Retoma el control de tu vida. Estrategias efectivas para el control emocional

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lunes, 19 de mayo de 2025

El precio de quedar bien: esclavitud emocional



El precio de quedar bien: esclavitud emocional

De nuestro entorno aprendimos a quedar siempre bien con los demás. 


Por ejemplo, que teníamos que vestir de cierta manera o expresarnos en público de tal forma. 


En cambio, cuando nadie extraño nos estaba viendo, teníamos vía libre para hacer lo que quisiéramos. 


Respecto a esto, una vez salimos un grupo de amigos a divertirnos. 


Y entre esas personas había una señorita que estaba al lado del chico de su interés romántico. 


La hermana de esta señorita nos contó que ella por mucha hambre que tuviera no comería delante de ese muchacho. 


Y para mostrarnos, le ofreció unas papitas francesas. 


Esta señorita por mucha hambre que tenía, no se atrevió a recibirle las papas a su hermanita pues “que oso” comer delante de su amorcito. 


Esto nos puede parecer algo divertido, pero lamentablemente el 100% de la humanidad vive bajo este tipo de esclavitud emocional. 


Donde no puede ser quien quiere ser, sino que debe aparentar ser alguien para quedar bien con el resto del mundo. 


Y aunque no lo creas, hay gente que sabe de estas cositas y las utilizan para que tu hagas su santa voluntad. 


Precisamente esto nos genera malestar pues nuestro interior nos está diciendo que hay algo que no está bien y lo hacemos. 


Pero por quedar bien simplemente agachamos nuestras orejitas como humildes peones labriegos. 


Pero si nos enfrentamos a este tipo de situaciones y decimos que NO, también vamos a sentirnos mal. 


Pues por naturaleza, todos queremos vivir en paz y armonía con nuestro entorno. 


Y tal vez me digas en este momento que conoces muchos amiguitos que son bastante conflictivos. 


Para tu conocimiento, puedes estar al lado de la persona más conflictiva del mundo, pero después de cualquier confrontación siempre va a tener en su mente ese evento, junto con el respectivo malestar. 


O sino mira a las personas cuando “pelean” en el tráfico vehicular. 


Se amargan todo el día pensando en lo que les pasó. 


¿Entonces que podemos hacer para evitarnos todo este malestar? 


Finalmente, si agachamos la cabeza nos sentiremos mal y si confrontamos, nos sentiremos mal. 


Bueno, hace algunos días, un amigo me llamó para vernos y salir a comer algo. 


Cuando yo fui a su casa no se encontraba y decidí ir a un sitio a esperarlo. 


Yo en ese momento no tenía mi teléfono y decidí ir a esperarlo en una cafetería cercana. 


Pues allá me lo encontré con otra persona y la verdad no quise interrumpirlos pues no sabía de qué tema estaban hablando. 


Así que pedí algo y me senté en otra mesa y mi amigo me hizo señas que los acompañara. 


En ese momento me acerqué y mi amigo me presentó a la persona con que estaba. 


Yo lo saludé y pedí permiso para sentarme. 


Te voy a ser muy honesto, pero cuando vi a ese señor, era un anciano, pero con una forma de vestir muy femenina. 


Y no quise ser juez de ese señor pues muchas veces uno no conoce el contexto y se equivoca con las personas. 


Bueno la charla fue tomando un rumbo muy extraño, pues mi amigo mencionó una expresión muy coloquial de esta localidad. 


Para que me puedas entender un poco mejor, mencionó algo de no darle oportunidad a otros para que aprovechen tus debilidades. 


La expresión que usó fue “no dar papaya”. 


Entiendo que, en algunos países de habla hispana, esta expresión puede tener un sentido obsceno. 


Pero al menos en mi localidad se hace referencia a no dar oportunidad que te perjudiquen. 


De un momento a otro ese señor que acaba de conocer me dijo de una forma muy “coqueta”, “¿a usted le han dado papaya?”. 


Como entendí que no fue la pregunta, sino la forma en que preguntó, le dije “¿a qué se refiere específicamente con esa pregunta?” 


El señor dijo “que estábamos entre gente seria y que no estaba haciendo referencia a nada malo”. 


Mira, no te puedo decir exactamente como le respondí a ese señor pues este video puede ser censurado. 


La verdad utilicé con un lenguaje un poco soez. 


Y le aclaré que yo a él no lo conocía y que era la primera vez que lo veía. 


