Retoma el control de tu vida. Estrategias efectivas para el control emocional

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lunes, 25 de noviembre de 2024

La Desconexión Espiritual y sus Efectos en el Mundo Físico



La Desconexión Espiritual y sus Efectos en el Mundo Físico

Desde que tengo uso de razón he escuchado que, si uno tiene la parte espiritual en buen estado, todo el resto de las cosas funcionan de maravilla. 


Cuando una persona se desconecta de su esencia espiritual, se crea un vacío interno que busca llenarse con elementos externos, a menudo sin éxito. 


Esta situación genera un ciclo de insatisfacción que afecta diversas áreas de la vida. 


Relaciones personales, manejo del dinero, paz interior, y la manera en que se enfrenta al mundo. 


No es lo mismo enfrentarse uno solo a las situaciones, que sentir que algo más grande que tú te está apoyando. 


Es por eso por lo que varias veces hemos mencionado en este canal que independientemente de tus creencias, vas a vivir una mejor vida, si crees que algo más grande te está apoyando. 


Para algunas personas, esta desconexión se manifiesta como un impulso a buscar validación y amor en lugares y personas que no siempre son sanos. 


En lugar de cultivar una relación auténtica contigo mismo y con su propósito espiritual, te embarcas en múltiples relaciones que no logran llenar ese vacío. 


Cuando no estás anclado en una relación espiritual consigo mismo y con el Universo, puede llevarte a que se busques amores efímeros o relaciones sin profundidad. 


Esperando que la próxima persona sea la que “cure” esa insatisfacción interna. 


Además, la desconexión espiritual a menudo conduce a problemas financieros. 


En muchos casos, el gasto excesivo o la acumulación de deudas se convierte en un intento de llenar un vacío. 


Comprar cosas o gastar dinero en experiencias materiales puede brindar una satisfacción temporal, pero es pasajera, ya que no satisface una necesidad interna de paz y propósito. 


Esta tendencia a buscar "fuera" lo que se encuentra en el "interior" también se refleja en cómo manejas tus recursos. 


Llevándote a una espiral de estrés y deudas que cada vez se hace más grande. 


Las relaciones con amigos, familiares y personas cercanas también sufren, ya que una persona desconectada de su ser espiritual no suele ver a los demás con el mismo amor y respeto. 


En su frustración y desconexión, puede que adopte actitudes defensivas o conflictivas, y los conflictos con las personas que la aman se vuelven comunes. 


A veces, esas personas, al intentar ayudar, se encuentran con resistencia, porque la desconexión hace que la persona no se sienta comprendida o valorada. 


En lugar de recibir amor, lo rechaza, y así alimenta el ciclo de insatisfacción y soledad. 


Reconectar con el espíritu no es fácil, pero el primer paso es reconocer esa desconexión. 


Hacerlo abre la posibilidad de comenzar a sanar, de encontrar paz, y de descubrir que la felicidad y la plenitud son internas. 


Esto no tiene nada que ver con apuntarte a una religión. 


Aunque hay personas que lo hacen, les funciona y eso está muy bien. 


Practicar el autocuidado, la meditación, y actividades que eleven la conciencia pueden ayudar a que te reconectes con el Universo, con tu propio corazón y, eventualmente, con quienes te aman. 


Es por eso por lo que mediante esta información te animo a buscar primero en tu interior. 


En la gran mayoría de los casos, esos deseos que tenemos solo son un llamado urgente a prestarle atención a algo que ya tenemos y hemos olvidado en nuestro interior. 


Lo que tanto buscamos, simplemente es para ser felices. 


Y por si no lo sabias, la felicidad es una elección que tienes que hacer cada día. 


No va a llegar como consecuencia de tener algo, sino de elegirlo cada segundo.

 

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lunes, 21 de octubre de 2024

Las Trampas del Deseo: ¿Cuándo Es Mejor No Cambiar?



Las Trampas del Deseo: ¿Cuándo Es Mejor No Cambiar?

Por naturaleza, todos los seres humanos siempre queremos estar bien. 


Desde mi punto de vista, esto se debe a esa estructura mental que hemos denominado en este blog como Ego. 


Este ego siempre nos está impulsando constantemente a ser más y tener más. 


De allí provienen esos “antojos” que a veces nos dan por las cosas. 


O también la envidia que nos produce saber que alguien más consiguió eso que nosotros hace mucho tiempo estamos persiguiendo. 


Sin embargo, a veces somos muy malagradecidos con nuestra vida y lo que tenemos o hemos logrado, gracias a esta “característica”. 


¿Cuántas veces no nos hemos equivocado o cometido el error de soltar algo para tomar algo mejor y resulta que no era por allí? 


Respecto a esto, hace algunos días, mi nutricionista me contó una historia acerca de un amigo suyo. 


Este señor tenía un muy buen trabajo, en el cual tenía muchas ventajas. 


Tales como mayor tiempo libre, más autonomía para realizar su trabajo, etc. 


Sin embargo, llegó el momento en que se encontró con un vecino suyo. 


Este vecino trabajaba para una compañía similar y con mucho entusiasmo le recomendó que esta empresa tenía muchas ventajas y bla bla. 


Entre esas ventajas era que si se cambiaba ganaría mucho más dinero que en la actual. 


Bueno, este paciente ni corto, ni perezoso, salió corriendo a renunciar a su trabajo actual para cambiarse de compañía. 


¿Y sabes cuál era la diferencia salarial? Aproximadamente de unos 10 dólares. 


Ahora se arrepiente porque no le ha ido nada bien. 


Demasiado estrés y poco tiempo hasta para sí mismo. 


