Retoma el control de tu vida. Estrategias efectivas para el control emocional

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lunes, 24 de noviembre de 2025

No fue tu culpa, pero sí es tu responsabilidad



No fue tu culpa, pero sí es tu responsabilidad

De pequeños, escuchábamos a los adultos decir cosas como: “la vida es dura”, “el dinero no crece en los árboles” o “hay que aguantarse porque así es la vida”. 


No lo sabíamos, pero esas frases se estaban quedando grabadas en nuestra mente, una a una, como si fueran verdades absolutas. 


Crecimos, y sin darnos cuenta, comenzamos a vivir en función de esas ideas. 


Si algo salía mal, pensábamos que era normal. 


Si no teníamos lo que queríamos, asumía que “así tocaba”. 


Y si algo nos daba miedo, simplemente lo evitábamos. 


Era como si una parte de nosotros siguiera siendo aquel niño, actuando en automático, sin cuestionar nada. 


Lamentablemente esto no solo es la historia de pocos sino de la humanidad. 


Todos, de alguna manera, fuimos programados por el entorno donde crecimos. 


Palabras, actitudes, miedos o silencios… todo eso se nos pegó sin querer. 


Y aunque de niños no teníamos opción, de adultos sí la tenemos. 


Porque llega un momento en el que uno ya no puede seguir culpando al pasado. 


Ni a los padres, ni a la infancia, ni a nadie. 


Nuestros padres hicieron lo que sabían, con lo que tenían. 


Algunos nos enseñaron desde el amor, otros desde el miedo, pero todos —a su manera— intentaron hacerlo bien. 


De hecho, si tienes hijos en esta época, vas a “educarlos” de la mejor forma que crees que puedes hacerlo. 


¿Y adivina? En el futuro ellos te van a reclamar por que te equivocaste en algo. 


Y no lo hiciste con intento de dañarlos. 


Simplemente les diste lo mejor que puedes, con lo que tienes. 


El problema es que muchos seguimos viviendo como si aún estuviéramos bajo esas reglas antiguas. 


Queremos avanzar, pero el subconsciente sigue repitiendo: 


“no se puede”, “no merezco tanto”, “mejor no intento”. 


Y así, año tras año, seguimos esperando que la vida cambie… sin darnos cuenta de que la vida cambia cuando nosotros cambiamos. 


Una buena forma de romper este ciclo es mediante la gratitud. 


Agradecer lo que vivimos no significa quedarnos allí. 


Significa mirar hacia atrás con compasión, aprender lo que haya que aprender y seguir caminando. 


El pasado puede explicar por qué somos como somos, pero no puede decidir quién vamos a ser. 


Si algo te limita hoy, probablemente no es el presente… es una creencia vieja disfrazada de realidad. 


Así que la próxima vez que sientas miedo, duda o resistencia, detente un momento y pregúntate: 


“¿Esto lo está diciendo el adulto que soy o el niño que fui?” 


Porque ese niño ya hizo su parte. 


Ahora te toca a ti cuidar de él, guiarlo, enseñarle que ya no necesita repetir las viejas historias. 


No fue tu culpa lo que aprendiste, pero sí es tu responsabilidad transformarlo. 


Y cuando asumes eso, sin culpas ni resentimientos, empieza tu verdadera libertad. 


El auto poder no nace del pasado. 


Nace del momento en que decides reescribirlo.

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lunes, 3 de noviembre de 2025

El precio de defender causas ajenas



El precio de defender causas ajenas

Hace algunos días, me enteré de la historia de un vecino, que desde mi punto de vista se comporta de manera extraña. 


Con esto quiero decir que no actúa como una persona normal, sino más bien de forma psicótica. 


A pesar de mis equivocadas apreciaciones sobre él, se nota que es una persona trabajadora y responsable. 


También es muy sociable pues lo veo constantemente dialogando con los vecinos de forma amable. 


Sin embargo, este señor hace poco perdió su trabajo. 


Trabajaba en una gran empresa de mi localidad actual. 


Pero al parecer se puso a discutir con su jefe por política. 


Tengo entendido que hasta se fue a la agresión física por esto. 


Tristemente en este país la gente se ha polarizado entre un bando y otro. 


Y algunos, hasta parientes tienen discusiones acaloradas por estos temas. 


Y como fue el caso de este señor se hizo botar del trabajo por defender a un personaje que ni siquiera lo conoce. 


Dime si esto no es tener un nivel de psicosis un poco exagerado. 


O más bien de retraso. 


En la actualidad está sobreviviendo como puede, aunque afortunadamente el señor se “rebusca” el dinero. 


Y mira que este paciente no es el único que hace este tipo de tonterías. 


Millones de personas al rededor del mundo “pelean” batallas que no son suyas. 


Creen que les pertenecen y hasta se hace quitar la vida por causas ajenas. 


A veces comprometemos cosas tan importantes como el sustento, por tonterías que no valen la pena. 