Así que sus “cosas” las dejara para otro, pero conmigo no. 


Mi amigo apenas abrió los ojos y estaba un poco asombrado de mi reacción. 


Pero ese señor, el tiempo que estuvo en ese sitio mantuvo callado y solo habló para decir una incoherencia, que hasta mi amigo me hizo señas de que estaba loco. 


Con esto no quiero decirte que soy una persona intolerante. 


Al contrario, si tú me dices que eres un helicóptero y que aterrizas en un portaaviones, yo te voy a decir “tienes toda la razón”. 


Pero no me gusta es que me quieras meter a participar en tus creencias. 


Sin embargo, cuando llegué a mi apartamento, sentí ese malestar del que hablé al principio. 


El del adoctrinamiento por quedar bien con los demás. 


Pero pasadas unas horas comencé a sentirme orgulloso de mi mismo por ponerle límites a algo con lo que discrepo. 


Así que mediante esta información quiero animarte a que no permitas a nadie faltarte al respeto. 


Y no se trata de irse a los golpes con otra persona, sino exponer claramente tus puntos de vista y tus límites. 


Pero si te dedicas a seguir quedando bien con los demás, vas a terminar tus días, con la sensación de amargura y derrotismo.

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lunes, 2 de diciembre de 2024

¿Te Manipulan en el Trabajo? La Trampa de la Coerción Laboral



¿Te Manipulan en el Trabajo? La Trampa de la Coerción Laboral

La coerción psicológica o chantaje emocional es una forma de manipulación en la que alguien intenta controlar las acciones o emociones de otra persona generando temor o ansiedad. 


Hay miles de formas de hacer esto, pero especialmente este tipo de personas utilizan el miedo. 


Y no te estoy diciendo que quien hace esto es porque su naturaleza es maldad pura. 


Mas bien se debe a que la persona previamente ha adquirido resultados con esto y entonces lo integra a su vida como una herramienta para que se haga su santa voluntad. 


Lamentablemente esto suele suceder mucho en el ámbito laboral. 


Por ejemplo, en mi caso, recuerdo haber sido víctima de esto hace aproximadamente 20 años en el pasado. 


Donde para tenernos trabajando en unas condiciones que no eran de mi agrado, el jefe nos decía que prácticamente ese era el único empleo en el mundo y bla bla. 


Tristemente en la actualidad aún se sigue usando este mismo argumento. 


Por ejemplo, hace algunos días conocí el caso de una señorita que es una excelente trabajadora. 


No solo es responsable, sino que hace muy bien su trabajo. 


Así que donde quiera que haya trabajado esta señorita, se vuelve una colaboradora indispensable. 


Bueno resulta que en su lugar de trabajo comenzaron a despedir gran cantidad de personal. 


Simplemente llamaban al trabajador y tenga su carta de despido. 


Las personas salían llorando, casi como que suplicando que les dieran otra oportunidad. 


¿Ahora comprendes por qué una persona que hace esto lo integra a su vida para controlar a otros? 


Es esa sensación de poder lo que causa esa adicción a este tipo de acciones desagradables. 


Bueno, a la señorita de esta historia, recientemente le llegó su turno. 


Pero esta vez fue diferente porque no le entregaron su carta de despido, sino que la citaron a una reunión. 


En la reunión el jefecito le explicó que la situación estaba difícil y bla bla. 


Entonces solo trabajaría un par de meses más y que si “se portaba bien” (como si fuera un perrito), la llamarían de nuevo. 


Y adicionalmente, si se “apiadaban” de ella, trabajaría haciendo más cosas y por el mismo salario. 


Mira este tipo de cosas no se hacen, y espero que si tú tienes a cargo personas no estés haciendo esto de amenazar a los demás. 


Puede ser tu papá, tu mamá, el presidente o puede ser Dios, pero todos merecemos respeto. 


Nadie tiene por qué amenazarnos con recompensas y/o castigos como si fuéramos unos niños. 


El caso es que esta señorita le respondió a su jefecito que no se preocupara que ella dejaba todo listo y no regresaba más. 


De inmediato el lenguaje corporal de este señor cambió de una postura soberbia a inclinarse ante ella. 


Hablar con el cuerpo inclinado hacia atrás denota poder, confianza. 


Por el contrario, inclinarte hacia la persona está demostrando sumisión y atención hacia la persona. 


