miércoles, 15 de febrero de 2012
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La soledad que produce la falta de Amor
Todos en algún momento de nuestras vidas hemos
experimentado el dolor amargo de la soledad, a pesar de estar rodeados de
millones de personas en este planeta, pues la tecnología hoy en día nos permite
conectarnos de una forma que jamás llegamos a imaginar.
Sin embargo, este fenómeno de soledad se presenta no sólo
en solteros, sino también en personas casadas, que aunque tengan su pareja al
lado, sienten un absoluto abandono de la otra parte. Pero ¿por qué ocurre este
fenómeno mundial?
Para poder entenderlo, analicemos la forma en que iniciamos nuestras relaciones. El
escritor estadounidense Neale Donald Walsch, en su libro Conversaciones con
Dios, describe la forma disfuncional en que nosotros iniciamos nuestras relaciones al basarlas en el temor y no en el
Amor.
Allí se expresa que iniciamos sintiendo temor al decirle
a una persona “te amo”, pues pensamos inmediatamente si a cambio vamos a
recibir la misma expresión de “yo también te amo” y lo que es peor, cuando la
escuchamos de vuelta, sentimos un nuevo temor y es, por cuánto tiempo vamos a
conservar ese amor.
¿Qué clase de amor, puede ser uno basado en el temor?
Lamentablemente esta es la forma en que abordamos este
tema tan importante en nuestras vidas, pues ese sentimiento nos acompaña desde
nuestra concepción y nos acompañará hasta el último día que estemos en este
planeta, pues se ha podido comprobar que al final de sus días una persona no
está pensando en las cosas que adquirió, o donde viajó o cuantos títulos logró.
Está pensando en el Amor, en las personas que dejará y que están a su lado.
Son varios errores los que nos permiten seguir viviendo
de esta forma y reafirmando aun más la creencia en que el Amor es algo
doloroso. El primer error es pensar
que yo no me equivoco y que soy libre, pero libre para seguir siendo un pendejo(a),
y que me las sé ya todas en el amor. El segundo error es pensar que soy un adulto y que puedo perfectamente manejar
cualquier situación de forma madura.
Aquí tenemos un verdadero problema, pues nuestras decisiones
en cualquier tema de nuestras vidas, principalmente un tema emocional como el
Amor, no dependen de la lógica o la inteligencia, sino de lo que aprendimos
cuando éramos niños. En otras palabras son reacciones condicionadas por lo que
le aprendimos a nuestros padres, profesores, parientes y personas influyentes
en nuestra niñez.
Si nuestros padres, sufrieron por Amor, adivina quien
estará copiando su forma de vida. Y en
este punto hay que tener cuidado, pues inconscientemente es incorrecto ser mejor
que nuestros padres. Los amamos tanto que “superarlos” o vivir mejor que ellos,
podría llegar a ser una traición de nuestra parte.
Aquí alguien puede decir, “mi padre no tuvo automóvil a
mi edad, pero yo si lo tengo y eso prueba que lo superé”. Pero en realidad lo ¿superaste
emocionalmente? ¿Vives mejor que él como persona? ¿O también te has frenado al
igual que él a expresar todo el amor que sientes en tu interior? ¿Tratas a los
demás como él lo hacia contigo? Obsérvalo a tu edad y observarte, ¿se trata de
una continuación emocional?
En realidad la mente inmadura, es un remedo o copia de
sus padres. Y si estos sufrieron, pues ya entenderás por que la vida de una persona se basa en el
sufrimiento, el dolor y la desdicha.
Conociendo todo esto, ya sabemos que estamos jodidos en
esa área, pero entonces ¿cómo se puede cambiar todo esto? Como en todas las
recuperaciones, lo más importante es aceptar el daño. Si aceptamos que tenemos
un problema, es más fácil hacer algo por la situación. Seguido de esto debo
hacerme cargo de mi mismo. De mis emociones. Aquí muchos fallamos, pues nuestro
interior está lleno de tanto dolor que jamás entramos en contacto con nosotros
mismos.
Es por eso que le huimos a la soledad, al silencio a
través de la música disfuncional, la televisión, el entretenimiento (así sea de
baja calidad), pero que me permita distraer mis momentos de dolor. ¿Recuerdas
cuando eras un niño y te golpeabas? La madre (por lo general), intentaba
desviar tu atención del dolor mostrándote otras cosas o cantando. Así fuiste
aprendiendo a no sentirlo y expresarlo, sino a distraerlo. Y si observas, eso
has estado haciendo toda la vida. Distrayendo
el dolor o el miedo hacia otras cosas.
