Una de las cosas que más atormenta al ser humano es el pasado.
Por ejemplo, muchas veces nos quejamos de las cosas que pudimos hacer y no hicimos.
En mi caso, hace ya varios años vi a una pareja discutir frente a una estación de policía para ver quien se quedaría con su pequeña hija.
Ese día me limité a verlos discutir, pero en mi interior algo me decía que debía hablar con ellos y hacerles ver que la única perjudicada de esa situación era su hijita.
Pero ya sabes, me dejé llevar del miedo que me trataran de metido, o hasta ganarme un insulto por “colaborambon”.
Así que más bien me quedé calladito, porque así me veía más bonito y no hice nada.
Aunque por mucho tiempo esto me atormentaba, pues quien sabe si mi acción le hubiera cambiado el destino a esa pequeñita.
Otro caso muy común de este tipo es el pasado que tuvimos con nuestros padres.
Hace pocos días visite en su casa a un buen amigo.
Y resultó hablando de sus padres de una forma muy despectiva.
Este amigo, ya hace mucho rato me había comentado su infancia y no había sido para nada agradable.
Desde muy niño le tocó hacerse cargo de sí mismo por el abandono de sus padres.
Y no puedo salir en defensa de quien ha hecho daño a otros y sobre todo a un niño, pero pregúntate, ¿de qué sirve ese resentimiento en la actualidad si esas personas ya no están vivas?
Mira, por muchos años yo llegué a sentirme mal por el holocausto realizado durante la segunda guerra mundial.
Una cosa que pasó cuando ni siquiera yo había nacido.
Y entiendo que esto es parte de la empatía humana, pero ¿de qué sirve lamentarnos por cosas que pudimos pensar y no pensamos?
¿Por cosas que pudimos decir y no dijimos?
¿O por cosas que pudimos hacer y no hicimos?
Pero eso existe ese dicho popular que reza: “de nada sirve llorar sobre la leche derramada”.
Y tal vez en este momento me digas: “Gabrielito lindo, en teoría sabemos que no podemos hacer nada por el pasado, pero ¿cómo podemos entonces dejarnos de sentir mal por ello?”.
Bueno, esto es muy simple. Si observas, las emociones dependen mucho de lo que tienes en tu mente.
Si alguna vez has discutido con algún desconocido, habrás notado que, durante todo ese día o parte del siguiente, te sientes mal por ello.
Sobre todo, cuando vienen a tu mente nuevas respuestas que pudiste haberle dicho a esa persona y no se te ocurrieron en el momento.
¿Notas que estás recreando en tu mente la situación y vienen de nuevo esas emociones del momento?
Hasta sientes rabia y tu cabeza se pone caliente, a pesar de que esa persona ya no está frente a ti.
Bueno, para dejar de sentirte mal por cosas del pasado es simplemente quitar tu enfoque de esa información.
Mas bien enfócate en lo que aprendiste de esa situación.
Digamos que, en mi caso, con la pequeña cuyos padres discutían por su custodia, aprendí a no quedarme callado cuando mi interior me dice que debo actuar.
Mira, nosotros no podemos perder tanto tiempo de nuestra vida, lamiéndonos las heridas del pasado.
Ya está, no se puede hacer nada y hay que seguir adelante.
Esta vida es muy cortita y hermosa como para dedicarla a algo que no sea disfrutarla.