Bueno, el jefecito le preguntó en varias oportunidades si estaba segura de su decisión, a lo cual ella le confirmó que definitivamente sí. 


Cuando esta señorita me contó su situación yo solté a reírme y simplemente le dije que donde ella llegue a irse de ese sitio, ese negocio se hunde. 


Y que era muy probable que la siguiente semana la llamaran a conciliar de nuevo. 


¿Y adivina que paso? 


Dicho y hecho, a la siguiente semana no sabían en que pedestal colocarla. 


Que por favor lo pensara, pues le iban a pagar más dinero y a mejorarle las condiciones actuales. 


Que no se fuera porque en verdad la necesitaban. 


Como vemos, el jefecito estaba acostumbrado a realizar coerción psicológica con sus empleados para pagarles lo mínimo posible. 


Es a esto a lo que nos hemos referido muchas veces en este blog que si realmente quieres dinero NUNCA TRABAJES PARA GENTE POBRE. 


Este tipo de personajes es bastante pobre, así su cuenta bancaria esté llena de dinero. 


Es tanta su pobreza que piensa que, si invierte en cuidar a sus trabajadores, se va a empobrecer. 


En el ámbito comercial existe un dicho que reza: “cuida bien a tus empleados y ellos cuidaran muy bien a tus clientes”.

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lunes, 27 de mayo de 2024

La Cortesía Social: ¿Es Mejor Ser Sincero o Agradar a Todos?



La Cortesía Social: ¿Es Mejor Ser Sincero o Agradar a Todos?

A todos nos ha sucedido que por pena no decimos las cosas que nos molestan. 


Esto se debe a que socialmente intentamos alivianar las relaciones con los demás. 


Con esto me refiero a que por naturaleza los seres humanos deseamos vivir en paz y armonía con nuestro entorno. 


A no ser que seas un enfermo mental que desea destruir todo a tu paso. 


De esos hay algunos sueltos, pero a nivel general a todos nos gusta la armonía. 


Por lo tanto, cuando éramos unos pequeños, aprendimos a guardarnos las cosas. 


Por ejemplo, si a los padres les daba vergüenza dejar de comprar algo que les ofrecían por falta de dinero, el niño inmediatamente decía y para que vamos a comprar si no tenemos con qué. 


Inmediatamente los padres lo callaban y seguían adelante con la transacción. 


Por ejemplo, recuerdo que Isabellita cuando tenía entre 3 o 4 años, estaba conmigo caminando de la mano. 


Íbamos a cruzar la calle y lo mismo iba a hacer una persona a nuestro lado. 


Mi hija miró a esa persona y sin ponerle filtro a su linda boquita dijo en voz alta: “papi a mí no me gusta ese negro”. 


Lo peor es que yo para disimular hice que no le había escuchado y me lo repitió con mayor volumen. 


En eso pues le dije que eso no se hacía y que si su opinión era simplemente por el color o había algo más. 


Le expliqué a uno no debería excluir a las personas simplemente por lo que vemos en el exterior. 


Sin embargo, en ese momento le sub comuniqué a mi hija que uno debe guardarse sus opiniones y no ser “sincero” con lo que sientes o piensas. 


Y aquí debemos aclarar algo pues una cosa es ser sincero y otra muy diferente ser un patán. 


La mayoría de las personas en la actualidad excusan su patanería diciendo que son “honestos” y que sin miedo expresan lo que sienten. 


Y esto al grado de ser mal educados o hasta faltarle el respeto a los demás. 


Si algo no te gusta, simplemente puedes con cortesía expresarlo y sobre todo argumentarlo. 


Porque eso también suele ocurrir. 


Por ejemplo, si esta información te pone incómodo tal vez tu escribes en los comentarios: “no me gusta”, “estás equivocado”, etc. 


Pero no tienes la honestidad de explicar el porqué de tu disgusto. 


Eso es lo que hacen las personas actualmente. 


Incluso otros van más allá y los insultan con vocabulario soez. 


Así que ya te imaginarás las “batallas” campales que se desarrollan en redes sociales. 


Claro está, todo el mundo es un varón de guerra detrás de un teclado. 


Pero de frente les da miedo decirte las cositas que piensan o sienten. 


El caso es que este tipo de acciones no son la única consecuencia de lo que nos sub comunicaron nuestros padres y entorno. 


Por ejemplo, hace unos días conocí el caso de un jovencito de mi localidad. 


