Todos tenemos personas a nuestro alrededor, que amamos y quisiéramos que siempre estuvieran bien.
Así pues, intentamos por todos los medios darles consejos y si por nosotros fuera, tomar decisiones que les ayuden a vivir en bienestar.
Y en esto vemos como no todo puede ser felicidad, pues mientras unos se arreglan, otros desbaratan sus vidas.
Y la pregunta que nos interesa responder es, ¿cómo podemos ayudar a nuestros seres queridos y que nos gana caso?
Respecto a esto, hace muchos años, tuve una experiencia que te puede ayudar a responder esa pregunta.
Resulta que en la compañía en la que estaba trabajando, entró a laborar una señorita.
A unos de mis compañeros le gusto desde el primer día que la vio.
Y como vi sus negras intenciones, le dije que no era buena idea meterse con la nómina de ninguna empresa.
Pues tristemente muchos años atrás yo había pasado por una situación similar que me dejó una amarga experiencia.
Así que, como buen “amigo”, abrí mi gran bocota y aconsejé a mi amigo que no se metiera con esa señorita.
Dicho y hecho, mi advertencia se la pasó por el forro.
A los pocos días entabló un noviazgo con ella y como todo al principio, iban de maravilla.
En realidad, no sé qué ocurrió con la parejita, pero repentinamente se veían discutiendo constantemente.
Incluso ella llegó a ir con una mano vendada argumentando que su novio la había agarrado mal.
Sin embargo, en varias oportunidades este amigo me llamaba para que lo acompañara.
Pues no quería quedarse solo con ella.
Notaba que ella era muy agresiva con él y hasta lo empujaba disimuladamente en frente mío.
Y cada uno me colocaba quejas del otro.
Mejor dicho, ambos me tenían de tampón emocional.
Yo, por tratar de ser buen “amigo”, me aguantaba este tipo de cosas que me causaban malestar interior.
Esto ocurre lo quieras o no porque las personas que te importan, si están mal, indefectiblemente te van a afectar.
Y esta señorita al parecer estaba bastante loca pues su intención era reconquistarlo.
Me preguntó que si era buena idea llevarle una serenata a su casa.
Le dije que ni por el berraco se le ocurriera hacer una cosa como esas.
Que no perdiera su tiempo.
Que mejor se olvidara de él y bla bla bla...
Bueno, eso fue como decirle vaya hágalo.
Derechito fue y contrató a los músicos.
Al otro día vino llorando, diciéndome que mi amigo la había tratado mal y que dejara de ser tan lambona.
Allí fue cuando me la volaron y le dije, “si ve mija, eso le pasa por pendeja”.
Le advertí que eso no era buena idea, pero la niña lo único que quería era hacer su propia voluntad.
Mejor dicho, la cantaleta que le di, le supo a leche de gallinazo vencida.
Y desde ese día entendí que las personas cuando tienen problemas y te preguntan algo, no es porque tengan dudas y requieran de tu ayuda.
Simplemente ellos hace mucho rato tomaron la decisión.
Y lo único que quieren de ti es una confirmación, para sentirse apoyados.
Que es la elección correcta.
Y tal vez en este momento me preguntes, “bueno Gabrielito lindo, ¿entonces cómo se puede ayudar a las personas que amamos?”
Mira, lamentablemente no existe una forma de ayudar a las personas, interactuando con ellas.
Lo único que uno puede hacer es darles ejemplo con nuestra propia vida.
Viviendo bien y en bienestar.
¿Has notado que si una persona mantiene con amiguitos que todo el tiempo utilizan licor y escuchan música de despecho, esta persona termina haciendo lo mismo?
¿Y sabías que este mismo efecto ocurre cuando tus amiguitos son personas organizadas, emprendedoras?
Tú vas a terminar copiando exactamente su ejemplo de emprendimiento.
Tanto las cosas negativas como las positivas, las estamos copiando y de forma constante de la gente con la que nos relacionamos.
Así pues, lo mejor que puedes hacer por las personas que te rodean es darles ejemplo de vida.
Si ellos te ven bien y, sobre todo, te ven rodeado de personas que viven en bienestar, inconscientemente van a copiar tu ejemplo.
Y quizás nuevamente me estés preguntado, “Gabrielito lindo, ¿qué pasa si un ser querido me pide un consejo?”
“¿Cómo debo proceder en ese caso?”
Bueno aprendí de un par de buenas amiguitas a responder “no tengo la mejor idea”.
“Mire a ver como gestiona eso, pues lo que yo le diga, no le va a servir para su caso”.
“Haga lo que le diga su corazón”.
La idea es convertirse en una persona neutra en tus recomendaciones.
Así, sin miedo, de frente y por el centro.
Esta es una buena estrategia para que no te utilicen luego de tampón emocional.
Por mucho que te guste el chisme, no hay nada más aburridor que estar escuchando las quejas de una persona que diciéndole las cosas, haga lo contrario.
Así que quiero animarte, mediante esta información, a nunca permitir que te incluyan en los errores emocionales de la gente que te rodea.
No importa si se trata de tus padres, hermanos, etc., pues solo eres responsable por ti mismo y por tus hijos, si aún están pequeños.
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