Hace unos días pude observar que los seres humanos estamos tan mal emocionalmente que buscamos cualquier cosa para evadir nuestra miseria sentimental.
Con esto me refiero que el encierro que vivimos hace un par de años definitivamente nos dejó tan devastados que mucha gente salió a celebrar el último día de octubre como si nuestro país hubiera ganado la final de la copa FIFA.
Miles de caravanas en motocicletas, tirando harina y agua a todo el que pasaba y como consecuencia el orden y aseo en las calles, ya te imaginarás como quedó.
Y tal vez me digas en este momento, “pero Gabrielito lindo, la gente es libre de hacer lo que quiera y si quieren celebrar, pues lo pueden hacer sin perjudicar a nadie”.
Mira, en eso tienes total razón, todos podemos celebrar lo que nos dé la gana SIN PERJUDICAR a otros.
¿Y te parece que no dejar que el tráfico vehicular fluya con normalidad es no perjudicar a otros o llenar las calles de basura simplemente porque estás “alegre”, no es molestar a la gente a tu alrededor?
Nosotros siempre hablamos de empatía sobre todo cuando estamos perjudicando al resto.
Nos escudamos en decir que no le hacemos mal a nadie mientras nuestros actos los perjudican directamente.
Y cuando medio hacemos conciencia, la respuesta que damos es me vale y me paso por el forro lo que piensen los demás.
Claro está, actuamos de esa forma, hasta que nos toca vivir la otra cara de la moneda y alguien nos molesta con sus acciones.
Pero aquí el asunto que nos interesa saber es, ¿por qué actuamos de esta forma tan desesperada si somos adultos “funcionales”?
Y aquí es donde llegan las consecuencias de ser personas “alegres”, teniendo nuestras emociones desbaratadas.
En esto tiene que ver mucho el Ego.
Si eres nuevo por este canal, te serviría saber que el Ego es una estructura mental que siempre nos está impulsando a merecer.
Es lo que nos dice o más bien nos permite sentir al ver a otros progresar, que nosotros también queremos eso.
Por este, también llegamos a sentir envidia del éxito ajeno si no enfocamos bien nuestras emociones.
¿Y pues adivina, en promedio cuanto tiempo le dedicamos a sanar nuestro interior?
Así pues, es el mismo Ego el que nos impide sanar emocionalmente.
Si alguien nos dice que en realidad no estamos felices, sino que simplemente estamos desfogando toda nuestra frustración, le caemos con todo y sin compasión.
A parte de esto, los seres humanos tenemos la tendencia a imitar los comportamientos aprobados socialmente.
Con comportamientos aprobados me refiero a que aceptamos lo que la mayoría hacen.
Digamos que, si yo salgo a la madrugada a gritar que todos despierten, me voy a ganar los insultos de aquellos que estén cerca.
Pero si con el tiempo no sólo lo hago yo, sino que otros en la comunidad lo comienzan a hacer, esto pronto lo van a imitar a nivel general hasta que se vuelve una costumbre o algo normal y aceptado.
Así es cómo funcionan lo socialmente aprobado.
También funciona si tomas la costumbre de comenzar a leer un libro en un parque.
Si varios lo hacen, pronto se volverá una verdad social.
¿Cuál es la costumbre general de las personas para soltar todo aquello que llevan por dentro y que no los deja en paz?
Si observas la gente, al menos en Latinoamérica, llevan escuchando por años la misma música y consumiendo el mismo licor.
¿Tú crees que tantos años con el mismo lavado de cerebro mediante música que te habla de perder, que no eres nadie sin otra persona y otras cositas más, te va a ayudar emocionalmente?
¿Y sobre todo crees que esto ayuda a ser feliz?
Hay gente que dice categóricamente que solo la música que escuchan (así sea disfuncional), los hace felices.
Pero luego ves sus vidas y es una quejadera por todo lo que les pasa y todo lo que les rodea.
Bueno y ¿cómo podemos entonces trabajar con nuestras emociones y realmente liberarnos para ser felices?
Mira, existen cantidad de metodologías para trabajar con las emociones.
Algunas de ellas las mencioné en el tema METODOLOGIAS PARA SANACION EMOCIONAL.
Lo único que te puedo confirmar es que esto no será fácil ni tampoco tan rápido.
Pero si no se empieza ahora mismo, el tiempo va a pasar de todas formas.
La única diferencia es, si utilizaste ese tiempo para algo productivo o seguiste igual para luego quejarte.
Así que quiero animarte mediante esta información que a partir de este momento dejes de repetir lo que socialmente se acepta, para hacerte cargo de tus emociones.
Te aseguro que sí se puede vivir bien a pesar que estés acostumbrado al caos, pero primero debes hacer un gran trabajo contigo mismo.
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