Pese a su corta edad, sólo tiene 14 años, es una persona emprendedora. 


Bueno él estaba vendiendo jeans para mujer y le resultó una clienta. 


Él le llevó el pedido a su casa y la señora pues se lo probó y le preguntó cómo le quedaba. 


Él contaba que eso le quedaba espantoso, pero por el bien de su negocio, simplemente le dijo que le quedaba bien. 


Hombre, este muchachito se encartó con esa señora. 


Era evidente que desde el inicio esta ella quedó fascinada con el niño, ya que es un jovencito muy atractivo. 


A partir de ese momento le escribe y lo llama todos los días. 


Y tanto es el acoso que tuvo que poner a su señora madre a responder el teléfono. 


Si analizamos este caso, todo esto se hubiera evitado con la sinceridad. 


Con esto no estoy diciendo que si te encuentras en una situación similar le digas a tu cliente: “eso se te ve ¡horroroso!”. 


Esa sería una linda forma de ver fracasar tu negocio. 


Lo referido es que en vez de estarse escondiendo simplemente decirle a esa persona que no te interesa ese tipo de situaciones. 


En la actualidad, hombres y mujeres están desesperados por tener alguien a su lado. 


A veces la gente se pega de unas cosas o se aguanta situaciones delicadas únicamente por no estar solos. 


Así que debes tener mucha claridad con la gente cuando se trata de interactuar con ellos.

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lunes, 22 de enero de 2024

Disciplina con Amor: El Equilibrio Entre Corrección y Crianza Respetuosa



Disciplina con Amor: El Equilibrio Entre Corrección y Crianza Respetuosa

Muchas veces nos preguntamos si el castigo que le damos a los hijos los afectará o no en su vida adulta. 


La mayoría de los padres en la actualidad somos conscientes de la responsabilidad que tenemos en la forma de transmitir valores. 


Y por esta razón tomamos con pinzas la disciplina que tenemos para ellos. 


Muchos optan por tratar suavemente las indisciplinas de los hijos y hasta las faltas de respeto. 


Por ejemplo, en mi caso, cuando me di cuenta de que iba a ser padre, siempre tenía claro que a mi hijo(a) le iba a alcahuetear todo. 


Salvo una cosa y es que nunca le perdonaría las faltas de respeto. 


Y todo porque si yo le permitía ser grosero, en la calle no iban a tener la tolerancia o permisividad que yo tenía. 


Así que prefería disciplinarlo que otro fuera a hacerle daño por mi culpa. 


Y como todos sabemos, los padres solemos ser más condescendientes con las hijas. 


Así que en mi caso lo que dijera la muchachita se le complacía. 


Pero en cierta oportunidad y como a la edad de 3 años una vez que le advertí que no hiciera algo, me respondió: “no me regañe que usted no es mi papá”. 


Yo quedé asombrado, pero supuse que lo había escuchado esta frase en su jardín infantil. 


Entonces la llamé y le dije: “mira mi amor, yo soy tu papá”. 


“No soy tu amigo, ni tu compañerito del salón. Así que a mí me respetas. Soy tu papá y eso no te lo voy a volver a permitir. ¿Te quedó claro mi amor?”. 


Ella me respondió: “Si papi”. 


Bueno, meses después yo estaba hablando con mi señora madre y la niña llegó a jugar con su primito a mi escritorio. 


Entonces le dije: “mi amor por favor no juegues allí con tu primo que puedes dañar mi computador”. 


¿Y adivina que me dijo la muchachita? 


“No me regañe que usted no es mi papá”. 


Bueno, seguí usando mi hemisferio izquierdo para hablar con mi mamá, pero con el derecho se la tenía guardada a mi hija. 


Entonces cuando terminé la llamada, la busqué y le di un par de nalgadas que, hasta el día de hoy, aún se está sobando. 


Como que todavía tiene mis huellas digitales en la colita. 


Ella se quedó como sin aire, miró a su mamá, buscando la aprobación y ella solo le dijo: “mamita, ya su papá se lo había advertido”. 


Esa fue la última vez que la muchachita se atrevió a hacer el chistecito. 


Ahora que es una adolescente se acuerda y le da risa. 


¿Pero será que dañé de alguna forma a mi hija por corregirla con ese castigo? 


Mira, todo el mundo que conoce a Isabellita siempre dicen: “esa niña es una dama”. 