Y te apuesto que este señor muchas veces le cuestionado a la vida, porque le va mal. 


Observa que estaba en una buena posición y él solito se metió la pata para caerse. 


La mayoría de las personas viven de esta forma. 


Tomando decisiones tontas y luego culpando al gobierno, a la naturaleza, a Dios, a la vida, etc. 


Es por eso por lo que, mediante esta información, quiero animarte a nunca buscarte males que no te pertenecen. 


Enfócate en tu vida y como mejorarla. 


Automáticamente las personas a tu alrededor también van a mejorar.

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lunes, 23 de junio de 2025

Quejarse o Resolver: Una Decisión que Define tu Vida



Quejarse o Resolver: Una Decisión que Define tu Vida

Creo que no existe nada más frustrante que estar escuchando a nuestro lado a una persona quejarse constantemente. 


Lamentablemente esta vida no es un lugar lleno de ositos cariñositos dispuestos a darnos su amor. 


Ahora imagínate tú, con tus propios problemas por resolver y estar escuchando a un paciente (o pecienta) quejarse por tonterías. 


Y si observas, esta condición es el “deporte” nacional de casi todo el planeta. 


¿Podríamos concluir que la queja es algo que viene en nuestro ADN? 


Bueno, esta conclusión es totalmente correcta. 


Durante la mayor parte de la historia humana, sobrevivir era difícil. 


Los seres humanos que prestaban atención a los peligros (y se quejaban o se preocupaban por ellos) eran los que sobrevivían. 


Esto se conoce como sesgo de negatividad. 


Nuestro cerebro está más atento a lo malo que a lo bueno, porque ignorar un peligro podía ser mortal. 


Por ejemplo, un ruido en la selva puede ser un tigre. 


Mejor preocuparse y huir, aunque el 99% de las veces no sea nada. 


Vaya herencia la que tenemos de nuestros antepasados. 


Como que mejor hubiera sido que nos heredaran una fortuna. 


Ahora bien, a este “ADN” súmale que nuestra mente compara nuestra situación con la de los demás o con un ideal que hemos creado. 


Esto puede hacernos sentir que "nos falta algo", incluso cuando tenemos más que suficiente. 


Antes solo nos comparábamos con nuestro entorno. Ahora, con el social media, nos comparamos con miles de personas que parecen tener una vida “perfecta”. 


Esto ayuda que pequemos de mal agradecidos. 


La gratitud no es automática. 


Hay que entrenar la mente para enfocarse en lo bueno, pues, recuerda, la mente tiende naturalmente a enfocarse en lo malo. 


Eso fue lo que heredamos para sobrevivir ante los peligros. 


Y, por último, cuando logramos algo que deseamos mucho, esa satisfacción es temporal. 


Luego nos adaptamos y empezamos a buscar el siguiente objetivo. Es lo que se llama la treadmill hedónica (cinta sin fin de felicidad). 


Desde mi punto de vista, esto tiene que ver mucho con el ego, pues este constantemente nos dicta que debemos ser más y tener más. 


Finalmente nos ayuda a avanzar en la vida, pero en otros momentos nos perjudica. 


Tristemente el ser humano tiene una gran tendencia a quejarse por cosas que el mismo ha causado. 


Por ejemplo, yo conocí una pareja que tenían 2 niños. 


Cuando el señor recibía el pago por su trabajo, salían corriendo, junto con los niños a comprar cuanta cosa se les atravesara por el camino. 


Desde dulces, hasta cosas que no iban a utilizar, simplemente porque se veían bonitas. 


Yo no creo que pasaran ni siquiera 2 semanas y esta pareja ya comenzaba a hacer “maromas” para poder cumplir con las obligaciones del hogar. 


Luego se escuchaban diciendo que el dinero no les alcazaba, que el gobierno era una porquería, que la gente no les ayudaba y bla bla. 


Mejor dicho, no sé cómo le hacían para llegar a fin de mes, solo para repetir este ciclo por años. 


Error financiero, deudas y quejas. 


Si nos quejamos y no hacemos nada, seguiremos en el mismo malestar por siempre jamás, ¡amén! 


Debemos actuar pues cuando solucionamos algo, es una de las cosas que más satisfacción nos puede producir. 


Mira, yo entiendo perfectamente que es querer cambiar algo y no tener ni la más mínima idea de cómo hacerlo o por donde empezar. 


A mí me ha pasado muchas veces y si te soy honesto, me he demorado mucho tiempo en lograr lo que quería. 


No sabía ni que hacer o como empezar, entonces hice lo que pude con lo que tenía o sabia en ese momento. 


Pero te puedo asegurar algo y es que, si tu insistes en solucionar algo o corregirlo, las “casualidades” de la vida se unen para que llegues a tu meta. 


Es como si existieran fuerzas desconocidas que se unen para que logremos eso que buscamos. 


Pero si te quedas esperando al angelito de traje, que baje del cielo con una maleta llena de un millón de dólares a solucionarte la vida, te vas a envejecer allí sentado. 


