Una de las preguntas más difíciles que nos podemos hacer en la vida es: ¿qué significa realmente tener éxito?
Hace poco me contaron la historia de dos hermanos que conozco.
El mayor es millonario y ha logrado construir una vida con abundancia económica.
El menor, en cambio, no ha alcanzado esa riqueza material, pero tiene historias, aprendizajes y amistades que muchos nunca tendrán.
Un día, el hermano mayor estaba preocupado.
Le dijo al menor que temía que en algún momento él no pudiera seguir ayudándolo económicamente si llegase a faltar.
Lo que el hermano menor percibió fue un mensaje más profundo: “me estás diciendo que eres un fracaso”.
Pero el hermano menor no se quedó callado.
Le dijo que no era un fracaso.
Que había tenido el valor de arriesgarse en proyectos que otros jamás habrían intentado.
Que a lo largo de ese camino había hecho amigos que lo habían acompañado en momentos difíciles, y que incluso ahora tenía un amigo que lo había ayudado en medio de su peor situación.
Entonces le preguntó al mayor: “¿tú tienes amigos?”
El silencio fue la respuesta.
Porque, aunque tenía dinero, su vida estaba vacía de las conexiones humanas que hacen que la existencia valga la pena.
Así que le dijo que él no quería llegar a ser tan pobre, que lo único que pudiera tener fuera dinero.
Y ahí surge la pregunta que todos deberíamos hacernos: ¿el éxito se mide solo por la cantidad de dinero que tenemos?
¿O es la riqueza de nuestras amistades, del amor que damos y recibimos, lo que realmente importa?
Puede que algunos piensen que no buscar dinero es resignación por no poder alcanzarlo.
Entonces prefieras buscar dinero que conexiones.
Pero al final del día, cuando te sientas a comer solo o estás solo con tus pensamientos aflora tu verdad y eso solo lo sabes tú.
Es muy probable que el verdadero éxito está en encontrar un equilibrio entre ambas cosas.
Construir una vida con recursos, sí, pero sin sacrificar las relaciones que nos hacen humanos.
No se trata de juzgar si alguien es rico o pobre, millonario o no.
Finalmente, el concepto de riqueza es algo relativo.
La cantidad de dinero con la cual me pueda sentir rico no es la misma cantidad que tú tienes en tu mente.
Puede ser que tu requieras más o tal vez menos dinero para sentirte rico.
Se trata de mirar tu vida y preguntarte si, cuando pase el tiempo, tendrás personas que te recordarán con cariño y gratitud.
Porque al final, los proyectos y el dinero pueden desaparecer, pero los lazos humanos son lo que permanece.
Así que hoy te invito a reflexionar: trabaja por tus sueños, construye tus proyectos, pero no olvides invertir en tus relaciones.
Al final, la riqueza verdadera no siempre se ve en un saldo bancario, sino en la vida que has tocado, en los corazones que has cuidado y en el amor que has compartido.



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