Lamentablemente la mayoría de nosotros hemos recibido una educación muy dócil, sumisa y basada en la obediencia.
Esto nos hizo bastante complacientes con los demás, incluso si hablamos del día actual.
Y tal vez recuerdes que alguno de tus padres te decía por ejemplo que no permitieras que los demás se aprovecharan de ti y esas cosas.
Y eso está muy bien, pero inconscientemente tenían actitudes de complacencia hacia extraños.
Cuantas veces no llegaron a sacar la mejor vajilla para atender a visitantes y prepararles platos especiales.
En cambio, en el día a día, tu plano no tenía nada que envidiarle al del perro.
Y esto no lo viste una sola vez sino muchas.
Lamentablemente este tipo de acciones fue sub comunicando a tu cerebro una especie de servilismo hacia extraños.
Pero menos contigo y las personas más cercanas a ti.
Y como ya me conozco a los seres humanos y antes de que culpes a tus padres por este tipo de acciones, es bueno recordar lo que decía la doctora Louise Hay.
Ellos también vivieron el mismo condicionamiento y es por eso que sin saberlo, trataron de enseñarte lo que para ellos era lo correcto y mejor.
Ellos no tuvieron la tecnología y el acceso a la información que tenemos nosotros en la actualidad.
Así que nuestro trabajo es interrumpir ese tipo de patrones de comportamiento, que por lo menos, a nosotros no nos sirven.
Y cambiar nuestras actitudes serviles para con personas que saben esto y están sacando provecho.
Esas personas muchas veces para controlarnos hacen uso de la culpa.
Te pueden sacar en cara que ellos están “solitos” y tú los has abandonado.
Y como tú eres un niño bueno que fuiste entrenado para darle lo mejor que tienes a los demás, sales corriendo a servirte en bandeja de plata.
Muchas veces con tus recursos económicos y sobre todo con el recurso más importante que tienes, tu tiempo.
Y esto hace que me estés preguntando en este momento: “Gabrielito lindo, ¿cómo hago para dejar de hacer lo que otros quieren, si esas personas me importan, pero finalmente yo no quiero hacer lo que ellos desean?”.
En mi caso, ya habiendo pasado por un proceso de estudio y manejo de mis emociones, yo los mando a comer “merde”.
O como dices mis amados hermanos mexicanos “mándalos a la gaver”.
Ahora no es que vayas corriendo a decir que Gabrielito lindo está incitando a la agresividad.
Lo que te quiero decir es que debes tener una actitud firme pero elegante.
No se trata de agredir a nadie ni mucho menos utilizar malas palabras con ellos.
Simplemente diciendo la palabra más hermosa y simple que existe en nuestro lenguaje, el NO.
El problema es que en medio de ese condicionamiento que tuvimos de servilismo, nos sentimos en la “obligación” de explicar por qué no queremos hacer algo.
Te pongo como ejemplo las famosas llamadas de márquetin que suelen las empresas realizar.
En el caso de mi teléfono, lo configuré para recibir solo llamadas de las personas que tengo agregadas en mis contactos.
De resto, la gente se puede envejecer llamándome y nunca me voy a enterar.
Pero antes de configurar eso, me llegué a enfrentar a ese tipo de llamadas.
Recuerdo que una señora me insistía en que le comprara un seguro contra robo en cajeros automáticos.
Yo eso no lo necesito y dele con su cuento que la situación peligrosa y bla bla.
Hasta que me la sacó y apagué ese teléfono.
Posteriormente un señor “muy amable”, felicitándome por el manejo de crédito, cosa que no utilizo “nipuel”, y si vienes siguientes este canal sabrás por qué.
No lo dejé seguir hablando y le dije “mire, ¿usted me quiere vender algo cierto? Yo no voy a comprar nada ahora, sea lo que sea, así que no le hago perder su tiempo y no me haga perder el mío”.
De esos dos casos, en el primero fui grosero con esa persona porque le corté abruptamente la comunicación.
Finalmente es el trabajo de esa persona, no es su culpa querer comer y al igual que tú tiene derecho a hacerlo.
Por eso la mejor forma fue la última, sin miedo, de frente y por el centro decir que no estás interesado.
Y entiendo que parte de ese condicionamiento de servilismo que tuviste, te viene la preocupación que la persona se va a enojar.
Pásate las emociones de los demás por el forro.
Eso no es responsabilidad tuya.
Tu solo eres responsable de tus emociones porque las puedes controlar, son tuyas.
Los demás tienen doble trabajo, enojarse y volverse a contentar.
Así que quiero animarte mediante esta información a no permitir que otros te roben el bienestar, manipulándote con la culpa, miedo y otras cositas más para que seas su “lacayo servil”.
Si no quieres hacer algo di NO con firmeza y desentiéndete de lo que ellos sientan o piensen de ti.
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