Como vimos en el tema anterior, una de las mayores maldiciones que tiene la humanidad, es la deuda.
La persona que basa su economía en este concepto, prácticamente es esclava del dinero y de sus acreedores.
Esto no solo roba la paz mental, sino que poco a poco te va llevando a la miseria.
Esto último pasará pues nadie va querer realizar transacciones con personas que no son responsables con el dinero.
Sin embargo, como toda regla, esto también tiene sus excepciones.
Pero, la disonancia cognitiva te puede jugar una mala pasada si no eres consciente de tu realidad financiera.
Con esto quiero decir que el solo hecho de escuchar la palabra excepción, con referencia al dinero, te estaría dando una luz de esperanza para salir corriendo a buscar dinero prestado.
Lamentablemente nuestros conocimientos financieros están basados en la deuda.
Pero como mencioné anteriormente existen momentos en que algo “negativo” como la deuda nos puede servir para salir adelante.
El señor Arturo Calle, que es uno de los más grandes empresarios de mi país llegó a mencionar que su industria la construyó mediante un crédito.
Sin embargo, el fue muy inteligente, pues el crédito que realizó era bastante pequeño.
Dicho por él mismo, “si es necesario dar un impulso a tu negocio, entonces acude a un crédito, pero algo que puedas responder en caso que las cosas salgan mal”.
Él, con esto, compró materia prima que necesitaba para continuar haciendo crecer su empresa.
Pero nótese algo, nosotros pedimos prestado dinero ¿para qué?
Siendo muy honestos, préstamos para turismo, vehículos, tecnología, etc.
Como puedes ver, estos artículos no tienen un retorno en la inversión.
No es algo en lo cual busquemos invertir, para obtener una ganancia.
Al contrario, estas cosas nos demandarán más gasto de dinero.
Es por este tipo de actos tan infantiles que terminamos pagando como 3 o 4 veces el artículo.
Y lo único que recibimos como retorno es una larga lista de acreedores.
Pues para poder cumplir con la deuda, nos metemos en nuevos préstamos y así pagar las cosas básicas como alimento, servicios públicos, vestuario, etc.
Y puede que en este momento me digas “pero Gabrielito lindo, y si mi vecino hace esto, ¡no me puedo quedar atrás!”.
Es aquí donde tenemos que aprender a dejar fracasar el Ego.
Como vimos en el tema anterior, por estar buscando “impresionar” a los demás, es que estamos fallando con algo tan importante como el dinero.
Mira, por más que trates de impresionar a los demás, lo mejor que puedes lograr es la envidia de ellos.
Y en muchos casos simplemente se burlarán de lo que intentas exponerles para “impresionarlos”.
Quizás en este momento me estés preguntando, “pero Gabrielito lindo, ¿será que tengo que cohibirme de todo para poder tener una economía sana?”
Claro que puedes darte tus gustos, al fin y al cabo, trabajas para vivir.
Lo único que debes tener presente es la prudencia.
Digamos que tienes un SmartTV de 45 pulgadas, pero en el mercado acaba de salir uno de 70 y 4K.
Por lógica a todos nos gustaría tener el de 70 pero la pregunta es ¿para qué?
Si fueras el dueño de un bar, y lo compras, esto sería una excelente idea pues a la final vas a recibir el retorno de la inversión en tu negocio.
¿Pero si es para tu casa?
¿Puedes ir comprendiendo la diferencia entre una inversión y un gasto innecesario?
Ahora bien, tienes que ser consciente que las inversiones no te traerán un retorno de inmediato.
Absolutamente todo en este universo requiere un tiempo y un proceso para producir fruto.
No se trata de vivir la vida con miseria, sintiendo temor por cuanta cosa se nos presenta en el camino para comprar.
El dinero es similar a la sangre, que cuando se estanca, nos enfermamos y morimos.
La idea de una economía sana es tener suficiente dinero para disfrutar y celebrar la vida.
Esto solo se logra, gastando dinero, de acuerdo a tus posibilidades actuales.
Comprando cosas que realmente necesitas y no cosas para impresionar a terceros.
Así que quiero animarte mediante esta información a invertir en tu bienestar.
Recuerda que el truco de la vida es la mesura en todo.
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