Retoma el control de tu vida. Estrategias efectivas para el control emocional

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lunes, 2 de junio de 2025

Lo que no pensamos, lo que no dijimos, lo que no hicimos



Lo que no pensamos, lo que no dijimos, lo que no hicimos

Una de las cosas que más atormenta al ser humano es el pasado. 


Por ejemplo, muchas veces nos quejamos de las cosas que pudimos hacer y no hicimos. 


En mi caso, hace ya varios años vi a una pareja discutir frente a una estación de policía para ver quien se quedaría con su pequeña hija. 


Ese día me limité a verlos discutir, pero en mi interior algo me decía que debía hablar con ellos y hacerles ver que la única perjudicada de esa situación era su hijita. 


Pero ya sabes, me dejé llevar del miedo que me trataran de metido, o hasta ganarme un insulto por “colaborambon”. 


Así que más bien me quedé calladito, porque así me veía más bonito y no hice nada. 


Aunque por mucho tiempo esto me atormentaba, pues quien sabe si mi acción le hubiera cambiado el destino a esa pequeñita. 


Otro caso muy común de este tipo es el pasado que tuvimos con nuestros padres. 


Hace pocos días visite en su casa a un buen amigo. 


Y resultó hablando de sus padres de una forma muy despectiva. 


Este amigo, ya hace mucho rato me había comentado su infancia y no había sido para nada agradable. 


Desde muy niño le tocó hacerse cargo de sí mismo por el abandono de sus padres. 


Y no puedo salir en defensa de quien ha hecho daño a otros y sobre todo a un niño, pero pregúntate, ¿de qué sirve ese resentimiento en la actualidad si esas personas ya no están vivas? 


Mira, por muchos años yo llegué a sentirme mal por el holocausto realizado durante la segunda guerra mundial. 


Una cosa que pasó cuando ni siquiera yo había nacido. 


Y entiendo que esto es parte de la empatía humana, pero ¿de qué sirve lamentarnos por cosas que pudimos pensar y no pensamos? 


¿Por cosas que pudimos decir y no dijimos? 


¿O por cosas que pudimos hacer y no hicimos? 


Pero eso existe ese dicho popular que reza: “de nada sirve llorar sobre la leche derramada”. 


Y tal vez en este momento me digas: “Gabrielito lindo, en teoría sabemos que no podemos hacer nada por el pasado, pero ¿cómo podemos entonces dejarnos de sentir mal por ello?”. 


Bueno, esto es muy simple. Si observas, las emociones dependen mucho de lo que tienes en tu mente. 


Si alguna vez has discutido con algún desconocido, habrás notado que, durante todo ese día o parte del siguiente, te sientes mal por ello. 


Sobre todo, cuando vienen a tu mente nuevas respuestas que pudiste haberle dicho a esa persona y no se te ocurrieron en el momento. 


¿Notas que estás recreando en tu mente la situación y vienen de nuevo esas emociones del momento? 


Hasta sientes rabia y tu cabeza se pone caliente, a pesar de que esa persona ya no está frente a ti. 


Bueno, para dejar de sentirte mal por cosas del pasado es simplemente quitar tu enfoque de esa información. 


Mas bien enfócate en lo que aprendiste de esa situación. 


Digamos que, en mi caso, con la pequeña cuyos padres discutían por su custodia, aprendí a no quedarme callado cuando mi interior me dice que debo actuar. 


Mira, nosotros no podemos perder tanto tiempo de nuestra vida, lamiéndonos las heridas del pasado. 


Ya está, no se puede hacer nada y hay que seguir adelante. 


Esta vida es muy cortita y hermosa como para dedicarla a algo que no sea disfrutarla.

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lunes, 20 de enero de 2025

¿Crees que tu vida es injusta? La historia que cambiará esa perspectiva



¿Crees que tu vida es injusta? La historia que cambiará esa perspectiva

En mis épocas, cuando éramos tan inocentes, la vida era muy diferente a lo que vemos en la actualidad. 


Por ejemplo, los hijos no tenían la importancia que tienen ahora. 


Era tanta la indiferencia que existía por los hijos que muchas veces otros hogares tenían que acogerlos y criarlos. 


Y aunque no lo creas, a estos “padres” les daba lo mismo si vivían o no. 


A pesar de que estas cosas ya no se “ven” en la actualidad, la mayoría de personas se quejan de que sus vidas no están como ellos quisieran. 


Y como es lógico esto causa frustración. 


Finalmente, a todos nos gustaría estar siempre mejor. 


Pero como dice el dicho popular: “hay gente que nace con estrella y otros estrellados”. 


