Esta es una pregunta que puede parecer algo absurda porque nuestra mente lógica de inmediato piensa en el tamaño. Y no está muy lejos de ser verdad. Veamos porque:
Cuando un elefante nace, para ser entrenado una de sus patas traseras es atada a una estructura de metal muy poderosa. El pequeño elefante pronto aprende después de su lucha que es “imposible” moverse de donde está. Con el paso del tiempo cuando el animal es adulto, este puede ser atado de una pequeña rama y el jamás se moverá de allí porque piensa que es imposible.
¿Qué ocurre con las abejas? Según las leyes de la aerodinámica, estos pequeños insectos no deberían volar pues sus cuerpecitos son muy grandes y gordos para sus pequeñas alas. Sin embargo las abejas ¡vuelan! ¿Por qué ocurre esto? Porque las abejas no escuchan ni saben de leyes de aerodinámica y simplemente creen que pueden volar.
De esto aprendemos que la diferencia entre un elefante y una abeja es el tamaño pero de sus pensamientos. Todos hemos sido condicionados desde muy niños a retirarnos. A no intentar y que no merecemos. ¿Quién nos enseñó esto? ¿Por qué lo aceptamos? Y mejor aun, ¿por qué seguimos aceptando esto como una verdad?
Debemos ser como las abejas que no escuchan sino su propia voz y tomar la determinación de hacerlo a pesar de las “estadísticas de los expertos”.
