En esta entrada hablaremos sobre la Muerte para poder llegar a una consciencia de Vida. Tú te estarás preguntando, ¿y este por qué me habla de la Muerte si es algo horrible? Muy simple y te tengo una noticia. Te vas a morir. Algún día. Y no solo tú, tu familia, tus amigos. Todos vamos a pasar por ese proceso porque es un ciclo natural y no debemos ahora llenarnos de temor pues si tomamos en cuenta lo que dijo el sabio filósofo Sócrates, “aquella persona que le tiene miedo a la muerte debe ser una persona sabia, pues conoce y habla de algo que jamás ha vivido”.
Y esto es muy interesante, pues en realidad ¿cómo alguien que jamás ha muerto te puede hablar de la Muerte? En realidad a lo que le tenemos miedo es a lo que nos han dicho, pues nuestra mente recrea las palabras que llega a decir una persona sobre cualquier tema como lo explicaba en la entrada, MOVIENDO MONTAÑAS.
Lo único cierto que podemos tratar sobre el tema, de acuerdo a nuestra experiencia es: la vida como tú la vives en el estado sólido en el que te encuentras actualmente como tú, no lo volverás a vivir. No te puedo decir que ocurrirá o si no ocurrirá nada. Solamente podemos por nuestra experiencia conocer que el que se va, si regresa, (asumiendo que lo hace) no regresa en su estado de partida es decir en el mismo cuerpo físico.
Pero de que nos sirve tener esta consciencia sobre la Muerte. Muy simple, este día es uno más que te acerca a ese momento. Entonces ¿por qué perder el tiempo en enojo y castigos contra otras personas o castigándote a ti mismo?
Mira yo conozco personas que se enojan hasta 15 días con su pareja porque esta no “adivinó” que el café no le gustaba con azúcar blanca, sino morena. Y dicen “pero si tú me conoces, deberías saber que me gusta con azúcar morena!” y dicha persona “castiga” a otro ser durante 15 días sin hablarle o sin prestarle atención con el fin de que sienta la falta que ha hecho y la corrija, pues ese es el fin de todo castigo.
¿Y qué genera todo este enojo? Que pierdas la razón de ser. Que no puedas vivir la vida y que la dejes pasar detrás de ti.
Algunas personas que se han encontrado cercanos al final de sus días han documentado que durante esos instantes ocurre un fenómeno que podríamos definir como una regresión. Es aquí en este proceso donde nuestra mente comienza a depurar lo que ha estado ocurriendo durante la vida y a sacar conclusiones sobre esta. Supongo que es un inventario final de nuestra consciencia sobre nuestros hechos y experiencias. Esto lo puedes comprobar claramente en el poema de Jorge Luis Borges titulado “Instantes”.
Tu mente comienza a “despertar” y comienzas a darte cuenta que si hubieras hecho esto mejor, o aquello, o si hubieras dicho o no dicho, etc. Pero de acuerdo a mis investigaciones los complejos de culpa no son nada ante esta pregunta: ¿Pudiera haber vivido mejor y disfrutar la vida si no hubiera perdido el tiempo en enojos o castigos hacia mí o hacia otras personas?
Mucho se ha hablado que la pornografía destruye la percepción sobre la sexualidad humana. Esta misma destrucción de la percepción sana de la vida ocurre a través de las telenovelas, música que yo denomino "el yo me mato" y las películas de dramas. Aunque nosotros pensemos que es un juego, dentro de nosotros hay un ser emocional que nos ha acompañado toda la vida y el cual no funciona o responde por lógica, sino por emociones. Es como un niño que obedece al pie de la letra lo que le estamos transmitiendo a través de nuestro sistema emocional. Las novelas son dramas de 100% sufrimiento, dolor, envidia, celos, enojo, desconfianza, pobreza, angustia y eso es exactamente lo que tu ser emocional capta. ¿Te ha pasado que sientes “bronca” con el “villano” de alguna novela que veas seguido? ¿Y sientas alegría cuando al protagonista le sale por fin bien algo de lo intenta?
Entre más dolor conozca tu cerebro, más dolor te traerá a tu vida este. No te acostumbres al malestar pues más malestar traerá a tu vida tu ser emocional. Aprende a escuchar tus emociones. Entra en contacto con ellas y acéptalas. Según Carl G. Jung cuando negamos una parte nuestra, esa parte se desintegra y nos volvemos más disfuncionales.
Si sientes enojo aprende a aceptarlo y a expresarlo sanamente. Si no quieres hablar, no hagas daño a las personas que amas. Simplemente diles que estás enojado y no deseas hablar en ese momento. ¿Te imaginas cuanto dolor puedes evitar a otros y a ti mismo si te sinceras y expresas con tiempo lo que sientes?
No esperes a estallar en ira. No solo perjudicarás a otras personas sino que perjudicarás tu sistema nervioso con las fatales consecuencias de generación de químicos en tu cuerpo que gestarán enfermedades en el futuro.
