paga”.

Puedo decir de este personaje que siempre ha tenido una vida llena de abundancia por su actuar.

Respecto a esto, hace años trabaje con un señor muy adinerado.

Al preguntarle si su fortuna provenía de sus padres o la había alcanzado por mérito propio, me respondió que lo hizo por su esfuerzo.

Pero me dio un consejo que ha sido uno de los regalos que más he atesorado en mi vida.

Él decía que el origen de la fortuna no era lo importante, sino que entre más justo uno fuera con la Vida, esta también sería igual de justa con uno.

Podemos resumir esto en lo que se conoce como la ley del Karma o como yo le llamo cariñosamente “la tercera ley de Newton” o famoso principio de acción y reacción.

La mayoría de nosotros conocemos en teoría que todo lo que hagamos, tarde o temprano obtiene consecuencias ya sean buenas o malas.

Por ejemplo, en mi caso, cuando era bastante joven me encontraba haciendo ejercicio en un gimnasio.

De repente un amigo me llamó asustado que subiera a la tercera planta porque una mujer joven estaba a punto de caer inconsciente.

Mi amigo solicitó mi ayuda porque un par de años atrás vio como asistí a una persona que se había desmayado por hacer ejercicio sin desayunar y en inicio de embarazo.

Cuando subí a ver la mujer joven, estaba casi a punto de caer y le pedí que abrazara mi cuello.

Cuando lo hizo, de inmediato perdió el conocimiento y la acosté. Pedí que me pasarán alcohol y subí sus pies en un banco para que la sangre fluyera hacia su cabeza.

Yo me quedé con ella hasta que se recompuso y finalmente me miró con una sonrisa como si le hubiera salvado la vida.

Después de ese evento pasaron varios meses y mi señora madre comenzó a quejarse de un dolor abdominal.

Era tan intenso que con mi señor padre la tuvimos que llevar por urgencias al médico.

Cuando llegamos había tantas personas en situaciones de urgencias que tocaba hacer una larga fila para que mi madre fuera atendida.

Yo al verla quejándose me desesperé y me levanté de mi asiendo, a lo cual vi en la recepción a la chica que meses atrás había asistido en el gimnasio.

Ella me preguntó qué estaba haciendo allí y le dije que mi madre estaba con mucho dolor abdominal.

Hasta ese día me di cuenta que era una persona bastante importante en la clínica y de inmediato hizo atender a mi madre de forma prioritaria.

Como puedes ver un simple acto de bondad, realizado en el pasado, afecta los resultados de nuestro futuro.

Así que quiero invitarte a través de esta información que desde este día comiences a sembrar cosas buenas para tu futuro.

No te alcanzas a imaginar que el bien que hoy haces por otros, mañana alguien lo hará por ti.
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