Yo creo que todos en este planeta nos ha ocurrido que tenemos que hacer algo y de inmediato sentimos malestar.
Trátese de comer algo, ir a algún sitio o realizar alguna actividad, sentimos predisposición, malestar y pereza de actuar.
Finalmente, cuando nos tocó hacer o probar la tarea correspondiente, nos damos cuenta que era algo espectacular y que nos estábamos perdiendo de algo.
Esto suele pasar mucho en los niños cuando se les da a probar algo por vez primera.
Ellos se niegan y una vez que lo saborean, quedan fascinados por el alimento y no quieren dejar de comerlo.
Nuestro rechazo es prácticamente un instinto natural de protección.
Esto ocurre en cada situación nueva para nosotros.
Los seres humanos siempre buscamos lo conocido, pues de cierta forma nos está dando seguridad.
Es por esta razón que has visto muchas personas a tu alrededor quejarse de sus vidas, pero no se atreven ni por nada del mundo a dejar eso que los atormenta.
Esto implicaría salir de su zona de “confort”, es decir la parte que ya conocen y experimentar nuevas rutas.
Esto explicaría porque, así estemos sufriendo en una relación o un trabajo “cruel” seguimos allí, cual masoquista que disfruta de sus castigos.
A título personal llegué a conocer hace muchos años alguien que se podría decir que siempre tenía buena suerte.
Tenía la capacidad de cambiar de trabajo, de ciudad, incluso de estilo de vida a su antojo.
A la mayoría nos cuesta hasta decidir sobre donde vamos a comprar el pan para el desayuno.
Pero esta persona se notaba que, con solo pensarlo, las cosas le salían como por arte de magia a su favor.
Lamentablemente tenía un problema y era la predisposición hacia las cosas.
Donde quiera que iba, tenía la idea preconcebida que sus futuros jefes eran unos explotadores.
Y que solo se aprovecharían de sus capacidades para ellos seguir subiendo en la escala de la riqueza.
Esta persona padecía de otra curiosidad y era la falta de diálogo hacia sus “castigadores”.
Podría imaginarse los peores escenarios, pero jamás se atrevía a decirle a sus jefes que era lo que le gustaba y que era lo que no le gustaba realizar.
Finalmente, por esta falta de diálogo terminaba haciendo labores que no le correspondían y odiando no solo su trabajo sino a las personas con las que interactuaba en este.
Debido a su “buena suerte” se proponía a cambiar de ambiente laboral en otro trabajo y pues como sabemos lo conseguía casi de inmediato.
¿Y adivina qué situación conocida volvía a vivir esta persona?
En conclusión, terminaba haciendo las cosas de mala gana y siempre buscaba la primera oportunidad para renunciar y cambiar de trabajo para repetir de nuevo este ciclo.
Esto no solo se ve en lo laboral.
También he conocido casos donde personas salen escapando de la falta de oportunidades en su ciudad o país para llegar a hacer lo mismo que pudieron hacer en su localidad.
La diferencia está en que gastaron más dinero para desplazarse, pero igual les tocó vivir en otra localidad lo que no quisieron hacer en la propia.
¿Quiere decir esto que es malo irme de donde estoy para buscar nuevas oportunidades?
Para nada, el problema está en que no necesariamente vas a vivenciar nuevas cosas si te van con la misma mentalidad.
Por ejemplo, ¿por qué una persona sale de un trabajo en el cual sintió bullying o maltrato laboral para seguir en otro bajo las mismas condiciones?
Es bastante “curioso” pero en el nuevo trabajo siempre se va a encontrar con nuevos abusadores labores.
Esto se debe a que ocurrió un cambio de lugar, pero faltó cambiar lo más importante que fueron nuestras emociones e ideas preconcebidas.
Inconscientemente comenzamos a realizar acciones orientadas a lograr acciones de terceros.
Recuerda lo que vimos anteriormente sobre las creencias.
Nuestro ego, con tal de tener la razón, de estar en lo cierto, hace uso de nuestro poder interior para cumplir con nuestra “verdad”.
Así que quiero animarte, mediante esta información, a cambiar no solo de estilo de vida, sino de emociones e ideas.
Nunca permitas cambios en tu vida a medias, pues tu cerebro siempre regresará a lo conocido con el fin de protegerte.
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