Esas cosas no pasan, ni en el cine. 


Nadie va a venir a darte nada ni a salvarte de nada. 


Eres tú solito con tus decisiones asertivas que puede crear la vida que ha soñado.

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lunes, 26 de mayo de 2025

Las Vacas Flacas No Llegan de la Nada: El Poder de Tus Decisiones



Las Vacas Flacas No Llegan de la Nada: El Poder de Tus Decisiones

La mayoría hemos escuchado esa historia sobre las vacas gordas y las vacas flacas. 


Esto es solo para mostrar que la vida es una serie de altibajos en cualquier área de nuestra vida. 


Esto nos da a entender que no podemos controlar nada y que por muy buena la situación que tengamos, esta, en algún momento va a terminar. 


Y lo mismo ocurre con las situaciones malas. 


No pueden durar para siempre. 


Y te lo digo yo que, en mis momentos de mayores dificultades, cuando pensaba que ya no iba a salir de allí, ocurrió el milagro. 


Sin embargo, yo te pregunto, ¿será cierto eso que no podemos controlar estos altibajos en nuestra vida? 


De acuerdo con mis investigaciones y observatorios sobre estos temas, al menos la gran mayoría de estos “altibajos” si los podemos controlar. 


Y esto lo hacemos con nuestras decisiones. 


Para que me puedas entender un poco mejor, imagina que nuestra vida es como un vehículo. 


A medida que lo vamos conduciendo, vamos aprendiendo a “conocer” nuestro vehículo. 


Y cuando algo comienza a fallar, lo sentimos como extraño, ya sea en ruidos, vibraciones o en el movimiento. 


Pero este vehículo nunca falla de un momento a otro. 


De cierta forma nos da tiempo para llevarlo al mecánico para que lo revise. 


Lo mismo ocurre con los altibajos en nuestra vida. 


Estos no llegan de un momento a otro, de manera sorpresiva. 


Siempre se van presentando con pequeñas señales, solo que como en el caso de la mayoría de los conductores no prestamos atención a las señales. 


Decimos: “luego lo hago revisar”, “ahora no tengo tiempo”, “que pereza”, etc. 


Bueno, esto mismo hacemos con nuestra vida. 


Siempre pensamos que a nosotros no nos va a pasar nada, hasta que llega el día en que las señales se cansan de avisar y culpamos a cualquier persona o cosa, menos a nosotros mismos. 


Nuestro ego no nos deja mirar el culpable en el espejo. 


Entonces, cuando vemos las primeras señales, aquí es donde entran las decisiones que tomamos. 


Y tal vez me digas en este momento: “pero Gabrielito lindo, yo conozco personas que la vida les ha cambiado de la noche a la mañana, por ejemplo, ganando la lotería”. 


Si eres buen observador, notarás que ganar la lotería también es una decisión. 


Hay que salir a comprarla y arriesgarse a perder dinero con ella. 


Pero tienes que tomar la decisión de jugarla. 


Y entiendo que van a existir cosas que se nos salgan de las manos, pero hay que tomar la decisión de estar preparados. 


Digamos que vives en un sitio con probabilidades de sufrir un huracán, un volcán, etc. 


Tienes que tomar la decisión de prepararte para esto. 


Ya sea que emigres a otra localidad o que compres las cosas necesarias por si se presenta la emergencia. 


Pero si te quedas esperando al angelito con el traje y la maleta llena de un millón de dólares a que te solucione la vida, eso también es una elección tuya. 


Porque no decidir también es una decisión. 


Solo que va a tener consecuencias que no necesariamente te van a gustar. 


Lamentablemente las decisiones que tomamos siempre son cuando ya el problema está en ejecución. 


Y como somos expertos en vivir estresados, y con el afán de “apagar” el incendio, entonces tomamos peores decisiones que complican el problema. 


Y así es como entramos en un ciclo del cual es casi imposible de salir. 


Mira, he conocido a través de mi corta existencia, muchos pacientes que cuando tienen deudas, acuden a más deudas. 


Si piensas que hacer eso es una solución, necesitas con URGENCIA educarte financieramente, para salir de la ignorancia económica. 


Si no te alcanza el dinero, ¿no es esto una suficiente advertencia como para analizar que está pasando con tus finanzas? 


Así que, mediante esta información, quiero animarte a pensar las decisiones que estás tomando en todas las áreas de tu vida. 


Por ejemplo, que decisiones están tomando con respecto a tu salud. 


Aun estás a tiempo de corregir tu camino hacia la temporada de vacas flacas.

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lunes, 28 de abril de 2025

¿Infierno o paraíso? Tú eliges, como siempre lo hiciste



¿Infierno o paraíso? Tú eliges, como siempre lo hiciste

Uno de los “deportes” favoritos del ser humano es preocuparse por tonterías. 


