Todos hemos tenido metas y deseos por cumplir.
Sin embargo, también muchos de esos planes que teníamos, tuvieron su fecha de caducidad.
La mayoría no fueron por temas de imposibilidades, sino más bien porque nos olvidamos de cumplirlos.
Tal vez nos dio miedo, pues frente a la primera dificultad, creímos que se trataba de algo imposible.
Y cuando vemos a alguien hacer eso que pensábamos imposible, es donde sacamos cualquier tipo de excusa para disimular nuestra falta de competencia.
A nivel personal conozco el caso de un joven que admiraba mucho por su sabiduría y poder personal.
Tristemente su vida cambió de un momento a otro.
Quizás por su soberbia se sintió el dueño del mundo y cometió algunos errores que incluso lo llevaron a problemas judiciales.
Este muchacho en la actualidad siente que no se puede levantar y regresar a lo que algún día consideró su mejor versión.
Es como si hubiera perdido totalmente su voluntad y sus ganas de luchar.
Y se ha puesto a esperar a que venga algún ser espiritual a salvarlo de su malestar actual.
Y con esto no te estoy diciendo que uno no debe creer en un poder superior.
Al contrario, si eres seguidor de este canal desde hace un buen tiempo, habrás notado que siempre he dicho que se vive una mejor vida si tienes la creencia de que algo más grande te está ayudando.
Es más, yo siempre he creído que, si no fuera por algo más grande o extraordinario, yo nunca hubiera salido de mi crisis financiera.
Si fuera por mí, yo todavía estaría durmiendo en el suelo y viviendo de la caridad de mis parientes.
Y te lo digo no porque yo estuviera con las manos cruzadas esperando al angelito trajeado con la maleta y el millón de dólares a solucionarme la vida.
Sino porque a pesar de todos mis esfuerzos por salir de esa situación, parecía que cualquier puerta que intentara abrir se cerrara.
Es por eso que llegué a la conclusión de que algo más allá de mi comprensión definitivamente me ayudó.
O me quieren mucho o es que valoraron todo ese esfuerzo que hacía para salir de la situación.
Y si tú estás en este momento en una situación similar, créeme que entiendo perfectamente la frustración que se siente de luchar con el cuchillo entre los dientes y no ver resultados.
Pero como lo mencioné en un tema pasado sobre la historia de los 2 náufragos, no dejes de orar, ni de remar.
En algún punto las cosas te van a cambiar si persistes.
Aunque a veces es bueno mirar si lo que estás haciendo, está bien.
Si haces algo y no funciona, hay que observar si se puede hacer de otra y mejor forma.
Recuerda que locura es hacer miles de veces la misma cosa y esperar un resultado diferente.
Y puede que en este momento me preguntes: “pero Gabrielito lindo, ¿y si lucho con todas mis fuerzas y finalmente me voy de este planeta sin cumplir mis sueños?”.
Lamentablemente eso es una posibilidad.
Pero si no luchas por lo que quieres, te aseguro que al final de tus días te vas a lamentar.
Mira, en mi caso hay metas que aún me faltan por cumplir.
Y en algún momento me hice esa pregunta y llegué a tener miedo de irme de este planeta sin cumplirlas.
Pero al menos no me voy a ir sin pelear.
Uno debe irse con la satisfacción de haberlo intentado.
Es decir, irse sin remordimientos de que pudo haberlo hecho y nunca lo hizo.
Desde mi punto de vista, el mayor pecado, que existe (si podemos llamarlo de esa forma) es la omisión.
Eso es prácticamente dejar de vivir lo que uno realmente siente en su corazón.
Si no vives bajo tu verdad, realmente estás viviendo una vida que alguien más te ha impuesto.
Y definitivamente bajo esas condiciones, podemos decir que nunca vas a alcanzar el bienestar.