“Es muy educada y muy respetuosa”. 


Y a pesar de que va para su cuarto año practicando artes marciales y podría hacerle daño a los demás, es una persona muy cordial y educada con todos. 


¿Sabes que hubiera pasado si yo no hubiera castigado a mi hija en ese tiempo? 


Lo más seguro es que nunca hubiera sido la persona amorosa y cariñosa que todo el mundo conoce en la actualidad. 


No disciplinarla hubiera sido una falta de amor de mi parte. 


Mira hasta la fecha yo soy muy alcahueta con mi hija. 


Hablo mucho con ella y cuando es momento de aconsejarla, lo hago. 


Y cuando es momento de complacerla también. 


Pero siempre me baso en el amor y en todo lo que traiga para ella bienestar. 


También llegué a conocer el caso de una niña que se crio con su abuela. 


En cierta oportunidad la niña fue muy grosera con su abuela hasta el grado de casi agredirla. 


Entonces la señora llamó al padre y le dijo lo que había hecho la niña. 


El padre que estaba lejos la llamó y le dijo que respetara a la abuela que ella hacia todo. 


A lo cual la muchachita le dijo que lo iba a denunciar por maltrato a los hijos. 


El señor dejó de hacer lo que estaba haciendo y salió de inmediato para donde su hija y le dio garrote. 


Después le dijo “mamita bien pueda y me denuncia, pero su pela se la ganó”. 


Bueno, después de eso la niña se volvió super educada que hasta comenzó a saludar a todos los vecinos. 


Antes de eso, la niña era muy descortés con todos. 


Ahora era toda una dama. 


Y hasta se volvió la mejor estudiante de su salón. 


Muchos profesionales de la salud mental dicen que castigarlos lo traumatiza y bla bla. 


Lamentablemente tenemos que ser conscientes que siempre nos vamos a los extremos. 


O somos muy permisivos o somos muy tiranos. 


Muchos padres que tienen sus hijos en la actualidad en la etapa de adolescencia se están dando cuenta del error tan grande que cometieron al no corregirlos. 


Todos los extremos son malos en cualquier cosa que hagamos. 


Lo único cierto es que si tu no corriges a un ser humano cuando esta pequeño, no lo vas a poder hacer cuando crezca. 


No se trata de estarlos amenazando que les vas a pegar. 


Mira un error muy común que tienen las madres es amenazar con el “te voy a pegar”. 


O con el famoso “le voy a decir a tu padre cuando venga”. 


En ambos casos le estás sub comunicando al niño que no tienes autoridad y que cualquier orden tuya se la puede pasar por el forro. 


Hay que hablar con ellos, jugar con ellos y preguntarles siempre como se sienten. 


Más que comida y juguetes, un niño necesita atención. 


Ellos suelen hacer cosas para llamar tu atención, como por ejemplo ser indisciplinados. 


Hay que tener disciplina, pero con amor. 


Y tengas los problemas que tengas, recuerda que ellos no tienen la culpa. 


Solo quieren tu amor y atención.

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lunes, 4 de septiembre de 2023

La alarmante desaparición del respeto hacia los veteranos por parte de la juventud



La alarmante desaparición del respeto hacia los veteranos por parte de la juventud

No podemos generalizar, pero desafortunadamente en la actualidad, no existe mucho respeto de parte de la juventud hacia los veteranos. 


Y esto no solo proviene de estos últimos tiempos. 


Recuerdo que cuando yo era muy joven, más de lo que estoy ahora, escuchaba a los mayores también quejarse de este tipo de cosas. 


Esto es consecuencia de los cambios generacionales y culturales. 


A lo largo de la historia, cada generación ha experimentado cambios culturales, sociales y tecnológicos que han moldeado sus perspectivas y actitudes. 


Los valores y expectativas de los jóvenes pueden diferir de los de las generaciones anteriores. 


Lo que podría generar tensiones o desacuerdos en la forma de percibir y expresar el respeto. 


La brecha generacional puede llevar a una falta de comprensión mutua entre jóvenes y veteranos. 


Por ejemplo, hace años conocí del caso de los conflictos entre un abuelo y su nieto. 


El abuelo me llegó a decir que ese nieto no servía para nada y que solo lo estaban criando para ser delincuente. 


El nieto me decía que su abuelo al parecer nunca fue niño y deseaba que él viviera también amargado. 


