La coerción psicológica o chantaje emocional es una forma de manipulación en la que alguien intenta controlar las acciones o emociones de otra persona generando temor o ansiedad.
Hay miles de formas de hacer esto, pero especialmente este tipo de personas utilizan el miedo.
Y no te estoy diciendo que quien hace esto es porque su naturaleza es maldad pura.
Mas bien se debe a que la persona previamente ha adquirido resultados con esto y entonces lo integra a su vida como una herramienta para que se haga su santa voluntad.
Lamentablemente esto suele suceder mucho en el ámbito laboral.
Por ejemplo, en mi caso, recuerdo haber sido víctima de esto hace aproximadamente 20 años en el pasado.
Donde para tenernos trabajando en unas condiciones que no eran de mi agrado, el jefe nos decía que prácticamente ese era el único empleo en el mundo y bla bla.
Tristemente en la actualidad aún se sigue usando este mismo argumento.
Por ejemplo, hace algunos días conocí el caso de una señorita que es una excelente trabajadora.
No solo es responsable, sino que hace muy bien su trabajo.
Así que donde quiera que haya trabajado esta señorita, se vuelve una colaboradora indispensable.
Bueno resulta que en su lugar de trabajo comenzaron a despedir gran cantidad de personal.
Simplemente llamaban al trabajador y tenga su carta de despido.
Las personas salían llorando, casi como que suplicando que les dieran otra oportunidad.
¿Ahora comprendes por qué una persona que hace esto lo integra a su vida para controlar a otros?
Es esa sensación de poder lo que causa esa adicción a este tipo de acciones desagradables.
Bueno, a la señorita de esta historia, recientemente le llegó su turno.
Pero esta vez fue diferente porque no le entregaron su carta de despido, sino que la citaron a una reunión.
En la reunión el jefecito le explicó que la situación estaba difícil y bla bla.
Entonces solo trabajaría un par de meses más y que si “se portaba bien” (como si fuera un perrito), la llamarían de nuevo.
Y adicionalmente, si se “apiadaban” de ella, trabajaría haciendo más cosas y por el mismo salario.
Mira este tipo de cosas no se hacen, y espero que si tú tienes a cargo personas no estés haciendo esto de amenazar a los demás.
Puede ser tu papá, tu mamá, el presidente o puede ser Dios, pero todos merecemos respeto.
Nadie tiene por qué amenazarnos con recompensas y/o castigos como si fuéramos unos niños.
El caso es que esta señorita le respondió a su jefecito que no se preocupara que ella dejaba todo listo y no regresaba más.
De inmediato el lenguaje corporal de este señor cambió de una postura soberbia a inclinarse ante ella.
Hablar con el cuerpo inclinado hacia atrás denota poder, confianza.
Por el contrario, inclinarte hacia la persona está demostrando sumisión y atención hacia la persona.
Bueno, el jefecito le preguntó en varias oportunidades si estaba segura de su decisión, a lo cual ella le confirmó que definitivamente sí.
Cuando esta señorita me contó su situación yo solté a reírme y simplemente le dije que donde ella llegue a irse de ese sitio, ese negocio se hunde.
Y que era muy probable que la siguiente semana la llamaran a conciliar de nuevo.
¿Y adivina que paso?
Dicho y hecho, a la siguiente semana no sabían en que pedestal colocarla.
Que por favor lo pensara, pues le iban a pagar más dinero y a mejorarle las condiciones actuales.
Que no se fuera porque en verdad la necesitaban.
Como vemos, el jefecito estaba acostumbrado a realizar coerción psicológica con sus empleados para pagarles lo mínimo posible.
Es a esto a lo que nos hemos referido muchas veces en este blog que si realmente quieres dinero NUNCA TRABAJES PARA GENTE POBRE.
Este tipo de personajes es bastante pobre, así su cuenta bancaria esté llena de dinero.
Es tanta su pobreza que piensa que, si invierte en cuidar a sus trabajadores, se va a empobrecer.
En el ámbito comercial existe un dicho que reza: “cuida bien a tus empleados y ellos cuidaran muy bien a tus clientes”.