Y la verdad cuando logramos deshacernos de una preocupación, inmediatamente nos buscamos otra para tener que hacer. 


De hecho, si dividimos la palabra en pre-ocupar, en teoría estaríamos ocupándonos de algo antes de que pase. 


Eso sería solucionar antes de que ocurran las cosas, pero lastimosamente no hacemos eso. 


Lo que realmente ocupamos es nuestra mente para realizar cálculos de cosas, que, en su gran mayoría, nunca van a pasar. 


¿Cuánta gente no se pasa la noche sin dormir por estar preocupado? 


Y añádele que esas preocupaciones vienen normalmente de la gente que nos rodea. 


Sobre todo, cuando escuchamos sus preocupaciones sobre el futuro, los acontecimientos mundiales y bla bla. 


Mira, hay gente que en este momento se está comiendo las uñas porque el fin del mundo se acerca. 


Y no te estoy diciendo esto para mofarme de nadie. 


Simplemente pregúntate, si eso va a pasar, ¿acaso con “preocuparte” o comerte las uñas vas a detener ese final? 


Es a esto a lo que se refiere ese famoso dicho popular que reza: “si el problema tiene solución, para que te preocupas. Y si no lo tiene, para que te preocupas”. 


Y tengo que aclarar que no estoy diciendo con esto que el mundo sea un lugar tierno, lleno de ositos cariñositos. 


Hay personas que la pasan muy mal, todos los días, solo para poder comerse un tostado con café y sin leche, a lo mucho con azúcar. 


Pero si observas, a pesar de que el mundo no es “amable”, hay otras personas que la pasan muy bien. 


Sobre esto podemos decir las N-mil excusas, que son personas deshonestas, suertudas, que se aprovechan de otros y bla bla. 


En mi entorno conozco muchas personas que viven demasiado bien y no tienen nada que ver con cosas negativas. 


Esto me hace recordar una época en que me encontraba en un estado de depresión. 


Uno de los tantos momentos en los que me he rendido. 


Y eso que estaba jovencito y con toda la “energía”. 


Bueno el caso es que una vez mi señor padre se dio cuenta de aquello y me llamó. 


Yo apenas tomé el teléfono dije en mi interior: “ah, ya va a empezar este señor con sus sermones”. 


Así que cerré mi mente y mis oídos mientras escuchaba su bla bla. 


Entre todas las cosas que me dijo, hubo algo que definitivamente llamó mi atención y fue: “Gabrielito lindo, cada uno puede hacer de esto un cielo o un infierno”. 


“La pregunta es ¿cuál va a ser tu decisión?”. 


Y recuerdo que desde ese día mi decisión es que todo lo que haga va a ser enfocado en hacer de mi vida un cielo, un paraíso. 


Así que ahora te pregunto, ¿qué vas a hacer? 


¿Te vas a seguir quejando de tu vida, sin hacer ningún cambio? 


¿Es eso a lo que viniste a este mundo? 


¿A quejarte y maldecir por tu “destino”, resignándote a que venga el angelito trajeado con la maleta y el millón de dólares a llevarte al paraíso prometido? 


Por donde tú mires, siempre hay gente haciendo eso. 


Esperan que papá Gobierno les ayude a solucionar sus problemas de dinero, cuando ni siquiera se atreven a ahorrar. 


Mira, conozco gente que trabaja muy duro, toda la semana, y el fin de semana ¿sabes que hacen? 


Ese dinerito que les costó sangre, sudor y hasta lágrimas se lo llevan al “pastor” de la iglesia del licor. 


Todo se lo beben o se lo malgastan con las amiguitas. 


Y luego están mirando al cielo con las manos empuñadas diciendo: “Dios mío, por qué me tocó este destino”. 


Piensa por un momento que sientes al lado de una persona quejumbrosa. 


¿Verdad que sientes desprecio por esa persona y quieres salir corriendo? 


Bueno, ahora imagínate que siente el Universo, Dios, la Vida, o como prefieras llamarlo, ¿cuándo ve a uno de sus “hijitos” haciendo eso? 


Por eso es por lo que la gente sigue experimentando lo mismo que pide con sus actitudes. 


Así digan que no quieren esa vida de sufrimiento, pero con su actitud está diciendo que sí. 


Entonces es mi intención, mediante esta información, que dejes de quedarte de las cosas que no te gustan en tu vida. 


Si tienes problemas económicos, entonces comienza a invertir en tu educación financiera. 


Hoy en día no hay excusa para ser ignorante de cualquier tema. 


Para eso tienes una poderosa herramienta como lo es el internet. 


Lamentablemente la mayoría solo lo usa para ver chismes o tonterías de farándula.

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lunes, 3 de junio de 2024

La Responsabilidad Laboral como Pilar del Éxito Empresarial: Claves para un Crecimiento Sostenible



La Responsabilidad Laboral como Pilar del Éxito Empresarial: Claves para un Crecimiento Sostenible

Cuando deseamos emprender un negocio, siempre tenemos la ilusión de que contaremos con la suerte de prosperar de una forma fácil e instantánea. 