Esto muestra que las diferencias en experiencias de vida, intereses y prioridades pueden dificultar la conexión y el respeto entre ambas partes. 


No podemos olvidar que, en algunos casos, la pérdida de ciertas tradiciones o valores culturales puede afectar la importancia que se da al respeto a los mayores. 


Si las enseñanzas sobre el respeto y la valoración de los veteranos no se transmiten adecuadamente, podría disminuir el respeto en las generaciones más jóvenes. 


Mira que cuando yo era niño, mis padres nos enseñaban mucho el respeto hacia los mayores. 


Y no solo era mi caso, sino también el de mis amiguitos. 


En cambio, esos padres de hoy en día permiten que sus hijos se pasen sus órdenes por el forro. 


Como quien dice, más huevos tiene una Coca-Cola que un padre actual. 


Un fenómeno muy curioso que se observa en la actualidad es el descontento con el pasado. 


Algunos jóvenes pueden sentirse frustrados o desencantados con decisiones o eventos históricos que involucraron a veteranos, lo que podría influir en su actitud hacia ellos. 


Y la verdad, estos jóvenes tienen total razón, pues uno no se explica como anteriormente fuimos tan sumisos, dóciles y obedientes ante cualquier cosa que nos dijeran, sin siquiera cuestionarla. 


Pero hay que tomar en cuenta que gracias a esos padres “sin pelotas”, los jóvenes actuales tienen más capacidad de pensamiento y no solo de adoctrinamiento. 


Los adoctrinan por otros medios, pero al menos, respeto a los padres, hay un poco de respiro. 


También debemos tener en cuenta que la estructura parental ha cambiado en nuestros días. 


La convivencia intergeneracional no es tan común como lo fue en el pasado. 


No hay una interacción entre jóvenes y veteranos, lo que dificulta la construcción de relaciones y de un respeto mutuo. 


Esto es la base de lo que vemos en la actualidad. 


Mira por ejemplo que los jóvenes no tienen un respeto por el uniforme de un servidor público como lo es la policía. 


Nosotros los que somos mayores, somos conscientes que, si no fuera por ese uniforme, nuestra sociedad viviría en un caos total. 


Esto sería como en el antiguo Oeste, todo el mundo armado y disparando para defenderse. 


Imagínate, no sentimos respecto por un uniformado que tiene un arma, que esperanzas de respetar o ser amables con una persona que tiene un uniforme y barre las calles. 


O que dirige el tráfico. 


Especialmente estos últimos son los menos respetados. 


Por eso yo digo que, de ser policía, militar, agente de tránsito, y persona que trabaja con público, líbrame señor. 


La gente en esos trabajos literalmente está arriesgando su vida. 


Y son trabajos que la gente no valora y no agradece. 


La gente en estos puestos es la que debería ser mejor pagada. 


Al contrario, los mismos gobiernos los miran solo como “carne de cañón”. 


Muchos de ellos abandonados después de haber pasado años en ellos, les dan una medallita y hasta luego. 


Es por es que mediante esta información quiero animarte a apreciar más a las personas que te rodean. 


No juzgues ni desprecies a nadie porque sea viejo, pues finalmente tú también vas para ese mismo sitio. 


Más bien escucha o aprende de la experiencia de los veteranos para que no cometas sus errores y puedas vivir siempre en bienestar.

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lunes, 27 de marzo de 2023

5 formas en que el CARISMA te trae BIENESTAR



5 formas en que el CARISMA te trae BIENESTAR

Hace algunos días se presentó un problema con unos vecinos que al parecer hasta se iban de golpes. 


Según lo que pude comprender de la situación era que uno de ellos estaba reconstruyendo su casa y al momento de pintar las nuevas rejas de seguridad de las ventanas, no tomó la precaución y manchó el automóvil del otro. 


Y ya te imaginarás el quilombo o como decimos en mi localidad, el “mierdero” que se armó. 


Bueno, y gracias al carisma de este angelito, al parecer intentaron cada uno contarme su versión para que los ayudara con la otra parte. 


Estos berracos ya me querían coger de árbitro. 


Y en este tipo de “chismes” yo no me suelo meter para nada, así que lo único que me limité a hacer fue escucharlos y devolverles la pelota con la pregunta “¿y qué piensas hacer?”. 


Sin embargo, después de todo ese evento, cuando ya estaba a punto de irme a dormir, uno de ellos me tocó la puerta para que le diera un consejo. 