A veces creemos más en la experiencia de otros que en nuestra propia experiencia. 


Si algo funciona para una persona no necesariamente va a suceder lo mismo con el resto. 


Por eso si estas bien no pienses que debes buscar algo más. 


¿Y no ha de faltar el paciente que diga que eso es mediocridad, pero si algo está bien porque desecharlo? 


Como reza el dicho popular: “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. 


¿Quiere decir esto que debemos quedarnos dónde estamos? 


¡Jamás suceda eso! 


Recuerda que una de las reglas más importantes de la vida es ser estratégico y prudente. 


Antes de hacer las cosas debemos indagar, ser pacientes e ir probando poco a poco. 


No salir corriendo a “meter las patas”, para luego estar mirando al cielo con las manos empuñadas y decir: “por qué a mi Señor!”. 


Nosotros tenemos que ser mansos como palomas, pero ASTUTOS como serpientes.

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lunes, 6 de mayo de 2024

¿Éxito o Fracaso? La Verdad que se Oculta detrás de las Apariencias Laborales



¿Éxito o Fracaso? La Verdad que se Oculta detrás de las Apariencias Laborales

Uno de los mayores temores que tiene una persona que ha terminado sus estudios y se dispone a caminar por la vida laboral es tener éxito en eso que eligió profesión. 


Lamentablemente, tenemos problemas con esa palabra éxito, pues la mayoría relacionamos esto con el éxito financiero. 


Es decir que, si estudiaste para ser veterinario y no tienes los multi millones que otro veterinario tiene, entonces has fracasado. 


Y peor aún, más cruel es haber estudiado esa carrera y terminar por ejemplo trabajando en otra cosa. 


Por ejemplo, conozco de primera mano, el caso de una persona que fue 10 de 10 durante toda su etapa como estudiante. 


Incluso desde sus primeros años en el jardín infantil, esta personita resaltaba por sus capacidades. 


Todo el mundo tenía altas expectativas sobre esta persona. 


Pero cuando llego el momento de enfrentarse a la vida laboral, ¿adivina que ocurrió? 


Bueno, digamos que se pifió y terminó trabajando en un humilde puesto de una importante compañía. 


Haciendo cosas que no tienen nada que ver con su profesión. 


Las personas a su alrededor dicen que ha fracasado. 


¿Pero en realidad podemos llamarlo así? 


¿Cómo podemos definir el éxito o fracaso? 


Bueno, esto fue una pregunta que me hice hace mucho tiempo cuando mi hija Isabellita venía en camino. 


Recuerdo que cuando la mamá tuvo su primera ecografía, yo avisé en la empresa para la cual trabajaba y unos compañeros decidieron asistir conmigo a esa cita. 


Cuando nos bajamos del auto, se me vino a la mente, que pasaría si dentro de algunos años, Isabellita me preguntara si yo era feliz en mi trabajo. 


¿Qué le respondería? 


Obviamente sentiría vergüenza de responder afirmativamente a esa pregunta pues yo no era feliz en ese trabajo. 


Y eso que no era un “mal” trabajo, pues yo ganaba muy bien. 


Así que, a partir de ese momento, y no tenía la menor idea de cómo hacerlo, iba a trabajar en aquello que a mí me apasionaba que era escribir código para desarrollar aplicaciones. 


Unos meses después conseguí ese trabajo soñado. 


Pero antes de conseguirlo, también me propuse a hacer eso que me tocaba de la forma más placentera posible. 


Allí me di cuenta de que comencé a disfrutar de ese trabajo que no me gustaba. 


Y lo comencé a hacer tan bien que hasta me aumentaron el sueldo. 


Finalmente me fui y hasta hoy, después de muchos eventos aún me siento feliz trabajando en eso que tanto me apasiona. 


Podemos concluir de esta historia que por muy bien que ganes, sino eres feliz o no te apasiona eso que haces, eres un fracasado. 


Hace muchos años conocí a un joven que me contó que trabajaba en algo que no le gustaba pero que ganaba muy bien. 


Y adivina como era su vida. 


Retomando el primer ejemplo que la persona de mi entorno, el fracaso de ella no es por haber sido una excelente estudiante y terminar trabajando en un humilde puesto. 


Su fracaso es que NO disfruta ese humilde puesto que le “tocó”. 


Cuando uno disfruta lo que hace, no solo deja de trabajar, sino que su entorno comienza a cambiar y el resto de las cosas, como el dinero, vienen por añadidura. 


Siempre que salgo a las 5am a realizar deporte, me encuentro a personas cabizbajas, con estrés, preocupación, miedo o cualquier otra emoción negativa, yendo a sus trabajos. 


Por mucho dinero que gane una persona, ¿crees que bajo esas condiciones tendrá éxito en la vida laboral? 


Recuerdas que me cuestionaba, ¿qué le diría a mi hija cuando me preguntara si yo era feliz en mi trabajo? 


Curiosamente hace algunos días no me lo preguntó, sino que me lo afirmó. 


Así que quiero animarte, mediante esta información a que comiences a evaluar si estás feliz con los resultados de tu vida. 


Si la respuesta es negativa, comienza a disfrutar de eso que realizas cada día. 


Puedes usar tu imaginación, pensando que estás en una película, haciendo una misión importante o cualquier cosa que a ti se te ocurra. 


Te aseguro que cuando encuentres placer en eso que haces, dejarás de trabajar.

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Ingeniero de Sistemas e Investigador del Pensamiento Humano y las emociones, y como estas influyen en las decisiones que tomamos cada segundo para tener éxito o fracaso.

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