Cuando hablamos de adicciones, normalmente pensamos cosas tales como tabaco, alcohol, juegos de azar, etc.
Pero también existen adicciones al trabajo, al deporte, a la comida o también a jugar a las “resbaladitas”.
Y tal vez me digas en este momento que por ejemplo ser adicto al trabajo no es malo.
Que por el contrario es mucho mejor pues vas a ganar más dinero.
Lamentablemente las cosas no son así de fáciles como las piensas.
Primero que todo trabajar más horas no implica que vayas a ganar más dinero.
Y segundo el trabajo en exceso no solo te afecta física y emocionalmente, sino que interfiere en las relaciones con las personas a tu alrededor y que realmente te importan.
A nivel personal yo fui adicto al trabajo.
Me la pasaba bastante tiempo en este y no necesariamente eso significó que fuera una persona exitosa o más productiva.
Pero la pregunta que nos interesa responder es, ¿cuál es la mecánica de las adicciones?
Para iniciar debemos entender que las adicciones tienen que ver con la generación de una sustancia en nuestro cerebro llamada dopamina.
Esta no solo es responsable de nuestra motricidad, sino también es conocida como la hormona del placer.
Y está presente en cosas bien importantes de nuestra vida tales como la alimentación, el sueño, la reproducción, etc.
Es por eso que sentimos tanto placer cuando comemos algo y tenemos mucha hambre, o lo mismo con el sueño y la sexualidad.
Pero si observas, no sentimos ese “placer” cuando ya estamos satisfechos con la comida, sueño o hemos jugado mucho a las “resbaladitas”.
Y esto porque los niveles de dopamina alcanzados durante unos instantes ya no son suficientes para sentir ese placer.
Tomemos el caso de la “noporgrafia”.
Definitivamente esto es una adicción tremenda a la cual está sometida la humanidad.
Se calcula que el 20% de los hombres y el 13% de las mujeres admiten que son adictos a esta práctica.
Y falta ver en realidad que estos porcentajes sean mucho mayores, pues existe esa humanidad que por vergüenza prefieren no hacer parte de esta estadística.
El problema con esto es que los niveles de dopamina generados en cada practica no son suficientes en la siguiente.
Por eso cada vez quieres ver más cosas e ir más allá de lo conocido, pues tu cerebro al sentir ese “bienestar”, va a procurar volver a experimentarlo como sea.
Y aquí es donde nacen las adicciones a las cosas.
Y si te preguntas si esto mismo ocurre en el caso del trabajo o la comida, te confirmo que es exactamente igual.
Pero, debemos tener en cuenta que detrás de la adicción no está solamente la dopamina.
También hay dolor emocional que no hemos solucionado ya sea por negligencia o por desconocimiento.
Y tal vez me preguntes en este momento, “Gabrielito lindo, yo tengo una adicción a X cosa. ¿Es posible que pueda dejarla y qué debo hacer?”.
Lamentablemente TODOS somos adictos a algo, pues siempre tenemos cosas que nos gustan demasiado y como vimos, esto genera dopamina y nuestro cerebro siempre va a querer más.
Podemos ser adictos al teléfono, al cine, a los bares, video juegos, baile, entre una larga e interminable lista.
Para que me puedas comprender un poco mejor, ¿recuerdas que te dije hace un rato que yo “fui” adicto al trabajo?
¿Sabes que me tocó hacer para “salir” de dicha adicción?
Equilibrarla con el deporte.
Así que ahora no solo soy adicto al trabajo sino también a la actividad física.
Pero no me malinterpretes. Se que suena como que agravé el problema en vez de solucionarlo.
Solo que ahora puedo repartir con consciencia mi energía y tiempo en ambas actividades.
Y esto me permite también estar consciente sobre la socialización que debo tener con las personas que me rodean.
En conclusión, debido a nuestros procesos químicos en nuestro cerebro no es posible abandonar una adición totalmente.
Pero sí tenemos la esperanza de ir poco a poco restándole poder sobre nuestra vida a tal grado que nos permita vivir con “normalidad”.