¿Te has cuestionado alguna vez por qué actúas como lo haces?
Es decir, ¿por qué piensas y resuelves las situaciones o tomas decisiones de la manera que lo haces?
Esto básicamente lo hacemos por nuestros programas mentales o creencias.
Un programa mental (o creencia), es un conjunto de instrucciones que te dictan que hacer en caso de presentarse algo conocido.
Un ejemplo claro de esto puede ser el saludo a la bandera, o como reaccionas cuando escuchas música.
También un programa mental se puede ver más claro cuando administramos nuestro dinero.
Sufres por dinero? Entonces tienes mala programación mental.
Todo programa mental o creencia inicia con palabras.
En algunos casos estas creencias tienen que repetirse muchas veces y en otros no tanto.
Todo depende de la carga emocional que contengan dichas palabras.
Por ejemplo, hace muchos años me bastó decir una sola vez que NUNCA me volvería a enfermar, para que esto quedara grabado por siempre en mi subconsciente.
Si quieres ver con detalle el proceso te recomiendo ver el tema LAS ENFERMEDADES COMIENZAN Y TERMINAN EN LA MENTE.
Esas palabras las dije con una carga emocional tan intensa que formaron una creencia sobre mi estado de salud perfecto.
A la fecha nunca más volví a padecer absolutamente ningún tipo de enfermedad.
Pues para mi inconscientemente es más “rentable” estar saludable que enfrentar mi belonefobia.
Así pues, nuestra vida se desarrolla según nuestros programas mentales o creencias.
Y quizás en este momento me estés preguntando “Gabrielito lindo, ¿es posible formar nuevas creencias o mejor, cambiar las que ya tenemos?”.
La respuesta a esto es afirmativa y debemos utilizar el mismo método que empleamos inicialmente.
Como estamos hablando de creencias ya formadas por muchos años, tenemos que repetirnos palabras de lo que deseamos vivir.
¿Has notado las palabras que usan normalmente las personas de tu entorno?
Por lo general son palabras de queja, resentimiento e ingratitud.
Esto refuerza cada día más sus programas mentales aprendidos en la infancia.
Digamos que tienes un problema de salud, ya sea por una lesión deportiva o por el deterioro del cuerpo con el tiempo.
La creencia que tienes es que eso es “normal”.
A través de estos años has visto como otros les ha pasado lo mismo y tuvieron que hacer uso de muletas o sillas de ruedas para continuar con sus vidas.
Y agrégale que los comerciales de TV siempre están vendiéndote la idea que tienes que sanarte de algo.
Esto formó la creencia de que eres todo un enclenque.
Con un pensamiento de esta forma, inconscientemente harás cosas para permanecer en estado de debilidad.
Todo lo que comas, leas, o hagas para estar mal, tiene que ver con esa creencia.
Y tal vez me estés diciendo, “pero Gabrielito lindo, contra un daño físico no se puede hacer nada”.
Mira, cuando yo tenía unos 22 años de edad, una vez me las estaba “picando de varón” utilizando pesos grandes en el ejercicio.
Hasta que el agotamiento muscular me reventó algunas fibras lumbares.
Era tanto el dolor que hasta recuerdo olvidarme de la belonefobia con tal de sanar.
Me aplicaron durante una semana 13 inyecciones de complejo B, las cuales son un líquido algo espeso y ya te imaginarás.
Con los años esa pequeña lesión me causo problemas del nervio ciático.
Por si no sabes qué es esto, este nervio es muy caprichoso y crea un dolor tan intenso en la cadera que imposibilita el movimiento.
Y así como duele, de un momento a otro se va. Por eso es un dolor algo “caprichoso”.
En teoría esto es para toda la eternidad y ¿adivina en mi caso que paso?
Desapareció “mágicamente” gracias a mi programa mental o creencia que mi salud es perfecta.
Teniendo en cuenta todo esto, ahora el asunto es, qué es lo que realmente deseas vivir para ti.
Si ya sabemos que las palabras tienen poder de formar creencias, el siguiente paso es repetir constantemente lo que deseas para ti.
Es buena idea imprimir y colocar estos mensajes en los sitios de tu casa donde permaneces más tiempo.
Si repites e inconscientemente ves esto mismo a tu alrededor, más rápido iras creando un nuevo programa mental o creencia que te convenga.
Pero debes tener presente si ese algo que quieres, realmente es algo que te interesa.
Recuerda que los seres humanos somos muy antojados de los gustos de terceros.
Mira, si nosotros vemos a una persona que consideramos atractiva comprar algo, tenemos la tendencia a comprar eso mismo.
No es de gratis que los comerciales utilicen modelos atractivos para venderte algo.
En nuestro día cotidiano, podemos admirar personas a nuestro alrededor y tratar de seguir sus gustos, solo por esa admiración.
No tener un interés genuino por algo, hace más complicado que se manifieste en tu vida.
Por ejemplo, la gran mayoría de personas que conozco anhelan viajar.
Hace poco mi mejor amigo me envió una foto de un sitio turístico desde el cual se encontraba trabajando.
A mi amigo, que le den viajes, así no le den comida. Qué berraco para gustarle viajar.
Me dijo que yo debería estar allí y hacer lo mismo ya que por mi trabajo yo podía trabajar desde cualquier parte del mundo.
Pues esta es mi cara cuando me hablan de viajar.
En mi caso yo odio viajar.
Me parece muy agotador y sobre todo lo relaciono con estrés.
Desde muy joven me tocaba viajar por cuestiones de trabajo.
Cumplir ciertas citas en determinado tiempo y que el avión no me fuera a dejar, sumaron algo negativo a esta experiencia.
Digamos que, en términos coloquiales, yo soy bastante localista.
Me encanta la vida tranquila y por eso vivo y trabajo desde hace más de 10 años desde casa.
Y eso lo logré cambiando mis creencias, estos programas mentales que me decían que tenía que estresarme en la calle para ganarme el sustento.
Por eso debes definir qué es lo que más te gustaría vivir.
Y no lo que esté de moda, lo que la mayoría de gente haga o peor, lo que esperan que hagas.
Así que quiero animarte, mediante esta información a utilizar el poder de las palabras a tu favor.
Habla solo de aquello que te gusta, e ignora lo que estás viviendo y que no deseas.
Recuerda que a las cosas que más atención prestes, son las que permanecen en tu vida.
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