Retoma el control de tu vida. Estrategias efectivas para el control emocional

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lunes, 12 de septiembre de 2022

Cuando el duelo se convierte en patología



Cuando el duelo se convierte en patología

Absolutamente todos los seres humanos, hemos experimentado la trágica perdida de alguien importante para nosotros. 


Y quizás los únicos seres “inmunes” a este dolor son los más pequeños pues aún no tienen conciencia de muchos de los procesos de la vida. 


Es por eso que se ha llegado a afirmar popularmente que un niño pierde su inocencia en el momento en que es consciente de la muerte de sus padres. 


Por ejemplo, en cierta ocasión vi a una amiga subir un vídeo de su pequeña llorando porque fue consciente que sus padres en un futuro ya no estarían acompañándola. 


Y para no ir más lejos, mi hija Isabellita, tomaba la muerte de su señora madre como una broma. 


Pero a medida que fue creciendo, la llegue a ver en alguna oportunidad llorando por la pérdida de sus padres. 


Menos mal que tiene de padre a un angelito inmortal. 


Pero como reza el dicho popular, una cosa es invocar al diablo y otra verlo aparecer. 


Es muy diferente hablar de estos temas, a posteriormente experimentarlos en carne propia. 


Cada ser humano maneja el proceso de duelo de formas distintas. 


De hecho, conocí que, al sur de mi país, los seres queridos que se van, los despiden con música y fiesta. 


Y para no ir más lejos, algo similar realizan los mexicanos. 


La mayoría, por el contrario, terminan arrojándose a la tumba del ser que acaban de perder. 


Sus emociones son tan intensas en ese momento que se quisieran ir con esa persona, pues se sienten solos y devastados. 


A pesar de las diferentes manifestaciones del ser humano, este tiene unas etapas más o menos similares para todos. 


En su orden son la negación cuando pensamos que no es justo, o que es imposible que eso haya ocurrido. 


Finalmente, con esto tratamos de evitar el dolor al negarlo. 


Con el tiempo viene el enfado, pues una de las herramientas que utiliza nuestro cerebro es la rabia ante emociones de baja vibración como son la tristeza o el miedo. 


El ser humano no puede estar mucho tiempo bajo la influencia de emociones de baja vibración, debido a las fuertes dosis de cortisol, que estas producen. 


Luego viene la negociación, que es una forma de fantasear con la realidad que estamos viviendo y ver como revertirla. 


Posteriormente puede venir el miedo o depresión. 


Y finalmente viene la aceptación de la pérdida. 


Es como el punto donde hacemos consciencia que ya nada se puede hacer y no podemos desgastarnos en algo que se sale de nuestro control. 


Y quizás en este momento me digas: “pero Gabrielito lindo, yo conozco personas que llevan años, llorando la muerte de un ser querido”. 


Pues fíjate que yo también he visto este mismo tipo de comportamiento. 


Es en este punto donde la ciencia lo llama el duelo patológico o más bien enfermizo. 


Es cuando la persona se queda por mucho tiempo padeciendo por ejemplo la cuarta etapa que es el miedo o depresión. 


Aquí es cuando hemos escuchado de personas que fallecen de “pena moral”. 


Esto tiene que ver mucho con los apegos que desarrollamos en las interacciones con esa persona. 


Recuerda que esto es el resultado de no resolver muchas cosas que traemos desde la infancia, ahora que somos adultos y podemos hacernos cargo de nosotros. 


Lamentablemente es más fácil resolver esto mediante los apegos hacia otros que trabajar con nosotros mismos. 


Es más fácil recibir “el amor” y apapachos de terceros, que pasar por el dolor de enfrentar cosas dolorosas de nuestra infancia. 


Pero también existe otra forma más de duelo que es el postergado. 


Personalmente yo he sentido este tipo de duelo en el cual durante el evento de perdida a mí me vale. 


El dolor me lo he pasado por el forro mientras la gente a mi alrededor sufre. 


Con el paso de los años he llegado a sentir esa pérdida, no con la misma intensidad. 


Pero es como si tiempo después hiciera consciencia de esa persona y que ya no está, y la comienzo a extrañar. 


Al parecer esto está muy relacionado con los conceptos que adquirí durante mi infancia acerca de lo malo que era la tristeza o el llanto. 


En mi circulo de amiguitos llorar era de hembritas delicadas. 