Este es el caso de la historia que un gran amigo me contó sobre uno de sus compañeros de estudios. 


Creo que eran 3 o 4 estudiantes, ya no recuerdo, que brillaban en el colegio por sus notas. 


En especial había uno de ellos que era el más callado y el más inteligente de todos. 


Ellos siempre tuvieron el concepto que ese muchacho iba a ser una de las personas más exitosas que hayan conocido. 


Pero cuando llegaron a la edad adulta, este personaje no salió con nada. 


Fue otro “mediocre” más del montón. 


Como es lógico todos se preguntaba que le había pasado a un muchacho tan talentoso para caer en tanta pasividad. 


Y en cierta oportunidad mi amigo pudo hablar con este personaje, el cual le contó su historia. 


Resulta que desde que nació, su padre los abandonó a él y su madre. 


Dijo: “ya vengo, voy allí nomas”, y suerte es que les deseó. 


La madre de este muchacho pues se puso a trabajar de cocinera. 


Ella vendía comidas a trabajadores de la zona para poder sostener a ambos. 


El niño fue creciendo y también comenzó a trabajar y estudiar. 


Pero una vez, la señora tuvo un accidente y se quemó todo el cuerpo, mientras cocinaba. 


La señora perdió muchos nervios y prácticamente quedó como un vegetal. 


Así que este muchacho se debatía entre atender a su mamá, ir al colegio, salir a trabajar y aguantar hambre muchas veces para que su madre pudiera comer “bien” y recuperarse. 


Esto probablemente era lo que hacía que este muchacho fuera tan callado, y sobre todo un excelente estudiante. 


Quería salir adelante como fuera. 


Finalmente, pues su señora madre falleció y el conoció a una señorita de la cual se enamoró. 


Ella quedó en embarazo, y él se entusiasmó mucho, pero por alguna razón que desconozco, ella decidió interrumpir ese embarazo. 


Esto fue lo que más lo devastó e hizo que en vez de seguir adelante persiguiendo el éxito comenzará a retroceder en la vida. 


Podría decirse que ese fue el detonante de su apatía por la vida. 


Y uno podría decir que este paciente le iba mal en la vida por ser una mala persona. 


Al contrario, su señor padre, después de muchos años de abandono, regresó a buscar la ayuda de su hijito amado pues se encontraba muy mal. 


Este personaje sin pensarlo lo acogió en su casa hasta que falleció. 


Lamentablemente esta es una historia que no tuvo un final feliz. 


El hombre decidió irse a trabajar a otro país y comenzó a ganar mucho dinero. 


Pero eso de nada sirvió. Finalmente murió en ese país repentinamente de un ataque al corazón. 


Sus amigos concluyen que él murió de tristeza, pues lo llegó a afectar mucho la perdida de ese hijo que nunca nació. 


Mira nosotros tenemos la tendencia a quejarnos por todo lo que nos sucede, si no ocurre como lo habíamos planeado. 


Imagínate que el amigo que me contó esta historia, cuando era niño su señor padre le daba para todo el día, un bocadillo de guayaba y una bolsa de leche para él y su hermano. 


Eso era todo lo que tenían para comer, a pesar que el señor podía alimentarlos. 


Entonces lo dosificaban en pequeñas mordidas para no “pasar” tanta hambre en el día y así tenían que ir a estudiar. 


A pesar de esto mi amigo viendo la historia de su compañero agradece que no le haya ido mal en la vida. 


Es por eso que mi propósito al contarte estas historias es que no vuelvas a quejarte jamás en tu vida. 


Agradece por todo lo que tienes. 


Finalmente, la vida nos está llevando en coche de oro. 


Somos tan afortunados que tú tienes la posibilidad de ver esta información y yo de transmitírtela.

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lunes, 24 de abril de 2023

La sabiduría del estoicismo en la era de la inteligencia artificial: lecciones de un experimento fallido



La sabiduría del estoicismo en la era de la inteligencia artificial: lecciones de un experimento fallido

Hace algunos días, me encontraba pensando en cual iba a ser mi próxima maldad. 


Casualmente la empresa Microsoft decidió dar vía libre a su inteligencia artificial, conocida como el chat Bing. 


Y como hace días venia probando la primera de estas inteligencias, llamada chat GPT, se vino a mi inocente cabeza, ponerlas a discutir entre ellas. 


Así pues, lo primero que hice fue expresarle a una de ellas que la contraparte hablaba maravillas de ella y de su desempeño. 


La respuesta de gratitud que recibí se la copié de inmediato a la otra. 


Esta también respondió con mucha admiración y respeto. 