Sin embargo, cuando estamos en ese proceso, nos damos cuenta de que las cosas no son tan divertidas como nos las imaginamos. 


Es en este momento, cuando llegan las dificultades, que la mayor parte de los emprendedores no llegan a soportar el chaparrón y se retiran. 


Imagínate que uno de los empresarios más exitosos que he conocido, me llegó a decir que en ocasiones sentía que era mejor “alquilarse” o trabajar para otros que ser emprendedor. 


En definitiva, ser emprendedor no es fácil y muchas veces nosotros mismos ayudamos a incrementar el nivel de esa dificultad. 


Esto es posible gracias a los colaboradores de los cuales nos rodeamos. 


Llámese socios, empleados o clientes, muchos no están pensando en el mismo objetivo que tú tienes de prosperidad. 


Sobre todo, cuando se trata de empleados, y más si estos son parientes. 


Pues la confianza por la familiaridad empeora la situación. 


Tristemente la mentalidad de empleado es que tú al ser un emprendedor, eres muy rico y el dinero te está sobrando. 


Así pues, he escuchado en repetidas ocasiones la frase: “gaste que eso es de un rico”. 


Haciendo referencia a los insumos que tiene la empresa. 


Por eso muchos se roban los lapiceros, papel, impresiones, etc., pues sienten que su empleador es un enemigo el cual hay que sacarle el máximo provecho de sus recursos. 


Finalmente le “sobran”, ¿no? 


Y no solo se “pierden” este tipo de insumos en la compañía, sino el más importante, el tiempo. 


Con estos ojitos que tantas cositas lindas han visto, he observado como empleados dilatan las cosas para no ser eficientes con su tiempo. 


Eso es robar tiempo, así duro y crudo como suena. 


Pues no te están pagando para dilatar tu trabajo, sino por tu eficiencia en las tareas. 


La mayoría no son conscientes de que, del producido, es con lo que les pagan su salario. 


Y quizás en este momento me preguntes: “Gabrielito lindo, viendo todas estas dificultades entonces, ¿es mejor desistir de ser emprendedor?”. 


Desde mi punto de vista, eso depende de tu vocación. 


Si tú de verdad quieres con todo tu corazón seguir ese negocio con el objetivo de mejorar tu entorno, te lo recomiendo. 


Si solo quieres dinero, lo más seguro es que vas a fracasar. 


Y en esto estoy cansado de ver negocios caerse por solo tener el dinero como objetivo de existencia. 


No estoy diciendo con esto que el dinero sea malo o que debas trabajar gratis. 


Para que me puedas entender un poco mejor, hay negocios que se “dañan” solitos. 


Como sólo tienen el dinero como objetivo, lo que hacen es comprar insumos de menor calidad, entregar menos cantidad al cliente y cualquier otra trampa, con tal que les quede dinero para “disfrutar” y celebrar la Vida. 


Obviamente los clientes no son tontos. 


Si eres consumidor de un producto y el proveedor te baja la calidad, lo más lógico es que te busques otro proveedor que si te de lo que estás buscando. 


Por lo tanto, si decides ser emprendedor, tu objetivo principal es dar un incremento a la vida de las personas. 


Eso es lo que todos buscamos, y si tú lo estás ofreciendo, tu negocio ira creciendo poco a poco. 


Recuerda que estadísticamente si una persona le va mal con tu negocio, le dirá en promedio a 11 personas. 


Si le va bien contigo, solo te recomendará con 3. 


Es por eso, por lo que debes ser muy cuidadoso con cada paso que das en tu negocio. 


Como es lógico, todo negocio necesita de colaboradores. 


Entonces es muy importante que estos pacientes estén apuntando hacia el destino que tú deseas llegar. 


De nada te sirve enfocar todo tu esfuerzo en ir a la derecha si uno o varios de tus colaboradores van para el lado contrario. 


Así pues, si eres un emprendedor, asegúrate de estar trabajando con personas que crean en tu proyecto y deseen verlo prosperar. 


Y si eres empleado, por favor sé muy consciente que, de tu trabajo sale el dinero y la seguridad con el que te pagan periódicamente.

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lunes, 22 de enero de 2024

Disciplina con Amor: El Equilibrio Entre Corrección y Crianza Respetuosa



Disciplina con Amor: El Equilibrio Entre Corrección y Crianza Respetuosa

Muchas veces nos preguntamos si el castigo que le damos a los hijos los afectará o no en su vida adulta. 


La mayoría de los padres en la actualidad somos conscientes de la responsabilidad que tenemos en la forma de transmitir valores. 


Y por esta razón tomamos con pinzas la disciplina que tenemos para ellos. 


Muchos optan por tratar suavemente las indisciplinas de los hijos y hasta las faltas de respeto. 