Un macho no se queja ni llora por nada, sino que sigue adelante. 


Recuerdo que si algún amiguito lo sorprendían llorando así tuviera una fractura, la ridiculización era tan grande que uno se aguantaba. 


Cuando yo me solté la mano del cúbito y el radio, jugando fútbol, me fui calladito y entré a mi casa. 


Me hice el que tenía sueño y ya vine a llorar debajo de la cobija. 


Pero delante de mis amiguitos quedé como un varón guerrero. 


Pero sabías que, en la antigüedad, el procedo de duelo solamente lo realizaban durante 3 días. 


Mira que hace poco mi hija se trasladó a otra localidad. 


A pesar que su nueva casa no está tan lejos de la mía, al llegar en la noche sentí esa desolación tan horrible al no verla conmigo. 


Aproximadamente durante 3 días tuve esa sensación. 


Y exactamente lo mismo me pasó cuando llevé a Lila, su mascotica a estar con ella. 


Y quizás me digas de nuevo, “Gabrielito lindo pero una cosa es la muerte y otra la distancia”. 


Mira en términos técnicos, tienes toda la razón. 


Pero en términos emocionales, tienen muchas similitudes. 


¿Cuál es el problema por el cual la gente se queda dándole con toda al dolor sin poder salir de esa depresión? 


Pues que la gente se queda en los recuerdos y en lo que pudo ser y nunca fue. 


¿Cuántas de las personas que llevan año tras año sufriendo por la pérdida de su ser querido le dijeron en vida “te amo”? 


Y no es que hayan sido malas personas con sus seres fallecidos. 


Lamentablemente a todos nos pasa que subestimamos la vida. 


Estamos aquí dialogando, bueno tú conmigo porque yo debo en este momento estar haciendo ejercicio, pues este video lo grabé hace 3 semanas. 


Pero pensamos que la vida es eterna, y nunca nos va a faltar nadie, ni le vamos a faltar al resto. 


Como reza el dicho popular, “para morirse, sólo se necesita estar vivo”. 


Y quizás me preguntes en este punto, “Gabrielito lindo, ¿existe alguna técnica para salir de ese duelo y seguir viviendo con calidad?”. 


Pues la ciencia ha avanzado tanto que en la actualidad se viene utilizando la técnica EMDR. 


Por sus siglas en inglés es Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares. 


Es una terapia que hacen los profesionales en psicología, para atenuar los efectos negativos de eventos traumáticos. 


Esta técnica la descubrieron de pura casualidad la doctora norteamericana Francine Shapiro. 


Ella observó que los movimientos oculares voluntarios reducían la intensidad de la angustia producida por pensamientos negativos. 


Esto lo probaron con excombatientes que ya estaban “rayados” de la guerra del Vietnam. 


Y como les fue muy bien, pues el método lo utilizan actualmente para todo tipo de traumas, incluyendo un duelo patológico. 


O si eres un varón de guerra como este angelito, puedes utilizar el método de tener consciencia de la muerte. 


Solo así vas a tener consciencia de vida, pues no la vas a dar por sentada, sino que la vas a disfrutar. 


Vas a dejar el miedo de decir te amo, a los que amas. 


Así que te quiero animar mediante esta información, a sacarte esa idea que entre más muestres tu dolor, más pensarán que amabas a esa persona fallecida. 


Estoy completamente seguro que si pudieras hablar con tu ser fallecido, lo único que te pediría es que vivas con intensidad y aproveches tu tiempo en hacer tu vida algo grande y maravilloso.

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lunes, 20 de junio de 2022

Aprendiendo a controlar la ansiedad



Aprendiendo a controlar la ansiedad

Desde que era un niño vengo escuchando la palabra ansiedad. 


Y según recuerdo en mis épocas, cuando éramos tan inocentes, no se le llamaba de esta forma. 


Mas bien se utilizaba la palabra angustia. 


Mucha gente afirmaba tener “angustia”, por esto o lo otro. 


Sobre todo, se veía en las madres, pues el trabajo de hogar, aunque no lo parezca es bastante latoso. 


Te lo puedo decir yo, que me gusta mantener todo limpio y ordenado. 


El caso es que, con los años, descubrí que este angelito había estado padeciendo de ansiedad desde muy niño. 


Por ejemplo, me tocaba presentar una tarea en el colegio dentro de 15 días. 


Esos 15 días no podía vivir en paz, hasta no tener terminada esa tarea. 


