sábado, 13 de noviembre de 2010
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Consciencia de nuestro legado
Hemos estado viendo como nuestra información pasada, ha estado creando un mapa mental que dirige nuestras acciones actuales. De allí que nos enojamos con facilidad o permanecemos en malestar aunque digamos que no nos gusta pero lo aceptamos sin más remedio.
Quiero en esta entrada tratar una cosa, quizás una de las pocas, que aún me preocupa y es el bienestar de los niños, nuestros hijos a los cuales le estamos dejando un legado de bienestar o malestar.
Recuerdo que a la edad de 5 años mi hermano mayor que tenía en ese momento 7 me “invitó” a ver una película que estaban presentando en la escuela en la que estudiábamos. Era mi primera salida fuera con mi hermano que yo siempre he admirado, de hecho el influyó mucho en que yo también me graduara como Ingeniero de Sistemas al igual que él. Yo me encontraba muy entusiasmado. Cuando pagamos 1 peso que era la entrada por los dos en un salón de clases adecuado para la película, apagaron las luces y comenzó la proyección. Recuerdo que era una película de vaqueros en la cual al final casi nos matan a los espectadores con tanto disparo.
Fue simplemente asombroso ver los cuerpos, sangre, caballos, caídas, armas, indios que implantaron en mi pequeño cerebro de 5 años emociones tan destructivas que quizás hasta el día de hoy me han afectado. Siendo ya adultos, hace varios años, mi hermano y yo recordábamos ese evento. Pensamos que era una idea muy estúpida que niños tan pequeños vieran ese tipo de información pues eso crearía una percepción destructiva de la vida. Llegamos a una conclusión que muchos de esos niños crecimos pensando que estábamos en guerra y que la vida era solo violencia y defender y atacar a lo que nos estén haciendo daño.
Fue devastador ver como ahora que somos adultos vemos las consecuencias actuales en nuestro medio de sicarios, asesinos, violadores, personas que siguen maltratando sus esposas y peor aún, a sus pequeños hijos perpetuando una condición que quizás nació en esa época cuando yo era niño.
Yo pienso que si eres madre o padre, JAMÁS dejarías jugar a tus hijos o asociarse con drogadictos, ladrones, mentirosos, egoístas, hipócritas, chismosos, y cualquiera de esos defectos de carácter que tanto daño nos hace a diario. Pero te has puesto a pensar ¿qué clase de asociación eres tú para tus hijos?
Tú me puedes argumentar “Pero si yo soy una persona que se preocupa por sus hijos y quiere lo mejor para ellos”. Yo te puedo argumentar: “¿Cuándo te enojas, les gritas? ¿Los insultas? ¿Los castigas con palabras diciendo eres feo/fea, malo/mala, Dios te va a castigar?”
¿Cómo reaccionas delante de tus hijos o niños pequeños cuándo alguien por ejemplo te ofende? ¿Si algo no te sale bien, gritas y maldices la vida o las cosas? ¿Qué clase de emociones les enseñas a tus hijos? ¿Cómo les estás enseñando a reaccionar en la vida ante los problemas?
Nuevamente te pregunto, ¿Qué clase de asociación eres para tus hijos?
Mira yo conozco una persona que tiene un niño pequeño. Esta persona desde niño cuando se enojaba salía gritando y golpeando todo lo que veía a su paso, incluyendo personas. El pequeño hijo de esta persona que va a cumplir 4 años tiene comportamientos neuróticos de un adulto de 30. Este niño ha perdido su auto referencia, es decir que su valor ya no es él mismo, sino las cosas externas o lo que tiene.
Cuando un niño nace hasta los 8 años aproximadamente tiene una referencia que es “YO SOY EL QUE TENGO EL VALOR”. Ese es su pensamiento. El vale porque es él. Tiene claro su papel en el mundo. Por eso cuando tú le preguntas a cualquier niño, ¿qué vas a hacer tú cuándo seas grande? El niño o niña jamás te va a decir “yo quiero vivir en pobreza” o “yo quiero trabajar 12 o más horas en una empresa donde me exploten y ganar el salario mínimo” o “yo quiero sufrir y buscar personas neuróticas para sufrir”. Tampoco te va a decir yo valgo porque estudio en x institución educativa o porque tengo x marca de ropa o vivo en y barrio de la ciudad.
Después de los 8 años cuando ya se ha formado su inteligencia emocional, la que le permitirá tomar decisiones de cuánto dinero tener, o cuáles serán sus hábitos de salud o peso y con quién compartir su vida sentimental y como vivirla, entra en una etapa de referencia externa, es decir él vale porque es hijo de x o y persona. Dice “Mi padre o madre hacen esto o aquello”.
Después de esta etapa cuando deja la pubertad, comienza algo muy complicado que se mezcla con el cambio hormonal. La personita, como tiene una referencia externa de su valor en un objeto por ejemplo “yo valgo porque vivo en el barrio Y”, y si las personas a su alrededor no le alaban el hecho de vivir en el barrio Y, entonces sufre y comienza a tener una referencia equivocada de la vida. Comienza a comprender que la vida es dura, que la vida es difícil que solo otros pueden y todo ese tipo de sentimientos que provienen de una educación deficiente.
He llegado a recibir correos Spam o ese tipo de cadenas en los cuales personajes famosos y ricos hablan sobre la educación de los hijos y como debe ser. Allí se expresa que dichos personajes (lo cual yo opino que es especulación) dicen que le digamos a nuestros hijos que la vida es dura. Que hay que sufrir para merecer, etc.
Mira la vida no es dura. La vida es maravillosa y es una maravillosa aventura. Si tú intentas recordar como vivías de niño, sabrás a lo que me refiero. Te levantabas con entusiasmo para compartir con tus amiguitos y volverlos a ver. Para tomar de la mano al amiguito o amiguita que te gustaba. ¿Recuerdas? Eso es la vida y la vida es el tesoro inenarrable. Una serie de regalos que obtienes todos los días pero por estar tan acostumbrado al malestar y al sufrimiento has olvidado y no sientes ya.
Si piensas que la vida es dura, es porque has tomado decisiones que te han llevado hasta donde te encuentras en este momento. Tú no puedes hacer nada por tu pasado y tu presente. Pero si puedes desde este presente hacer algo por tu futuro, pero lo más importante puedes hacer algo por tus hijos y los niños que te rodean. Ellos son el futuro de nuestro mundo, nuestro legado. ¿Qué programación mental les estás dejando para qué vivan su vida?
Recuerda que lo que te decían a ti de niño ahora es una ley en tu consciencia que mueve tus emociones y al final por estás, tomarás acciones y decisiones. Comienza a crear en tus niños una conciencia de bienestar pues ellos te lo agradecerán y te lo retornarán.
Ingeniero de Sistemas e Investigador del Pensamiento Humano y las emociones, y como estas influyen en las decisiones que tomamos cada segundo para tener éxito o fracaso.
Es cierto que debemos de educar a nuestros niños con amor y respeto a su vez enseñarles que la vida es hermosa y maravillosa
ResponderBorrarEstimado Jorge Grijalva Ramirez, gracias por participar con tus comentarios. Bendiciones!
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