Decía el finado científico Albert Einstein que la decisión más importante que tomamos es si creemos que vivimos en un universo amistoso u hostil.
Y esta decisión es algo que se toma cada día y en cada instante, en cualquier cosa que hacemos.
No es lo mismo levantarte de madrugada, abandonar el calor de la cama e incluso con mucho sueño para hacer tus labores y ganarte el sustento.
A levantarte con mucho entusiasmo pensando que este día va a ser mucho mejor que el anterior, donde tendrás la oportunidad con tu trabajo de ayudar a las personas.
En el primer caso, esa actitud no generará la energía para cumplir tus objetivos.
En el segundo el evidente que no importa como sea el día de esa persona, algo va a cambiar en su destino.
A pesar de estos puntos de vista diferentes, las personas tienen algo en común y es la creencia en un poder superior.
Y aquí puede que me digas “Gabrielito lindo, allí si estás completamente equivocado porque yo no soy creyente en nada.”
Mira, independiente del concepto que tengas sobre esos temas tan polémicos, tú siempre creerás que hay algo más grande que tú.
No importa el nombre que le des, ya sea Universo, Vida (como en mi caso), Dios, Ángeles.
Divina Providencia, el Futuro, las estrellas, tú mismo o lo que sea.
Siempre acudimos a ese algo especial cuando estamos en problemas.
A nivel general todo el mundo habla de Dios o “mi Diosito” como se escucha popularmente.
La mayoría de personas gritan a los 4 vientos que sin él no son nada, que los bendice más que el resto de los mortales, y bla bla bla.
Pero un pequeñísimo porcentaje de esas personas, realmente colocan su confianza en ese poder superior.
Lo acabamos de ver en el año de “los Gemelos”, con el visitante que nos llegó de “improviso”.
Espero que me estés entendiendo porque hay temas que en estos medios está prohibido tratar porque te llevan a la hoguera.
El punto fue que lo primero que les dieron como solución, la gente salió corriendo y en fila para “salvarse”.
Y sin tener la certeza de que benditos rayos trae eso.
O como puede afectar mi vida en el futuro, etc.
A punta de fe ciega, con absoluta obediencia y sin cuestionar las posibles de las intenciones de terceros.
Y la pregunta interesante de esta situación es, ¿bueno y entonces ese Diosito sirvió de adorno?
Porque yo no vi a ninguno o al menos muy pocos decir “mi Diosito me va a proteger”.
De hecho, una vez hablando con un señor que me transportó, sobre estos temas, me dijo que él, por necesidad nunca se quedó en casa, sino que tenía que salir a trabajar.
Todos los días hasta la fecha se encomendaba a su Diosito para protección y que le iba muy bien.
Mira, tal vez no te va a gustar lo que vas a escuchar de mi linda boquita, pero a la gente ese Diosito no le sirve ni para un C.
Sirven más las tetillas en los hombres.
Si yo mantengo predicándole a los demás de mi Diosito, es porque tengo plena confianza en él y no en las primeras palabras de otro igual que yo o hasta peor.
Mira la vida te quiere dar lo que pides, pero tu actitud debe soportar tus palabras.
Una cosa es decir quiero esto o voy a hacer esto, y otra la actitud con la que encaras los desafíos para lograrlo.
Respecto a esto, hace menos de una semana me encontraba de trasteo.
Asumo que ya te habrá tocado y no hay cosa más aburridora y cansona que trastear tus cosas para otro sitio.
Y eso que no tengo muchos porque me gusta el estilo minimalista.
Por mi yo sólo tendría una cama, mi cepillo de dientes y un vaso para tomar agua.
El caso es que en mi imaginación calenturienta yo dije “nuuuuuu, yo ese paseo no me lo hecho al hombro nunca”.
Me fui al centro de mi localidad y contraté a dos ayudantes, con los cuales acordé iniciar a las 3 de la tarde.
Bueno esos berracos nunca aparecieron y el camión de la mudanza ya estaba parqueado y listo.
Lo primero que pensé fue en las 2 opciones que tenía.
Ponerme a llorar y aplazar el trasteo.
O enfrentar la responsabilidad y hacerlo solo, así me tarde varios días.
Como soy bastante valiente me fui por la opción 2 y comencé a subir al camión las cosas menos pesadas.
Encima de eso comenzó a lloviznar, pero en mi mente yo me repetía, esto no me va a detener.
La Vida me tiene que dar una solución así que adelante sin miedo y de frente hacia mi objetivo.
Cuando ya casi había terminado con las cosas pequeñas vi que estaba pasando en frente mío un joven con una carreta de madera haciendo reciclaje.
Yo de una lo saludé y le dije “joven ¿quiere ganar dinero?”.
Él me dijo que si y le expliqué que era para ayudarme a trastear cosa pesadas.
El venía tomándose una sopa en un recipiente, la dejó en la carreta y se puso de inmediato a ayudarme.
El caso es que ese día terminé de trastear todo a las 10pm.
Claro está que desde el fin de semana estoy bastante cansado y con dolor en todos los músculos.
Me siento como si nunca hubiera hecho ejercicio en toda mi vida.
De hecho, los entrenos que he realizado estos días en la madrugada han sido bastante incómodos por el dolor.
Y lo más importante, esto me reconfirmo y entrenó a mi cerebro a no darme por vencido sino seguir adelante con fe y el propósito de las metas que uno tenga.
A mí no me quita nadie de la cabeza que ese joven fue un enviado de la Vida.
Y te puedo garantizar que todo en la vida es similar a lo que viví en esta pequeña aventura.
Todo proyecto que quieras llevar a cabo, va a tener sus momentos de dificultad.
Porque requiere cambios y ajustes en tu vida.
Todo cambio es traumático, pero de nosotros depende hacerlo más complicado.
O peor, desistir de él simplemente porque obtuvimos una pequeña resistencia.
Así que quiero animarte, mediante esta información a confiar más en los procesos de la Vida.
Tu poder superior quiere lo mejor para ti, pero debes tener carácter y abandonar el miedo venga lo que venga y que se quiera interponer.
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