Yo creo que todos nos sentimos los suficiente grandes y maduros como para aceptar algo que a gritos nos dice que es una mentira.
Por ejemplo, si comienzo a decirte que me debes 10 dólares, así de la nada, probablemente sueltes tu risa sin compasión sobre mí.
Pero te has preguntado ¿qué pasaría al final de un año, de estarte repitiendo esto?
¿Sabías que existen altas probabilidades que pasado ese tiempo, de alguna manera me entregues tus 10 dólares?
Esto lo puedes hacer en forma de regalo, o mediante una invitación con el valor equivalente a la cantidad que inicialmente comencé a “programar” en tu mente.
Lo único cierto es que ya no te reirás como al principio, sino que poco a poco tu cerebro ira aceptando o familiarizando con la idea que me debes ese dinero.
Es más, te invito a realizar este experimento con alguna persona cercana.
Entre más pequeña perciba la persona dicha cantidad, más probabilidades tiene de entregártela.
Tal vez en este momento eso parezca absurdo o imposible de realizar, como como notarás, hace un rato mencioné la palabra “programar” en tu mente.
Eso es exactamente lo que hacen los comerciales sobre algún producto de consumo.
Quizás te habrás preguntado en muchas ocasiones por que una bebida gaseosa tan famosa, y que se vende prácticamente sola por su rico sabor, nunca ha interrumpido su pauta publicitaria.
¿No es eso tirar el dinero a la basura?
Bueno, ahora ya sabes porque es tan importante para la compañía propietaria de dicho producto, estar “programando” en tu mente esta necesidad.
De hecho, hace algunos días no tenía nada que hacer y me puse a experimentar con los estados de ánimo de mis vecinos.
Normalmente tengo la costumbre de almorzar en un restaurante cercano.
Al salir de mi casa, olvidé llevar el accesorio de moda.
Y me dio pereza regresar por él, pues vivo en un 3er piso.
Como tengo confianza con el personal del restaurante decidí ingresar asi.
Entonces la dueña que es bastante alegre y bromista me dijo “Gabrielito lindo, donde esta tu “permiso” para ingresar”.
Yo le respondí que en la casa y que, si le iba a mandar a decir algo más, aparte de saludes.
Entonces decidí seguir el juego y decirle eso no hay necesidad, esa enfermedad ya murió.
Obviamente la dueña ya sabía del juego de palabras que estaba usando.
Pero un señor, ya de edad un poco avanzada se molestó bastante.
Bueno, la verdad yo no le presté mucha atención, pero era como si se le hubieran metido con la mamá.
Defendía a capa y espada que la enfermedad de moda era esto y lo otro.
Prácticamente el señor siguió hablando solo pues en esos casos yo evito hasta el contacto visual para no tener problemas con nadie.
El tema de la salud, prácticamente se ha vuelto una religión estricta e incuestionable.
Si existe un consenso general sobre algo, esto tiene la tendencia a volverse un axioma.
Si notas, los seres humanos llevamos más de un año hablando sobre lo mismo.
Esto es una clara evidencia que muestra que una idea, ya sea lógica o incoherente, repetida de forma constante, con el paso del tiempo se acepta como una verdad.
Y atención, no estoy queriendo decir con esto que los problemas de salud actuales, sean falsos o con fines oscuros.
Muchas personas han sufrido lamentables perdidas por causa de esto.
Gracias a la Vida, no me ha tocado una vivencia de estas con personas cercanas.
La pregunta que nos compete sobre este tema es, si ya hemos comprobado que las ideas, palabras, imágenes, etc. repetidas tienden a crear nuestra realidad, ¿por qué no usar esto de forma positiva?
¿No sería más inteligente usar esta metodología para repetirse cosas que te engrandezcan?
Tristemente la mayoría de seres humanos no son conscientes de esto.
O peor, los que saben esta información les da pereza repetirse palabras de poder.
Repiten algo un par de veces y como no ven resultados inmediatos, entonces desisten.
Así pues, quiero animarte mediante esta información a utilizar una de las armas mentales más poderosas que existen como es la sugestión.
Esto funciona, pero teniendo en cuenta dos recomendaciones, hacerlo en positivo y ser paciente con uno mismo.
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