Desde que estaba muy joven mi señora madre siempre me decía que yo era muy confiado con las personas.
Y que no debía ser tan trasparente con ellas, pues lamentablemente no conocemos las intenciones de los demás.
Lo que ella me decía, yo me lo pasaba por el forro y seguía sin ninguna novedad con todos los que me rodeaban.
Y puedo decir que a nivel general las personas que me rodearon correspondieron a esa “trasparencia” que yo les confiaba.
Pero también tengo que decir que en este caso fui muy afortunado pues tenemos que admitir que esto no es un mundo de arcoíris y ositos cariñositos.
Como es lógico también llegue a dar con unos amiguitos... que válgame Dios.
Pero fueron casos excepcionales.
El ser humano todavía mantiene esa parte animal de supervivencia y a la menor oportunidad en la cual pueda sacar ventaja, no lo va a dudar.
¿Quiere decir esto que debemos vivir prevenidos con todos los que nos rodean?
Es triste decirlo, pero es así.
Al menos en mi caso me fue “bien”.
Pero nunca te puedes confiar en tu buena suerte.
Hay personas que están en tu vida esperando ver tu caída.
O al menos intentando saber qué haces para tratar de trabarte el camino y así no te vaya a ir mejor que a ellos.
Por ejemplo, en mi localidad, conozco el caso de un buen amigo mío.
Toda su vida fue muy buena gente y servicial con todos.
Esto siempre la causo la explotación física y emocional de parte de su entorno.
Es decir que todos se aprovechaban de su buena voluntad.
Cuando yo lo conocí lo molestaba mucho y le decía las mismas palabras que mi señora madre me repetía en mi juventud.
Y cuando le pasaba algo malo siempre le decía: “repita conmigo, tengo que avisparme”.
Hoy en día que ya abrió los ojitos, tiene la tendencia a irse al otro extremo.
Como quien dice, hemos creado un monstruo.
Lamentablemente el ser humano no aprende por dichos o experiencia de terceros.
Siempre nos gusta vivir el dolor para luego decir: “fíjate que tenías razón”.
Mira uno no puede andar paranoico pensado que todo el mundo te va a hacer el mal, pues eso te impedirá relacionarte con otros.
Incluso esa clase de pensamientos te robará el bienestar.
A la gente que lo rodea hay que probarla de vez en cuando en cositas.
Observa sus actitudes cuando te dicen algo, sobre todo cuando te están recomendando hacer algo.
¿Te desaniman cuando vas a hacer un proyecto?
¿Minimizan tus logros o cosas que adquieres?
¿Te hablan periódicamente con sarcasmo?
Si la respuesta es afirmativa a alguna de estas o similares preguntas, HUYE lejos y nunca regreses.
Mira, en el lugar donde vivo yo soy “amigo” de todo el mundo.
Con todos me llevo bien, soy amable y hasta si en algún momento les puedo ayudar, con mucho gusto lo hago, que para eso estamos los amigos multimillonarios.
Pero eso sí, en mi casa no entra NADIE.
Y mucho menos en mi vida privada.
En hay que guardar absoluto secretismo.
Solo con muy pocas personas tengo algo de apertura.