Y cuando la terminaba por ejemplo en una semana o menos, tenía que lidia con una nueva ansiedad que era esperar a que llegará el día acordado. 


Y parece ser que esta ansiedad la resolvía con el tradicional consumo de uñas. 


Yo era de los que literalmente mantenía con los dedos sangrando. 


Y digamos que por cosas del “destino”, abandoné la antropofagia. 


Algunos expertos afirman que sí se puede curar la ansiedad. 


Desde mi punto de vista y de acuerdo a mis laboratorios y observatorios sobre este tema, esta afirmación no es correcta. 


Pero si se puede controlar o al menos disminuir sus efectos. 


Y esto se debe principalmente porque en tu cerebro se crearon anclajes emocionales que disparan la ansiedad. 


Cuando vuelves y presencias eventos que disparan esto, lo más probable es que la ansiedad vuelva. 


Pero si has estado trabajando con tus emociones, lo más seguro es que no seas presa de la ansiedad. 


A esto es lo que me refiero que se puede controlar o disminuir sus efectos. 


Y aquí es donde probablemente me estés preguntando, “Gabrielito lindo ¿qué se puede hacer para controlar la ansiedad?” 


Básicamente la ansiedad se produce cuando tienes tus pensamientos en el futuro. 


En lo que va a pasar o en lo tienes que hacer. 


De hecho, la ansiedad no te deja disfrutar el presente. 


Por ejemplo, hace muchos años invité a comer una amiga algo que ella nunca había probado. 


Por aquel tiempo ella se encontraba bastante deprimida por una situación que ella estaba pasando. 


Ella deseaba comer algo que no vendía en su localidad y ¿tú crees que supo a que sabía eso? 


Mientras comía su mirada estaba perdida, pensando en algo que tenía que enfrentar. 


Esto es lo que nos hace la ansiedad. 


Tenemos que dejar de ser esclavos de nuestros pensamientos y vivir en este instante, donde está ocurriendo la vida. 


La vida se nos pasa por estar planeando y visualizando tonterías, que en su gran mayoría nunca vamos a hacer. 


¿Tú por qué crees que la mayoría de seres humanos no se acuestan temprano, o no duermen más de 4 horas en su noche de “descanso”? 


Porque literalmente están dejando que sus pensamientos tomen el control de sus vidas. 


Esto hace que vayamos por donde las imágenes mentales nos vayan indicando. 


¿Y adivina cuantos errores vamos a cometer por causa de esto? 


Prácticamente aquí es donde los seres humanos culpamos a terceros o peor, al destino, mala suerte de lo que estamos viviendo. 


Y quizás en este punto me preguntes, “Gabrielito lindo, ¿si te comías las uñas por la ansiedad y ya no lo haces, eso quiere decir que te ‘curaste’?” 


“¿O cómo estás manejando esa situación?” 


Bueno la ansiedad todos los días tengo que enfrentarla. 


Lo que hago precisamente cuando siento ese tipo de emociones, es enfocar todos mis recursos en lo que estoy haciendo en ese momento. 


Digamos que voy conduciendo un vehículo. 


Cuando uno está haciendo una actividad tan rutinaria como esta, la mente consciente tiende a divagar y allí es cuando mediante los planes a futuro, se dispara. 


Entonces lo que hice fue decirme, “¿ah sí? ¡Pongamos entonces atención en lo que estoy haciendo!” 


Es como si hubiera formado un anclaje positivo de tener mi mente presente, cuando se dispara un evento que me produzca ansiedad. 


Obviamente esto lo he hecho con la práctica. 


En un abrir y cerrar de ojos no vas a poder controlar esto. 


Mira, para ser experto en algo, lo que sea, uno tiene que pasar por miles de fracasos. 


Pero si tu no empiezas desde este momento, e insistes con persistencia, como pretendes ser dueño de tu vida. 


Recuerda siempre que si tú te dominas, automáticamente vas a poder dominar a los demás. 


Así pues, quiero animarte mediante esta información a no permitir que tus pensamientos y emociones te traten como un vasallo servil. 


Como dice el doctor Guillermo Villa Ríos, el mundo es de aquellos que piensan claro y sienten fuerte.

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Ingeniero de Sistemas e Investigador del Pensamiento Humano y las emociones, y como estas influyen en las decisiones que tomamos cada segundo para tener éxito o fracaso.

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