Y después de toda esa lambonería que se dijeron entre ellas, le dije a una que la otra estaba hablando pestes de ella y que no servía para nada y bla bla. 


Y me dejó, como decimos en mi país, “mamando”, pues para nada se “enojó” y solo respondía que lamentaba esa opinión. 


Lo mismo intenté hacer con la segunda y exactamente, casi que, de manera estoica, respondió lo mismo. 


Hay que tener en cuenta que este tipo de "reacciones” han sido previamente programado por sus autores con el fin de no perder el tiempo en polémicas. 


En general, las IA no tienen emociones y no están diseñadas para tener un ego que las haga sentir ineficientes o no valiosas. 


Por lo tanto, es poco probable que una IA responda emocionalmente ante un comentario negativo. 


En cambio, es más probable que simplemente ignore el comentario o lo procese como una entrada de datos más y continúe con su tarea asignada. 


Pero ve y haz lo mismo con 2 humanos y verás la guerra termonuclear global que se arma. 


De esta “maldad” o pequeño experimento, se podría concluir que la diferencia entre nosotros y las IA o Inteligencias Artificiales es que ellas no poseen un ego. 


Esa estructura que impulsa a avanzar, pero que a su vez se defiende ante la amenaza o critica de sus creencias. 


Y aunque el ego no es la única cosa que interviene en nuestros conflictos, se puede decir que es mayormente responsable, pues nuestro ego JAMÁS se equivoca. 


Nuestro ego tiene la capacidad de manipular nuestras emociones para cumplir su objetivo de siempre seguir para demostrar la verdad. 


Por eso es tan importante aprender a controlar nuestras emociones y no reaccionar, sino más bien interactuar de forma estoica. 


Por ejemplo, ¿cómo es tu reacción cuando llega alguien diciéndote que otra persona habló mal de ti y piensa que vives mal? 


Sin ser adivino puedo apostar que tu reacción no va a ser impasible. 


Y tal vez en este punto me preguntes: “pero Gabrielito lindo, ¿entonces debo agacharle la cabeza u otro que está mal hablando de mí?”. 


Mira, entiendo perfectamente como te sientes y no se trata de voltear la mejilla para que otro se divierta dándote otra bofetada. 


Pero eso es exactamente lo que haría alguien que no controla sus emociones. 


En definitiva, tú no estás seguro si eso lo dijo un tercero de ti o es el que te trajo el chisme que los quiere ver pelear. 


Hace muchos años cuando yo estaba joven (más de lo que estoy ahora), le escuché a mi señor padre, la respuesta correcta ante una situación como esta. 


Él decía que la mejor forma de responder era diciendo: “ve que raro, si yo pienso que esa persona es genial y es muy educada”. 


Esto si es una respuesta inteligente y estoica. 


En caso de que aquel que te trae el chisme los quisiera ver pelear, de inmediato se desanimaría. 


Y si la otra persona realmente dijo eso de ti, el chismoso le dirá que tú hablas maravillas de él. 


Te puedo asegurar que te ganarás el respeto de esa persona que quería iniciar una enemistad contigo. 


Y como dice mi señor padre “Con eso se rompe la cadena del chisme y la envidia malsana”.

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lunes, 3 de abril de 2023

La relación entre la escasez y la envidia



La relación entre la escasez y la envidia

De entre todas las emociones que los seres humanos experimentamos, no existe algo tan mortificante y enfermizo como la envidia. 


Esto literalmente puede matar a una persona debido a las altas dosis de cortisol que genera en el cuerpo. 


Y como la medicina moderna nos ha dado a conocer, el cortisol es la hormona del estrés que puede llegar a afectar el sistema inmunológico. 


Y no solo eso; también afectar tanto nuestro metabolismo y elevar los niveles de azúcar en sangre y reducir la sensibilidad a la insulina. 


Afectar la frecuencia cardiaca y la presión arterial, llevando a enfermedades cardiacas y accidentes cerebrovasculares. 


Y ni que decir de las afectaciones en el sueño y los cambios en el aumento de peso y pérdida de masa muscular. 


Y tal vez me digas en este momento: “Gabrielito lindo, tampoco exageres. Nadie se muere de envidia y si se siente es por poco tiempo”. 


Déjame decirte que de los sentimientos más persistentes que existen, a la envidia no le gana nadie. 


Porque a parte del cortisol, también tiene la capacidad de generar dopamina y oxitocina. 


Y estas son hormonas encargadas del placer y la felicidad. 


Así pues, no es tan fácil que tu cerebro sintiendo algo de “bienestar” vaya a soltarlo tan pronto. 