Por ejemplo, en mi caso, cuando me di cuenta de que iba a ser padre, siempre tenía claro que a mi hijo(a) le iba a alcahuetear todo. 


Salvo una cosa y es que nunca le perdonaría las faltas de respeto. 


Y todo porque si yo le permitía ser grosero, en la calle no iban a tener la tolerancia o permisividad que yo tenía. 


Así que prefería disciplinarlo que otro fuera a hacerle daño por mi culpa. 


Y como todos sabemos, los padres solemos ser más condescendientes con las hijas. 


Así que en mi caso lo que dijera la muchachita se le complacía. 


Pero en cierta oportunidad y como a la edad de 3 años una vez que le advertí que no hiciera algo, me respondió: “no me regañe que usted no es mi papá”. 


Yo quedé asombrado, pero supuse que lo había escuchado esta frase en su jardín infantil. 


Entonces la llamé y le dije: “mira mi amor, yo soy tu papá”. 


“No soy tu amigo, ni tu compañerito del salón. Así que a mí me respetas. Soy tu papá y eso no te lo voy a volver a permitir. ¿Te quedó claro mi amor?”. 


Ella me respondió: “Si papi”. 


Bueno, meses después yo estaba hablando con mi señora madre y la niña llegó a jugar con su primito a mi escritorio. 


Entonces le dije: “mi amor por favor no juegues allí con tu primo que puedes dañar mi computador”. 


¿Y adivina que me dijo la muchachita? 


“No me regañe que usted no es mi papá”. 


Bueno, seguí usando mi hemisferio izquierdo para hablar con mi mamá, pero con el derecho se la tenía guardada a mi hija. 


Entonces cuando terminé la llamada, la busqué y le di un par de nalgadas que, hasta el día de hoy, aún se está sobando. 


Como que todavía tiene mis huellas digitales en la colita. 


Ella se quedó como sin aire, miró a su mamá, buscando la aprobación y ella solo le dijo: “mamita, ya su papá se lo había advertido”. 


Esa fue la última vez que la muchachita se atrevió a hacer el chistecito. 


Ahora que es una adolescente se acuerda y le da risa. 


¿Pero será que dañé de alguna forma a mi hija por corregirla con ese castigo? 


Mira, todo el mundo que conoce a Isabellita siempre dicen: “esa niña es una dama”. 


“Es muy educada y muy respetuosa”. 


Y a pesar de que va para su cuarto año practicando artes marciales y podría hacerle daño a los demás, es una persona muy cordial y educada con todos. 


¿Sabes que hubiera pasado si yo no hubiera castigado a mi hija en ese tiempo? 


Lo más seguro es que nunca hubiera sido la persona amorosa y cariñosa que todo el mundo conoce en la actualidad. 


No disciplinarla hubiera sido una falta de amor de mi parte. 


Mira hasta la fecha yo soy muy alcahueta con mi hija. 


Hablo mucho con ella y cuando es momento de aconsejarla, lo hago. 


Y cuando es momento de complacerla también. 


Pero siempre me baso en el amor y en todo lo que traiga para ella bienestar. 


También llegué a conocer el caso de una niña que se crio con su abuela. 


En cierta oportunidad la niña fue muy grosera con su abuela hasta el grado de casi agredirla. 


Entonces la señora llamó al padre y le dijo lo que había hecho la niña. 


El padre que estaba lejos la llamó y le dijo que respetara a la abuela que ella hacia todo. 


A lo cual la muchachita le dijo que lo iba a denunciar por maltrato a los hijos. 


El señor dejó de hacer lo que estaba haciendo y salió de inmediato para donde su hija y le dio garrote. 


Después le dijo “mamita bien pueda y me denuncia, pero su pela se la ganó”. 


Bueno, después de eso la niña se volvió super educada que hasta comenzó a saludar a todos los vecinos. 


Antes de eso, la niña era muy descortés con todos. 


Ahora era toda una dama. 


Y hasta se volvió la mejor estudiante de su salón. 


Muchos profesionales de la salud mental dicen que castigarlos lo traumatiza y bla bla. 


Lamentablemente tenemos que ser conscientes que siempre nos vamos a los extremos. 


O somos muy permisivos o somos muy tiranos. 


Muchos padres que tienen sus hijos en la actualidad en la etapa de adolescencia se están dando cuenta del error tan grande que cometieron al no corregirlos. 


Todos los extremos son malos en cualquier cosa que hagamos. 


Lo único cierto es que si tu no corriges a un ser humano cuando esta pequeño, no lo vas a poder hacer cuando crezca. 


No se trata de estarlos amenazando que les vas a pegar. 


Mira un error muy común que tienen las madres es amenazar con el “te voy a pegar”. 


O con el famoso “le voy a decir a tu padre cuando venga”. 


En ambos casos le estás sub comunicando al niño que no tienes autoridad y que cualquier orden tuya se la puede pasar por el forro. 


Hay que hablar con ellos, jugar con ellos y preguntarles siempre como se sienten. 