No sabía si vender su auto o irse a otra localidad para evitar tanto problema, pues en el sitio donde vivió anteriormente le llegó a ocurrir algo similar. 


Al parecer lo estaba persiguiendo la mala suerte. 


Y la verdad puede ser muy desalentador salir de un sitio para encontrarse de nuevo con lo mismo. 


¿Y sabías que esto suele pasar mucho? 


Por ejemplo, cuando salimos corriendo de un trabajo por que tuvimos problemas con un jefe cansón, existen altas probabilidades que en el nuevo trabajo nos encontremos con alguien similar. 


Así que esto puede ir revelando que el problema no es el ambiente al que vayamos sino nosotros. 


Y tal vez en este punto me digas “Gabrielito lindo, si yo soy un ángel, un alma de Dios, ¿por qué me pasan este tipo de cosas?” 


Yo sé que es muy difícil para nosotros aceptar que nos equivocamos. 


Nos acostumbramos toda la vida a culpar a los demás incluso por nuestras propias decisiones. 


Mira el fenómeno que ocurre en las parejas. 


La gente se separa, pelea y luego culpa al otro porque hizo o no hizo esto o aquello. 


¿Pero quién fue el pendejo que viendo las señales se quedó allí de jetón? 


Porque las cosas malas no ocurren de la noche a la mañana. 


Estas siempre avisan con anticipación. 


Ya sea tu pareja, un jefe o cualquier otro, no amanece tratándote mal. 


Primero comenzó hablándote fuertecito o regañándote en nombre del orden o productividad. 


O tal vez te dio un “empujoncito”. 


Así que le comenté a este vecino que considerara que dentro de él existía algo que podría estarlo perjudicando vaya donde vaya. 


De inmediato me dijo “es cierto Gabrielito, usted le cae bien a todo el mundo”. 


“Siempre veo que lo buscan para hablar o hasta para consejos como en mi caso”. 


Y lograr eso es fácil pues existen 5 maneras de hacer que el carisma mejore tus relaciones en general. 


La primera es hablar con las personas. 


No se trata de chismear con ellos sino simplemente preguntarles como están. 


Un saludo no se le niega a nadie, ni unos minutos de interés en la persona tampoco. 


La segunda es saber “mediar” entre conflictos. 


Si observas, anteriormente te dije que no me gusta mucho servir de intermediario porque eso puede prestarse para conflictos con alguna de las partes. 


Simplemente es escucharlos y devolverles la inquietud preguntándoles que piensan hacer. 


La tercera es ofrecer ayuda. 


Por ejemplo, si un vecino se quedó fuera de su casa porque las llaves están dentro, puedes acercarte al menos para darle ánimos. 


¿Cuántas veces vemos con risa detrás de la cortina como estos pendejos intentan abrir su puerta a patadas? 


Bueno eso es una oportunidad para que la gente comience a respetarte y admirarte. 


La cuarta es ser amigable y comprensivo. 


En realidad, no sé qué ocurre con nosotros, pero entiendo que a veces nuestros problemas personales y estrés hacen que nos aislemos de los demás. 


Así que es bastante complicado este cuarto punto pues nos da pereza hasta saludar a otros. 


La quinta es promover la colaboración entre vecinos. 


Así como te vuelves un líder para reunir dinero en una fiesta para comprar licor, exactamente es hacer lo mismo para limpiar una zona verde o reparar algo de tu localidad. 


Mira, nosotros por lo general decimos que “nadie es monedita de oro para caerle bien a todo el mundo”. 


Pero si analizamos nuestras acciones, ¿cómo piensas caerle bien a todos, siendo una persona antipática y hasta antisocial? 


Es muy difícil hacer eso y esperar que la gente en la calle te ponga alfombra roja y te traten con amor y respeto. 


Así que, mediante esta información, quiero animarte a dejar de ser tan apático con tu propio bienestar. 


La mayoría de nosotros queremos vivir bien, pero en realidad que estamos haciendo para lograr eso.

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lunes, 6 de enero de 2020

El problema de las mentiras blancas



El problema de las mentiras blancas Se dice que las mentiras blancas o mentiras piadosas son afirmaciones falsas con una intención benevolente.

Es decir que se trata de hacer más digerible la verdad para que haga el menos daño posible.