Esta es una salida muy inteligente, pero enferma, pues al
final no soluciona nada, sino que cada vez
te hace más dependiente de las distracciones, provocando cada vez más vacío en tu interior produciéndote aburrimiento y más
dolor, y luego le reclamas a Dios, al Universo, la Vida o a cualquier Santo de tu devoción, por qué te está pasando
eso a ti… Suspiro.
Por eso muchas personas sufren de insomnio. En la noche,
como no pueden hacer ruido para distraerse, su cerebro comienza a generar voces
e imágenes mentales, más emociones que te acosan y no te dejan dormir. Entras en
modo “solucionar problemas” y por eso al otro día estás cansado(a) y por falta
de concentración haces las cosas mal y esos errores te llevan en un ciclo
infinito de desdicha.
Hacerse cargo de ti mismo significa aceptar tus
emociones, no escapar de ellas. Escribirlas para aprender a conocer que nos
dicen. Meditar en ellas y conocer su significado. Sentirlas y llorarlas y sobre
todo comenzar a decirte a ti mismo que a pesar de sentir todo eso y vivir cosas
que no te gustaron, te amas y te aceptas completa y profundamente a ti mismo. Y
que siempre te acompañarás tú mismo, pase lo que pase o sientas lo que sientas.
Esto es lo que se conoce como integración emocional.
Cuando comienzas a hacerte cargo de ti mismo, ocurre un
fenómeno asombroso que consiste en dejar
de meterte en la vida de los
demás, pues pasas a solucionar tu vida
y dejar de meterte en la vida de los demás a opinar, solucionar
e intermediar. Dice una frase popular
que el 90% de los problemas del ser humano son por meterse en lo que no le
importa. Este fenómeno produce una sensación de libertad, pues sientes que te
has quitado el peso de cargar con las emociones de otros que no te
corresponden, pues al fin y al cabo tu Creador no te envío aquí a cuidar a nadie,
salvo a ti mismo(a).
Después de esta libertad, viene lo que llamo punto de
peligro emocional, pues como ya te comienzas a sentir bien, quieres que todo el
mundo este bien y vuelves a pasar en convertirte en el solucionador oficial de
los problemas ajenos, lo cual te llevará nuevamente al malestar.
Mira, es muy noble ayudar a los demás y correcto. Pero meterse
en sus vidas no es ayudar. Es complicar. La mejor ayuda que le puedes dar a las
personas es mostrándoles con tu ejemplo que se puede vivir con calidad. Esto
hará que otros quieran seguir tu ejemplo y solitos buscarán el modo de vivir
bien. Es similar a dar limosna. La limosna a los pobres no les soluciona el
problema. Les ayuda unos minutos a calmar el hambre pero de allí no pasarán,
pues lo que aprendieron es que hay muchos pendejos que les dan y esto los lleva
a una zona cómoda donde se quedan esperando que les sigan dando. Si quieres
ayudar a los pobres, lo mejor que puedes hacer es convertirte en una persona
rica, pues esto les dará un modelo y un ejemplo a seguir. Y eso si es ayudar,
pues como dice la frase popular, es
mejor enseñar a pescar que dar un pescado.
Cuando uno sana emocionalmente sus heridas, todo
alrededor se transforma. Comienzas a ver el Amor de la vida por ti. Comienzas a sentirte enamorado de ti. De tu cuerpo, de
tu vida y comienzas a disfrutar de
los pequeños detalles de la vida,
comer, oler, escuchar, dormir, de los animales, del silencio, de la belleza, de
tu energía, del sexo y un sinfín de cosas que pasan por nuestros ojos y no las
vemos por estar ocupados sufriendo y metiéndonos en lo que no nos importa.
Y al final cuando das amor, ya no te da miedo que te
lastimen, pues te das cuenta que la única persona que puede lastimarte eres tú
misma(o), lo das sin reserva y sobre todo no permitirás las cosas que permites
hoy por temor al abandono, desprotección, que produce la dependencia emocional
de otro guey.
Lucha por tu libertad. No permitas que tu vida pase en vano. Vive de tal forma
que tu Creador se incline ante tu valor y amor por la vida. Te aseguro que la vida
vale la pena vivirla de esa forma. Te deseo lo mismo que yo deseo para mi y que
puedas rencontrarte con el amor de tu vida
que eres tu misma, tu mismo.
Ingeniero de Sistemas e Investigador del Pensamiento Humano y las emociones, y como estas influyen en las decisiones que tomamos cada segundo para tener éxito o fracaso.
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