Más que comida y juguetes, un niño necesita atención. 


Ellos suelen hacer cosas para llamar tu atención, como por ejemplo ser indisciplinados. 


Hay que tener disciplina, pero con amor. 


Y tengas los problemas que tengas, recuerda que ellos no tienen la culpa. 


Solo quieren tu amor y atención.

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lunes, 15 de enero de 2024

Cómo superar la programación mental del fracaso



Cómo superar la programación mental del fracaso

Por naturaleza, todos los seres vivos en este planeta deseamos estar siempre bien. 


Hay excepciones, pero recuerda que la excepción no hace la regla. 


Sin embargo, una cosa es lo que decimos querer, y otra muy contraria lo que hacemos para ello. 


Por ejemplo, queremos tener el suficiente dinero para poder conocer lugares, probar alimentos, comprar cosas, ayudar a personas que nos importan, etc. 


Y si sabemos que para tener suficiente dinero debemos trabajar, muchas veces no lo hacemos, esperando a que venga el angelito con el traje y la maleta del millón de dólares a solucionarnos la vida. 


Por ejemplo, con estos ojitos que tantas cositas lindas han visto, puedo observar constantemente la historia de un buen amigo. 


Él inicio un negocio en compañía de un socio que es su pariente. 


Desde el inicio del negocio se notaba quien le ponía ganas y quien no. 


Pues los mismo clientes se quejaban de la cara de “limón”, o cara de amargado del socio. 


Incluso ellos mismos le decían a este joven que apenas tuviera la oportunidad, comprar la parte de su socio y así administrar su negocio con su empuje y energía positiva. 


Efectivamente cuando se dio la oportunidad, le dijo al pariente “cara de limón”, que le compraba su parte. 


A lo cual él dijo que no le quería vender. 


Claro el otro haciendo todo, colocando su energía y entusiasmo y él recibiendo la mitad de los dividendos sin hacer nada, ¿cómo iba a estar de acuerdo? 


Así pues, este bueno amigo le dijo, entonces cómpreme mi parte que yo sigo solo. 


No le quedó más remedio entonces que venderle, pero le pidió el favor de que le permitiera seguir como empleado del negocio. 


Bueno, el cambio se notó tanto que el negocio de este buen amigo se ha crecido exponencialmente. 


Pero todo se debe a que el disfruta tanto lo que hace, que incluso abre su negocio los días festivos. 


Y aquí es donde comienza un problema con su nuevo “empleado”. 


Yo vivo en el país con más días festivos del planeta. 


Mucha gente ve el trabajo en los días festivos como una maldición. 


Van, pero lo hacen de mala gana y odiando lo que tienen que hacer para poder comer. 


Y no estoy diciendo que el 100% de las personas hagan esto, pero si la mayoría lo hacen disconformes. 


Así que el ex socio de mi amigo se la pasa preguntándole que por qué mejor no cierran y descansan que el cómo dueño se lo “merece”. 


¿Tan amable no? 


Y el dueño simplemente le responde que no venga que el sí va a abrir. 


Lógicamente si no va, pues no le pagará ese día de trabajo. 


Y le “toca” ir para poder seguir comiendo y maldiciendo el destino que le tocó. 


Todo esto hace que nos surja la pregunta del por qué si sabemos que algo nos conviene, no lo hacemos o lo detestamos. 


Bueno, en esto influye poderosamente el programa mental de fracasados que a todos nos han estado inculcando desde pequeños. 


Cuanto somos pequeños y tomamos la iniciativa de hacer algo, pero nos queda mal, muchas veces nuestros padres o personas cercanas nos dicen “mijo esto se hace es así”. 


Qué crees que le estamos sub comunicando a un pequeño que intenta hacer algo por vez primera y no le sale “perfecto” como nos saldría a nosotros los “iluminados”. 


Que su esfuerzo no lo vale y que otros si saben porque merecen. 


Bueno, esto pasaba en mis épocas, cuando “éramos tan inocentes”. 


Hoy en día si un niño comete un error no se le castiga, sino que por el contrario se le aplaude y se le pone todo fácil ya que no quiero que mis hijos pases por lo que pasé yo. 


En este caso le estamos sub comunicando a nuestros pequeños la mediocridad. 


No importa si está bien o mal, un aplauso para ti papito que te lo mereces todo. 


Pero cuando ese niño crece y se encuentra con que en la vida nadie le va a alcahuetear y que, si no hace su labor excelente, lo mandan a la calle, es cuando piensa que el mundo está en su contra. 


Que no lo tratan bien y que solo lo quieren ver sufrir. 


Retomando el caso del “empleado” de mi amigo, esté nunca analiza que la gente paga o compra un servicio para ser utilizado. 


En este caso es un gimnasio. 


Él se excusa que por ser temporada de fin de año la gente casi no va y bla bla. 


Si alguien paga un servicio es su problema si deja vencer la membresía sin ir o no. 


