Por naturaleza, todos los seres vivos en este planeta deseamos estar siempre bien.
Hay excepciones, pero recuerda que la excepción no hace la regla.
Sin embargo, una cosa es lo que decimos querer, y otra muy contraria lo que hacemos para ello.
Por ejemplo, queremos tener el suficiente dinero para poder conocer lugares, probar alimentos, comprar cosas, ayudar a personas que nos importan, etc.
Y si sabemos que para tener suficiente dinero debemos trabajar, muchas veces no lo hacemos, esperando a que venga el angelito con el traje y la maleta del millón de dólares a solucionarnos la vida.
Por ejemplo, con estos ojitos que tantas cositas lindas han visto, puedo observar constantemente la historia de un buen amigo.
Él inicio un negocio en compañía de un socio que es su pariente.
Desde el inicio del negocio se notaba quien le ponía ganas y quien no.
Pues los mismo clientes se quejaban de la cara de “limón”, o cara de amargado del socio.
Incluso ellos mismos le decían a este joven que apenas tuviera la oportunidad, comprar la parte de su socio y así administrar su negocio con su empuje y energía positiva.
Efectivamente cuando se dio la oportunidad, le dijo al pariente “cara de limón”, que le compraba su parte.
A lo cual él dijo que no le quería vender.
Claro el otro haciendo todo, colocando su energía y entusiasmo y él recibiendo la mitad de los dividendos sin hacer nada, ¿cómo iba a estar de acuerdo?
Así pues, este bueno amigo le dijo, entonces cómpreme mi parte que yo sigo solo.
No le quedó más remedio entonces que venderle, pero le pidió el favor de que le permitiera seguir como empleado del negocio.
Bueno, el cambio se notó tanto que el negocio de este buen amigo se ha crecido exponencialmente.
Pero todo se debe a que el disfruta tanto lo que hace, que incluso abre su negocio los días festivos.
Y aquí es donde comienza un problema con su nuevo “empleado”.
Yo vivo en el país con más días festivos del planeta.
Mucha gente ve el trabajo en los días festivos como una maldición.
Van, pero lo hacen de mala gana y odiando lo que tienen que hacer para poder comer.
Y no estoy diciendo que el 100% de las personas hagan esto, pero si la mayoría lo hacen disconformes.
Así que el ex socio de mi amigo se la pasa preguntándole que por qué mejor no cierran y descansan que el cómo dueño se lo “merece”.
¿Tan amable no?
Y el dueño simplemente le responde que no venga que el sí va a abrir.
Lógicamente si no va, pues no le pagará ese día de trabajo.
Y le “toca” ir para poder seguir comiendo y maldiciendo el destino que le tocó.
Todo esto hace que nos surja la pregunta del por qué si sabemos que algo nos conviene, no lo hacemos o lo detestamos.
Bueno, en esto influye poderosamente el programa mental de fracasados que a todos nos han estado inculcando desde pequeños.
Cuanto somos pequeños y tomamos la iniciativa de hacer algo, pero nos queda mal, muchas veces nuestros padres o personas cercanas nos dicen “mijo esto se hace es así”.
Qué crees que le estamos sub comunicando a un pequeño que intenta hacer algo por vez primera y no le sale “perfecto” como nos saldría a nosotros los “iluminados”.
Que su esfuerzo no lo vale y que otros si saben porque merecen.
Bueno, esto pasaba en mis épocas, cuando “éramos tan inocentes”.
Hoy en día si un niño comete un error no se le castiga, sino que por el contrario se le aplaude y se le pone todo fácil ya que no quiero que mis hijos pases por lo que pasé yo.
En este caso le estamos sub comunicando a nuestros pequeños la mediocridad.
No importa si está bien o mal, un aplauso para ti papito que te lo mereces todo.
Pero cuando ese niño crece y se encuentra con que en la vida nadie le va a alcahuetear y que, si no hace su labor excelente, lo mandan a la calle, es cuando piensa que el mundo está en su contra.
Que no lo tratan bien y que solo lo quieren ver sufrir.
Retomando el caso del “empleado” de mi amigo, esté nunca analiza que la gente paga o compra un servicio para ser utilizado.
En este caso es un gimnasio.
Él se excusa que por ser temporada de fin de año la gente casi no va y bla bla.
Si alguien paga un servicio es su problema si deja vencer la membresía sin ir o no.
La responsabilidad de un negocio es prestar el servicio pues para eso lo está ofreciendo.
Pero en su programación mental de pobreza y fracaso este otro muchacho siente que no merece ganar, sino seguir a la sombra de su patrón, esperando que este lo deje descansar algunos días.
Mira, todos tenemos este tipo de pensamientos pues como mencioné anteriormente es lo que nos sub comunicaron las personas de nuestro entorno.
Esa gente ya no está con nosotros, ni dependemos de ellos.
¿Entonces para qué prestarles atención a palabras que no nos convienen?
0 comentarios:
Publicar un comentario