Sin excepción, toda crisis tiene básicamente las siguientes tres características.
La primera es que tienen un tiempo de caducidad. Es decir que estas no van durar indefinidamente.
La segunda es que estas no llegan de improvisto, pues en realidad las crisis siempre avisan.
El problema es que en medio de nuestras expectativas nos negamos a ver la realidad de lo que nos puede ocurrir.
Tristemente el ser humano al parecer trae escrito en su ADN la frase “eso no me va pasar a mí”.
Vemos los peligros y asumimos que eso puede tocar a otros, pero a nosotros nunca.
Mira por ejemplo la situación actual con la pandemia.
En realidad, todo el mundo sabía que esto iba a pasar.
Lo vimos hace años con la influenza porcina o virus H1N1, el VIH, etc. y nosotros miramos para otro lado pensando que todo estaba bajo control.
Es decir, echamos mano de nuestro ADN y sacamos la frase “ESO NO ME VA PASAR A MÍ”.
La tercera característica de las crisis es que traen una enseñanza para madurar.
Lamentablemente cuando estamos en medio de esta, nunca podemos ver la enseñanza o provecho que le podemos sacar, debido al dolor o desesperación que sentimos en el momento.
Pensamos que somos los únicos en el planeta que estamos pasando por eso y percibimos la vida como injusta y que se nos está castigando por algo malo que hicimos en el pasado.
Es precisamente este sentimiento de auto castigo, sumando a la ilusión que traemos de separación con la vida, lo que nos puede llegar bloquear respecto a las soluciones que tengamos a la mano para dar final a esta crisis.
Si por un instante pudiéramos separarnos de nuestras emociones existenciales, te aseguro que encontraríamos soluciones a nuestros problemas.
Es más, te darías cuenta que la solución a tus problemas actuales es tan simple, pero el terror emocional que sientes al vivir una crisis no te deja ver la simplicidad de las cosas.
A parte de todo, parece que el ser humano le encanta complicarse la vida.
Le fascina el drama y le gustan los triunfos de último minuto, donde dejó su alma en el terreno de batalla, pero al final lo consiguió.
Creo que esa frase tan popular que reza, “sin dolor no hay ganancia”, podría definir todos los actos que el ser humano realiza para buscar el bienestar.
Entiendo perfectamente esto porque yo también llegué a vivir bajo estas condiciones.
El problema es que nuestra percepción y creencias siempre van a afectar nuestra realidad.
Así que, si piensas que debes sufrir para merecer, efectivamente la Vida, Dios, el Universo o como prefieras llamarlo se encargará de darte dolor antes de entregarte el bienestar.
Si repasas la segunda característica de las crisis, estas no aparecen en nuestra vida como por arte de magia.
Yo pienso que la mejor analogía de esto, es la de un vehículo.
Esté jamás te falla de improviso, a no ser que apenas lo acabes de comprar y ya venía en mal estado.
Por lo general estos comienzan a escuchárseles ruidos que no son comunes en el día a día.
Fugas de fluidos en el piso o situaciones que son extraordinarias.
Sin embargo, puede continuar con su movilidad, hasta que llega el día en que ocurre lo impensable, y es dejarte varado en medio de la nada y al medio día, en pleno calor.
Exactamente esto ocurre con nuestras crisis.
Por ejemplo, las de dinero percibes que este comienza a disminuir su flujo.
Sin embargo, ¿qué hacemos nosotros?
Decimos que es algo temporal, que cualquiera pasa por eso y mas bien tomo el crédito que me ofrecen porque estoy completamente seguro que en unas semanas todo será como antes.
Seguimos derrochando porque “eso no me va a pasar a mí”.
Hasta el momento en que nos ocurre y miramos al cielo preguntando “¿por qué a mí?”.
Como puedes intuir en este momento el primer paso para sacar provecho de una crisis es hacer conciencia de esta.
Así que, si puede existir un peligro potencial sobre nuestras finanzas, lo primero que debemos hacer es cortar con gastos que no sean prioritarios.
Con prioritarios me refiero a las cosas que tienen que ver con tu casa.
Es decir, alimentación, salud, servicios públicos, arriendo, entre otros.
El resto de cosas pueden esperar.
Si quieres conocer más información sobre este tema te invito a ver el tema PLANEACIÓN ESTRATÉGICA DURANTE LAS CRISIS FINANCIERAS.
Una vez que ya tienes definido tu estado financiero actual, el último paso es definir qué es lo que vas a hacer.
Para donde vas. A donde quieres llegar.
Y eso sí, cada decisión que llegue a tus manos, en cada instante, pregúntate si te llevará hacia ese destino que acabas de elegir.
De lo contrario estarás como hoja en el viento dejándose llevar de nuevo por las circunstancias y preguntándote ¿qué habrás hecho en el pasado que ahora nada te sale bien?
Incluso muchas de las crisis si las aceptáramos, nos ayudarían a mejorar nuestro destino.
Por ejemplo, una persona muy cercana a mí, padeció un cambio de vida tan grande que hasta se enfermó.
Sin embargo, esta crisis que surgía y por la cual no podía hacer nada, salvo observarla, lo llevó hoy en día a una mejor condición de vida.
A veces nos aferramos con uñas y dientes a un estilo de vida obsoleto, cuando en realidad las situaciones críticas nos están ayudando a soltar lo que siempre nos ha estado frenando.
Así que te animo mediante esta información a aprovechar realmente toda situación que traigas por las malas decisiones de tu pasado.
Las crisis se pueden aprovechar para mejorar, pero debes hacerlo con estrategia, no por suerte o casualidad.
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