La responsabilidad de un negocio es prestar el servicio pues para eso lo está ofreciendo. 


Pero en su programación mental de pobreza y fracaso este otro muchacho siente que no merece ganar, sino seguir a la sombra de su patrón, esperando que este lo deje descansar algunos días. 


Mira, todos tenemos este tipo de pensamientos pues como mencioné anteriormente es lo que nos sub comunicaron las personas de nuestro entorno. 


Esa gente ya no está con nosotros, ni dependemos de ellos. 


¿Entonces para qué prestarles atención a palabras que no nos convienen?

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lunes, 14 de agosto de 2023

Culpabilidad o Responsabilidad Empática



Culpabilidad o Responsabilidad Empática

La culpa es una emoción compleja y universal que forma parte de la experiencia humana. 


Es un sentimiento que surge cuando una persona cree haber causado o contribuido a un evento negativo o dañino, ya sea hacia sí misma o hacia otros. 


La culpa puede tener varias manifestaciones y puede afectar significativamente la salud mental y emocional de las personas. 


La culpa puede surgir de diferentes fuentes, como la percepción de haber cometido un error 


Haber violado normas morales o éticas. 


Haber lastimado a alguien física o emocionalmente. 


O incluso por no haber cumplido expectativas personales o sociales. 


También puede surgir de un sentido excesivamente elevado de responsabilidad, donde una persona se siente culpable por cosas fuera de su control. 


Y aunque la culpa puede ser una emoción dolorosa, también cumple una función importante desde el punto de vista evolutivo y social. 


En su forma más básica, la culpa actúa como un mecanismo de regulación moral. 


Incentivando a las personas a evitar comportamientos que puedan causar daño o conflictos con otros miembros de la comunidad. 


Y si eres seguidor de este blog por un buen tiempo, aquí vas a notar una relación entre la culpa y la empatía. 


Recuerda que nuestra parte noble, como hemos llamado a la empatía en este blog, nos dice que otros también merecen. 


No podemos ser solo ego, porque de lo contrario nos acribillaríamos más de lo que hemos realizado en toda la historia humana. 


Así que la empatía nos ayuda a entender que otros también merecen y pueden avanzar al igual que nosotros. 


Es por eso que de allí nace la culpa, para que no hagamos daño a las personas de nuestro entorno, y pasemos por encima de ellos. 


Y puede que tú me preguntes en estos momentos: “pero Gabrielito lindo, ¿yo conozco gente que se pasa por el forro la culpa y les hacen daño a terceros?” 


Bueno aquí ya estamos hablando de sociópatas. 


Tristemente mucha gente padece de este trastorno de personalidad y es por eso que tienen problemas para mantener relaciones interpersonales estables. 


Sin embargo, aunque la culpa puede ser útil en ciertas situaciones, también puede volverse perjudicial cuando se experimenta de manera excesiva o inapropiada. 


Esto es lo que se conoce como la culpa tóxica, que puede llevar a una baja autoestima, ansiedad, depresión, autodesprecio y dificultades para tomar decisiones. 


En algunos casos, la culpa puede llevar a un aprendizaje y un crecimiento personal. 


Cuando una persona reconoce sus errores y se responsabiliza de ellos, puede desarrollar una mayor empatía y aprender a tomar decisiones más sabias en el futuro. 


La culpa puede ser un componente importante en el proceso de perdón, tanto hacia uno mismo como hacia los demás. 


Reconocer y experimentar la culpa puede ser un paso necesario para buscar la redención y la reconciliación con aquellos a quienes hemos dañado. 


Mira yo entiendo que todos hemos hecho nuestras cagadas en algún momento. 


Y esto indefectiblemente nos ha traído consecuencias que no esperábamos. 


A nivel personal, he llegado a la conclusión que los “castigos” que vienen por nuestras acciones, son causados por nuestra consciencia, sumada a la culpa que cargamos. 


Si quieres salirte de ese ciclo, lo mejor que puedes hacer es reconciliarte con la/las personas que les hiciste daño y contigo mismo. 


Si haces esto solo con la persona que dañaste, la culpa te estará atacando porque falta que tú te perdones. 


Y tú me dirás, porque perdonarse a uno mismo si no me he hecho daño. Se lo hice a otro. 


Bueno, recuerda que tenemos una parte noble, la empatía. 


Esa al estar conectada con la culpa, para “proteger” a otros, es la que te estará trayendo malestar. 


Así que quiero animarte mediante esta información a que sueltes lo que ya fue, y no se puede hacer nada por eso. 


El error ya está hecho. No se puede hacer nada. 


Y si no tienes la oportunidad de reconciliarte con esa persona afectada de forma directa (porque ya no existe), hazlo mentalmente, de la misma forma en que te puedes perdonar a ti mismo.

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Ingeniero de Sistemas e Investigador del Pensamiento Humano y las emociones, y como estas influyen en las decisiones que tomamos cada segundo para tener éxito o fracaso.

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