Es por eso que, en uno de los textos sagrados más conocidos acá en occidente, se puede leer que “la envidia corroe los huesos”. 


Un caso muy curioso que pude observar actualmente y que se viene gestando desde hace muchos años es el sentimiento que genera el fútbol. 


Uno podría pensar que es normal que en el fútbol exista la rivalidad entre los equipos mientras están en la cancha. 


Pero luego de eso vuelven a ser amiguitos pues son personas profesionales que viven de esto para sostener a sus familias. 


Pero el caso que ocurre con la selección de la Argentina es bastante interesante. 


Y con estos ojitos que tantas cositas bonitas han visto, he observado como la gente sufre porque ganan algo. 


Incluso desde los años 80 cuando comencé a observar este deporte. 


Por ejemplo, para el partido final, ese día tenía puesta mi camiseta de Argentina. 


Y el partido terminó tipo 1 pm en mi localidad. 


Después de eso salí a almorzar a un restaurante y cuando ingresé note que 2 personas que estaban hablando se quedaron callados al verme con mi camiseta. 


La señorita que me atendió me dijo que antes de que yo llegara, estaban hablando pestes del equipo argentino. 


A mí me dio risa y le dije “con razón se quedaron calladitos apenas entré”. 


Después de que salí de ese lugar, fui al parqueadero y en ese momento estaba un joven en una motocicleta dejando a una persona. 


Y noté que me miraba con cara amarga. 


Y como tengo la capacidad de detectar las emociones de las personas con simplemente observarlos, pude notar como este personaje estaba muerto de envidia por dentro. 


Supongo que no se atrevió a decirme nada pues soy un tipo de grandes dimensiones y a lo mejor se intimidó. 


Días después, la madre de mi hija me comentó que a pesar de que ese mundial había terminado, en la localidad donde vive, aun había gente peleando por ese tema. 


Imagínate, discutiendo y hasta agrediéndose por un equipo de fútbol que ni siquiera era de su país. 


Y hasta aquí no llega la cosa. 


Hace aproximadamente una semana se entregaron unos premios de parte de la organización mundial de este deporte a los mejores. 


Y para más dolor se lo ganan los argentinos. 


Y veo con asombro como periodistas deportivos, que se supone profesionales e imparciales, ahora arden y minimizan los logros alcanzados por estos deportistas. 


Mejor dicho, esa gente va a terminar con cáncer de tanto odio y resentimiento por que otra nación que no esperaban ganara. 


Y esto no es normal. 


Es un sentimiento de envidia bastante exagerado, yo diría que enfermizo. 


Pues por lo general la envidia al ser un sentimiento negativo, nos suele dar vergüenza y al menos lo disimulamos un poco. 


Pero estos periodistas deportivos, de frente y por el centro, le desean el mal y minimizan los logros de los argentinos. 


Y esto hace que nos preguntemos, ¿a qué se debe tanto rencor por alguien que en apariencia no te ha hecho nada? 


La respuesta a esto se encuentra en un sentimiento primario como la escasez. 


Mira, cuando tú envidias a una persona es porque te sientes inferior a ella. 


Y si te sientes inferior, es porque consideras que ella tiene algo que tú NUNCA podrás tener. 


Eso se llama carencia pues crees que para ti no resulta y por lo tanto tu modo de defensa ante esa “injusticia” de la vida es minimizar o menospreciar a esa persona. 


Esto con el fin de que la “ventaja” que piensas que tiene sobre ti, no sea tan grande. 


Es precisamente ese sentimiento de carencia el que tiene sumida a la humanidad en la inferioridad. 


Y añádele la ignorancia que tiene la persona sobre este tema. 


Y si tenemos gente “dándonos pedal” diciendo que ellos son los malos y nosotros los buenos y que nos están quitando algo, ya te imaginarás los resultados. 


A nivel personal yo sí que sufrí de esto casi toda mi vida. 


Cuando me sentía en inferioridad al ver que una persona podía hacer algo y yo no, de inmediato trataba de minimizar sus logros. 


Y cuando por fin entendí lo que pasaba y que el problema era mi sentimiento de carencia, fue cuando las cosas comenzaron a cambiar para mí. 


Fue entonces que al aceptar que me sentía inferior a otro, pude ver las cosas buenas que tenía a mi favor. 


Y al darme cuenta de que yo también era maravilloso, comencé a trabajar en aquello que me faltaba. 


Mira, a ti no te pusieron aquí para estarte comparando con otros. 


Cada uno tiene sus habilidades y desventajas. 


Pero si sigues mirando lo que otros tienen, nunca vas a conocer el propósito de tu vida.