Por ejemplo, si una persona importante para ti tiene sobrepeso y te pregunta cómo la ves, existen altas probabilidades de que le digas que se ve bien, aunque tú opines realmente lo contrario.

O tal vez tu jefe te llama para consultar por que no has llegado a tiempo a alguna cita y tú dices “estoy a 5 minutos, pero el tráfico me impide llegar a tiempo”, cuando en realidad ni siquiera has salido de tu casa.

Si analizamos que pasaría con una respuesta totalmente honesta ante los ejemplos anteriores podríamos decir que los resultados serían catastróficos.

Es por eso que la mayoría de nosotros preferimos ocultar la verdad o decirla a medias mediante las mentiras blancas o piadosas.

Podríamos decir en términos prácticos que esto se llamaría ser diplomático.

Lamentablemente los seres humanos perdemos el control sobre esta “diplomacia” y la comenzamos a hacer parte de nuestras vidas.

Con esto me refiero a que no solo llevamos las mentiras blancas a casos excepcionales, sino que lo manejamos todo el tiempo.

Todo esto se debe a nuestra disonancia cognitiva. Si no tienes idea de que significa esto te invito a mirar el tema anterior titulado QUÉ ES LA DISONANCIA COGNITIVA.

Nuestro ego constantemente nos está impulsado a justificar nuestras acciones para quedar bien y para proyectar una “buena” imagen ante los demás.

Esta es la razón por la cual las mentiras blancas o piadosas se salen de nuestro control y comienzan a complicarnos la vida.

¿Has escuchado la frase 9 de cada 10 problemas es por procrastinar? Pues el problema faltante es por la falta de claridad en nuestras comunicaciones.

Por muy claros que seamos al hablar, muchas personas van a pensar que dijiste A, cuando en realidad has dicho B.

Ahora imagina en lo que puede ocurrir si intentas decir una verdad o mentira a medias.

Las cosas se pueden complicar mucho y esto te puede traer mucho malestar.

Por ejemplo, conozco dos personas en mi localidad que trabajan juntas en una gran empresa.

Ambas han tenido buena amistad, pero en determinado momento su relación se deterioró por las mentiras piadosas.

Una de ellas le mintió sobre determinada transacción de dinero a la otra. Le ocultó lo que estaba haciendo.

Aunque la otra persona no saldría perjudicada por esto, pero al ser compañeras de trabajo también esperaría ganar dinero por dicha transacción.

Y mintió, no porque fuera mala persona o quisiera perjudicar a la otra.

Simplemente ocultó lo que estaba haciendo porque no quería compartir ganancias ya que consideraba que era su esfuerzo y otros no merecían obtener ganancias.

Si tan solo fuéramos claros al explicar lo que realmente queremos con las personas que nos rodean, nos evitaríamos muchos problemas.

¿Cuántas veces no hemos sufrido al lado de personas importantes para nosotros porque les toleramos cosas que no nos gustan?

Al parecer nos da miedo que se vayan a enojar o quizás vamos a echar a perder nuestra relación con ellos.

De mi señora madre siempre escuché la frase “es mejor colocarse colorado un ratico y no toda la vida”.

Tristemente durante gran parte de mi vida cuando algo no me gustaba respondía con violencia o de la misma forma que me sentía tratado.

En realidad, no hay necesidad de hacer eso pues simplemente siento totalmente claro con lo que te gusta o disgusta tu vida puede mejorar notablemente.

Pensamos que otros se van a enojar por que somos honestos y decimos las cosas como son.

Pero nunca va a ser así pues a todos nos gusta vivir en paz y armonía con los demás.

Solo que las personas no son adivinas para saber lo que tu deseas o te incomoda.

Y atención con esto no quiero decir que no debes ser diplomático.

Una cosa es ser honesto y otra ser un patán.

Muchas personas intentan disfrazar su falta de educación bajo la premisa de la sinceridad.

Tu puedes decir lo que realmente quieres o no quieres, pero todo bajo el debido respeto hacia los demás.

La gente por naturaleza te dará respeto si tu se los das primero. O también recibirás insultos si intentas pasar por encima de ellos.

Así que te animo mediante esta información a ser muy claro con lo quieres y no quieres antes las personas que te importan.

Y asegúrate de estar dando lo que piensas exigirles.
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Ingeniero de Sistemas e Investigador del Pensamiento Humano y las emociones, y como estas influyen en las decisiones que tomamos cada segundo para tener éxito o fracaso.

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