Es precisamente este tipo de estados los que nos hacen percibir la vida como algo que no nos pertenece, que no somos parte de ella y que solo otros tienen derecho a vivir y a disfrutar. Es por eso que en estos estados te sientes mal. Sientes malestar y te has acostumbrado tanto a esto que piensas que es normal. Y como es “normal” no escuchas al ser más importante en tu vida, tu Ser Interior o Ser Emocional.
Las emociones son formas de comunicación con nuestro interior donde se encuentra la solución a todas nuestras situaciones dramáticas. Presta atención. El mensaje es simple y claro “quiero vivir bien, en abundancia y en bienestar. Quiero amar y ser amado. Quiero vivir en paz y compartiendo mi decisión de ser feliz con los que me rodean.”
Hace poco, me encontré una buena amiga de hace muchos años. Yo sabía que hace menos de un mes se había casado y le pregunte como iba. Ella me respondió que bien, pero por su tono de voz y su cara, le dije: “si estás bien, deberías decírselo a tu cara porque todavía no lo sabe”. Esto es un ejemplo clásico de una mente acostumbrada al malestar. “Se supone” que cuando una persona está recién casada está súper feliz, pero si el cerebro de esa persona está acostumbrado al enojo, a la desconfianza, al dolor, pues va a buscar los pequeños detalles para seguir en ese estado emocional.
Mira, yo sé que conscientemente nadie se levanta en las mañanas y dice “HOY VOY A JODERME LA EXISTENCIA Y JODERSELA A LOS DEMAS”. Nadie hace eso porque detrás de lo que buscamos está el vivir en paz y en armonía y amor con los demás y consigo mismo.
No. Conscientemente no te levantas a sufrir, pero inconscientemente SI. Y lo haces porque te levantas pensando en angustia. Te acuestas pensando en angustia y lo que tienes que hacer dentro de algunos días. Es normal sentir angustia si algo te amenaza de inmediato. Pero sentir angustia y dolor por algo que ya paso o que no sabes si pasará en el futuro es locura.
Y si haces una encuesta de quien quiere seguir como está actualmente yo creo que no llegamos al 1% de aquellos que digan que están satisfechos con su vida actual. Pero esa gran mayoría inconforme tampoco hace nada por mejorar su situación. Si yo te pregunto si quieres tener una mejor vida, te aseguro que me dirías sin pensarlo que SI. Pero te pregunto, ¿qué estás haciendo para tener esa mejor vida?
Si eres sincera, sincero contigo misma o mismo, tal vez me digas que no estás haciendo nada. Tal vez estés esperando que las cosas cambien de repente y mejore tu situación automáticamente. Te tengo dos noticias y te las digo para que reacciones. La primera es que tienes poco tiempo. Recuerda lo que hablamos al principio de esta entrada. Y la segunda es que tu vida se mueve por tus emociones y si estas no comienzan a cambiar, pues tu vida jamás va a cambiar.
No esperes a llegar al final de tus días y decir lo que expresa el poema de Jorge Luis Borges sobre el final de la vida. No esperes a que todo esté bien para vivir en bienestar. Tienes todo en tu interior para hacerlo pero debes darte una oportunidad.
Mira, mi interés no es que vivas la vida como yo lo hago. Eso es un problema que tú debes resolver y es cómo debes vivir. Tomar tus propias elecciones en la vida para lograrlo porque se trata de tu existencia. Pero si te puedo decir cómo me levanto hoy en día, con el mismo entusiasmo de cuando estaba pequeño. Lo primero que hago es ponerme de pie y abrir mis manos. Lo hago como un símbolo que ese día estoy abierto y receptivo a todo lo bueno. Y segundo para agradecer este maravilloso día porque aunque no lo creas, para mí la vida es maravillosa. Una maravillosa aventura que está lista para ser vivida, experimentada. Y ese día me trazo lo que tengo que hacer para avanzar un paso más en no solo vivir en bienestar sino en cumplir lo que tengo que hacer para escalar un paso más hacia la grandeza.
Esto que te cuento no fue cosa de un día. Ha sido el producto de varios meses, quizás años en enseñarle a mi cerebro y a mi ser emocional que existen otros caminos. Que la “verdad” que me enseñaron me sirvió en el pasado pero ahora esos conceptos y emociones son inútiles en mi vida de bienestar actual. También tuve que pasar por el proceso de aceptar mis emociones que incluyen culpa, vergüenza, dolor, angustia, etc. y te digo de todo corazón que vale la pena invertir tiempo, dinero y disciplina en cambiar tus emociones.
Te deseo lo mejor y espero que tomes acción a partir de este instante de vivir una vida de éxito.
INSTANTES
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares a donde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.
Poema atribuido a Borges, pero cuyo real autor sería Don Herold o Nadine Stair.