Yo creo que todos en la vida buscamos ser exitosos, así no tengamos la menor idea de lo que significa eso.
Y esto es gracias esa esa estructura mental que hemos denominado aquí como el Ego.
Y tal vez me preguntes en este momento: “Gabrielito lindo, como te atreves a decir semejante blasfemia, si el éxito no tiene nada que ver con el Ego”.
Bueno, para comenzar, el Ego es eso que nos impulsa desde que llegamos a este planeta a merecer.
Y no solo eso sino a ser más y tener más.
¿Pregúntate por qué cuando alcanzas eso que consideras exitoso, quieres difundirlo a los 4 vientos?
Eso es el Ego que no solamente te impulsó a buscar ser más y llegar al éxito sino también a que lo muestres por encima de los demás y aplastes a tus “enemigos”.
¿Pero qué será exactamente eso que llamamos éxito y si existe algo que lo mida para poder saber si somos más exitosos que los demás?
Para poder entender esto, hoy te traigo una historia de un joven con el cual interactué hace algunas semanas.
Este joven tiene un canal en esta plataforma, en el cual dedica su tiempo y energía a ayudar a la gente que observa sus videos.
Lo particular de esta persona es que tan solo tiene 17 años y sabía bastantes cositas.
Él contaba en dicha información que desde que estaba muy niño le apasionaba ayudar a los demás con lo que iba aprendiendo.
Pero a pesar de esto, mencionó que el buscaba ayudar a las personas a ser exitosas, aunque él todavía no lo era.
A mí me llamó tanto la atención ese comentario que le escribí en su video mi humilde opinión como científico.
Le dije que no mencionara que no era exitoso pues ¿cuántos jóvenes de su edad tienen los huevos para hablar en público y compartir sus conocimientos adquiridos con los demás?
A pesar de que tenía una cantidad importante de seguidores y sus vídeos tenían muchas vistas, este joven no se sentía aún exitoso.
Lamentablemente al igual que este joven, la mayoría de la humanidad tiene una creencia asociada entre el éxito y el dinero.
Pero a su vez, mucha gente que tiene demasiado dinero no se siente exitosa.
Por ejemplo, conocí el caso de un personaje que estudió conmigo en la Universidad.
Años después me lo encontré en mi ciudad natal y yo iba con la madre de mi hija y la niña.
El me miraba con admiración y me repetía en múltiples ocasiones que yo era una persona exitosa y que me felicitaba por tener una esposa y una hija.
Bueno, yo la verdad veo eso como algo normal, pero para él era un sueño que quizás aún no había cumplido.
Y eso desde su punto de vista era algo exitoso.
También en cierta oportunidad me encontré en el lugar donde hago deporte, a una amiga que hace mucho tiempo no veía.
Hablábamos sobre la salud y el deporte.
En medio de la conversación me preguntó cuántos años tenía.
Yo le dije que este año iba a cumplir 52.
Entonces ella me dijo que dentro de 10 años estaría pensionado y ya no tendría que trabajar.
Y me preguntó que si anhelaba “descansar” de mi trabajo.
Pues yo me quedé mirándola y le dije, que lo más probable es que en esa situación yo me regale y lo haga gratis porque me encanta mi trabajo.
Y ella me dijo “Gabrielito lindo, definitivamente eres exitoso”.
De nuevo, a mí me parece algo normal amar lo que uno hace.
Pero para esta amiguita llegar a hacer lo que uno desea es un triunfo.
De estas historias podemos concluir que el éxito no es dinero, ni tampoco se mide por este.
Como pudiste apreciar, interiormente cada persona tiene una medida de lo que debe ser el éxito.
Así que compararte con el éxito de otros es perder el tiempo.
Digamos que el único termómetro del éxito es tu propia voz interior.
En mi caso con el joven que tenía su canal de YouTube para mí era exitoso porque está ayudando a los demás.
Está generando un impacto en la vida de ellos.
Si en tu caso buscas hacer lo que te apasiona y estás ayudando simultáneamente a las personas con esa actividad, te cuento que te estás convirtiendo en una persona de éxito.
Lo que, si no puedes hacer en desanimarte y desistir si aún no estás ganando dinero con tu pasión.
Pues rendirse y acallar tu propia voz interior ese si es un verdadero fracaso.
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