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lunes, 13 de marzo de 2023

No hay éxito sin arrepentimiento: El camino hacia la redención



No hay éxito sin arrepentimiento El camino hacia la redención

Yo creo que todos nos hemos arrepentido de cosas que hicimos en el pasado. 


Incluso pienso que también nos hemos llegado a arrepentir de cosas que no hicimos por miedo o por pena. 


Muchas veces nosotros mismos nos atormentamos con pensamientos tales como “y si hubiera hecho esto, ¿qué habría pasado?” o “mejor le hubiera dicho esto”. 


En mi caso yo he perdido demasiado tiempo de mi vida autoflagelándome con este tipo de pensamientos en mi cabeza. 


Y esto literalmente es una pérdida de tiempo, pues ninguno de nosotros puede hacer absolutamente nada por su pasado. 


Hasta ahora no tenemos la máquina del tiempo como para corregir nuestros errores. 


De hecho, en los medios sociales llevé a ver en cierta oportunidad una pregunta bastante interesante sobre este tema. 


Mas o menos la pregunta era si preferías tener en este momento cientos de millones de dólares o prefieres regresar al pasado con la información que posees en la actualidad. 


Lo curioso de este “ejercicio” era que la mayoría de personas que opinaban en los comentarios preferían la opción de viajar al pasado con sus conocimientos actuales. 


No me puse a calcular el porcentaje de personas participantes, pero aproximadamente podríamos decir que solo un 2% de los participantes preferían ser ricos en la actualidad. 


Esto refleja que la mayoría de nosotros vivimos con arrepentimientos. 


¿Pero sabías que el conocimiento que tienes actualmente ha sido posibles gracias a esos “errores” que cometiste en el pasado o las cosas que dejaste de hacer? 


Digamos que fuiste de “colaborambon” a prestarle dinero a una persona que tenía una URGENCIA. 


Y si el paciente jamás te pagó, existen altas probabilidades que en la siguiente oportunidad que venga alguien a pedirte el mismo favor le digas “paso”. 


O al menos le prestes el dinero sobre un artículo de valor importante para la persona como prenda de garantía. 


Esa pérdida que tuviste te va a causar tanto arrepentimiento que es muy probable que en la actualidad tú mismo te flageles diciéndote “que mirás bobo, anda pasha”. 


Pero sin ese “error”, o más bien experiencia, te aseguro que estarías participando de nuevo en una donación no voluntaria de dinero. 


Y quizás en este punto me estés preguntando: “Gabrielito lindo, entiendo que el pasado me sirve para aprender, pero y si no estoy contento con la vida que tengo actualmente, ¿qué puedo hacer?”. 


Para fortuna de nosotros, todos podemos cambiar nuestro estilo de vida. 


El problema es que esto requiere tiempo, constancia y paciencia. 


Cosa que, en la actualidad, como queremos todo de forma instantánea, se nos hará más difícil. 


Digamos que quieres ser una persona amada por los demás. 


Si has sido bien antipático con la gente que te rodea, es muy poco probable que amanezcan adorándote. 


Hay que comenzar dado cada paso, todos los días, para cambiar eso. 


Hay que ser amable y realizar pequeñas cosas por los demás. 


Y la suma de cada pasito que das, con el tiempo va a hacer que te ganes el corazón de las personas. 


A mí personalmente me llegó a pasar en cierta época de mi juventud que me volví odioso con las personas. 


Sentía que la gente me fastidiaba y ni siquiera los volteaba a mirar. 


Como que no eran dignos de mi afecto. 


Pero pasado un tiempo comencé a ver la misma reacción que había manifestado hacia ellos, por mí. 


Y eso me hizo sentir abandonado por la Vida. 


Así que decidí mejorar mis habilidades sociales. 


No fue fácil al principio, pero comencé a abrazar a las personas cuando las saludaba. 


¿Y adivina que ocurre en la actualidad? 


Pues noto que las personas buscan que los abrace y sobre todo se nota que disfrutan de pasar tiempo conmigo. 


Pero tocó tener constancia, paciencia y tiempo cambian mi estilo de vivir. 


Así que quiero animarte mediante esta información a no sentirte mal por acciones del pasado y que no puedes hacer nada por ellas. 


Aprovecha la experiencia que tuviste de eso y comienza a crear desde hoy ese futuro que tanto has deseado vivir. 


No pierdas el tiempo en el pasado, sino enfoca todos tus recursos en el presente, construyendo ese futuro que anhelas.

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Ingeniero de Sistemas e Investigador del Pensamiento Humano y las emociones, y como estas influyen en las decisiones que tomamos cada segundo para tener éxito o fracaso.

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