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viernes, 23 de abril de 2010
Cuando el temor nos alcanza la carrera de la vida
Por Ingeniero Gabriel Salazar2:30:00 p.m.Anclajes, Ayuda psicológica, Cobardía, Figura pública, Motivación, Programa mental, Psicología, Superación Personal, Temor, Valentía, Valor
2 comentarios:
El día de ayer escuché una noticia triste de una mujer, una figura pública que según informan algunas personas se suicidó. Debo confesar que desde aproximadamente Noviembre de 2006 corté todo contacto con la radio, prensa y televisión y las únicas noticias que escucho son las de parientes y amigos, aunque presto muy poca atención a dichos temas.
Pero este tema llamó mi atención de forma muy especial, no solo por el concepto dual de cobarde o valiente sobre este tipo de acción, sino porque en mi vida he conocido dos personas que sus parientes han vivido esta experiencia trágica.
Realmente no sé si ese acto es valentía o cobardía. Lo único que me admira es: para que una persona llegue a ese estado debe vencer el impulso natural de la Vida, es decir el instinto de supervivencia. ¿Te imaginas vencer una fuerza tan poderosa como lo es la Vida que se abre camino en todo lado y ante cualquier circunstancia?
Sin embargo eso es posible pues en algunos momentos cuando nos llega un ataque de pánico donde piensas que todo está en tu contra, y que algo o todos te están haciendo daño, y los que están alrededor viven su vida normal, te aseguro que no es tan divertido como suena. Muchos hemos sentido esos ataques de pánico pero no con la intensidad que lleva al desespero de vencer la fuerza de la Vida.
Es tanto el temor que prefieres no continuar, tu cerebro te apoya y comienzas a sentir emociones destructivas para lograr el objetivo que es escapar del dolor. La pregunta es ¿por qué se llega a este estado, una persona que se supone que vive una vida de éxito o al menos no sufre en apariencia?
Es allí donde no debemos juzgar a nadie por sus actos, pues si manejáramos la misma información que dicha persona, te aseguro que actuaríamos de la misma manera. En entradas anteriores hablábamos de los programas mentales y como estos impedían nuestras metas o nos impulsaban a lograr lo que deseábamos. Debido a nuestra educación y condicionamientos sociales, hemos formado durante muchos años programas mentales de todo tipo. Solo basta con un evento disparador o anclaje para que este se ejecute. No te imaginas todo lo negativo que hemos estado alimentando durante años y que cosas pueden perjudicarnos enormemente o a nuestros seres amados. Cualquier evento puede disparar dichos programas mentales. Por eso es muy importante educarnos y tomar contacto con nuestro propio ser.
Este anclaje o gatillo puede ser un color, un aroma, una palabra, una situación o cualquier cosa que esté relacionada al programa mental. Para ilustrarlo, pongamos el ejemplo de una madre en embarazo. La madre se encuentra viendo una telenovela donde un hombre está maltratando a una mujer en un comedor. La madre se asusta y transmite las mismas emociones al bebé. El pequeño cerebro en formación toma la información percibida por su madre y la neuro-codifica por medio de neuro-transmisores, que son substancias químicas con información. Esta información queda almacenada en las células en la forma que podríamos llamar recuerdo de la emoción.
Cuando el bebé nace, crece y ahora pasa a ser adulto, esa información ha seguido allí, guardada como un programa mental. Lógicamente no somos conscientes de esta información. Pero si ve a sus padres discutir en el comedor, este será el gatillo que dispare la información guardada pues el cerebro humano trabaja basado en asociaciones. ¿Has notado lo que hacemos para recordar nombres o datos? Usamos la asociación de lo conocido para memorizar.
Entonces el cerebro de la persona del ejemplo al traer el evento guardado anteriormente comienza a generar las emociones de miedo, desgano, pánico, etc. que finalmente guardó en el evento inicial. Y así comenzamos a sentirnos de formas específicas sin tener razón aparente.
Estos anclajes o gatillos también podemos programarlos nosotros mismos. Por ejemplo puedes usar una señal en tu cuerpo, digamos tomar tus dedos índice y anular y colocarlos en tu frente o en tu pecho. Yo personalmente uso el de empuñar la mano derecha. Al tener un gesto seleccionado, puedes comenzar a hacer afirmaciones tales como “todo está bien”, “soy feliz”, “confío en la Creación y me atrevo a vivir. Confío en la creación y sé que todo está bien”.
Cada vez que vivas un evento alegre o te sientas feliz por ejemplo al imaginar o recordar un evento maravilloso en tu vida, entonces utiliza el gesto corporal. Esto hará con el tiempo que tu cerebro se condicione a sentir emociones positivas con ese gesto y habrás creado un anclaje positivo. En mi caso, cuando siento emociones negativas, siempre aprieto mi mano derecha y digo “confío en la Creación y me atrevo a vivir. Confío en la creación y sé que todo está bien”. Esto hace que comiencen a generarse emociones de esperanza, poder, alegría y fortaleza, ganas de vivir y de amar. De ser feliz y de ayudar a otros.