sábado, 14 de mayo de 2011
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Como puedo ser feliz en mis relaciones
Repasando las entradas anteriores hemos aprendido que sufrimos hasta ahora por 3 razones:
1. No tenemos voluntad para actuar y resolver.
2. Reprimimos nuestras emociones y las negamos. Jamás entramos en contacto con ellas para enfrentarlas y resolverlas.
3. La falta de Autoestima que provoca el auto sabotaje para volver a lo conocido.
Quise tratar el tema de las relaciones personales de todo tipo, ya sean laborales, amorosas, familiares, amistosas, o cualquiera otra que se nos ocurra, no solo por ser una pregunta muy común que recibo de parte de amigos y personas que leen el Blog AUTOPODER: Recupera tu Poder Interior, sino porque en esta área se pone completamente de manifiesto una de las mayores fallas que no nos permiten vivir en bienestar y recibir toda la abundancia que el Universo quiere entregarnos todos los días.
Debo advertirte que mientras leas esto, quizás tu cerebro genere malestar y hasta enojo. Eso es normal pues cuando cuestionamos nuestras estructuras inducidas en nuestra mente desde la infancia la reacción es protegerse de nuevos conocimientos que nos puedan ayudar a vivir en bienestar. Recuerda que si aprendiste a vivir mal y encuentras algo que te hará vivir bien, naturalmente tu cerebro lo rechazará. Ahora entremos en materia.
Una de las cosas que más nos tiene de esclavos de la desdicha se ve mucho en las relaciones. Con esto me refiero a los Límites. Un límite según el RAE, es una línea real o imaginaria que separa un territorio de otro. Esta es la definición que hace referencia al término territorial. Sin embargo, esta definición es aplicable a cualquier límite al que hagamos referencia. Por ejemplo la piel es un límite. Esta impide que se rieguen todos tus fluidos sobre la tierra y puedas moverte libremente.
Las paredes de una casa son un límite que impide que tú ingreses a meterte en lo que no te importa. Claro, asumiendo que fueras “europeo” (de Europa, una de las lunas del planeta Júpiter. Esto con el fin de que nadie se sienta aludido o “descobijado”) y que te gusta meterte en lo que no te importa.
Los semáforos en la calle son un límite para evitar accidentes. El sueño es un límite para fomentar la recuperación de nuestro cuerpo.
Emocionalmente también tenemos límites. Tenemos que aclarar algo sobre los límites en el ámbito emocional y es que no podemos confundir un límite con una prohibición. Un límite es más bien un acuerdo ya sea tácito o específico, un compromiso moral de no ir más allá de lo que se ha pactado. Una prohibición es más bien un pequeño programa mental implantado a base de repetición de que no puedes hacer algo como por ejemplo ser infiel o desear la mujer o el hombre del prójimo.
¿Tú crees que una prohibición de esas se cumple? Por supuesto que no, pues en este ejemplo podemos observar que la prohibición es algo que otro había deseado o desea que yo haga. Un límite es algo que yo defino a consciencia y por elección propia y la cumplo.
Te voy a contar un secreto que nadie sabe hasta el día de hoy. Solo yo, y tú después de que lo cuente. ¡LA GENTE CREE QUE LOS LÍMITES SON PARA OTRAS PERSONAS!
¡NO! Los límites son para mí. Veamos un ejemplo con el tema de esta entrada que son las relaciones. Si yo soy amable con mi pareja, pero mi pareja me trata sin respeto, me grita, me insulta, se burla, me expone ante otros y me ridiculiza, en otras palabras me da el valor de una cucaracha, yo debo poner un límite. El límite no es golpear a mi pareja cada vez que realice un acto descortés hacia mí. Ni tampoco ordenarle que deje de hacerlo, pues probablemente no desistirá, como vimos en las entradas anteriores estas cosas no han pasado en un solo día. Tú has permitido que esto pase durante mucho tiempo y es muy difícil para no decir imposible cambiar una persona y mucho menos si no es consciente del daño que hace.
Entonces te estarás preguntando ¿qué hago en este caso para arreglar la situación e impedir que mi pareja me maltrate? Es muy simple si yo no puedo cambiar a otro(a), si puedo cambiarme a mí mismo(a). Debo preguntarme ¿es esto lo que quiero vivir para siempre? ¿Merezco que me traten de esta manera? ¿Debo soportar esto para no quedarme solo(a)?
Mira, en la entrada escrita anteriormente titulada CONSCIENCIA DE LA VIDA, expongo claramente que tú como la persona que conocemos hoy en día, solo vas a vivir una vez de esta manera. ¿Y vivir mal? Déjame decirte que es mejor estar solo que mal acompañado.
Como dicen mis hermanos en Argentina, no seas “pelotudo” o “pelotuda”. Según cálculos dicen que hay 7 mil millones de habitantes en el planeta y dices que estarás… ¿SOLO?
Pero enfrentar a tu verdugo emocional cuesta y caro, porque primero no has entrenado tu voluntad y vives al “hay se va” o “lo que Dios quiera”, segundo no te has hecho cargo de ti mismo(a), no conectas con tus emociones y tercero como no te amas a ti mismo(a) porque lamentablemente la mayoría crecimos en hogares disfuncionales llenos de gritos, imposiciones, obediencia ciega, sumisión a la autoridad aunque fuera absurda, entonces esperas que otro(a) loco(a) disfuncional te haga sentir amado(a), protegido(a), reconocido(a), afirmado(a), etc.
Y luego dices visceralmente “es que me haces sufrir” o “por qué a mí”, y le pides a Dios, “Dios mío que no sienta yo esto”, “quítame este dolor”. Mira, ¿quién se metió con un(a) disfuncional, Dios o tú? ¿Quién debe resolver el problema, Dios o tú?
Durante gran parte de mi vida yo permití que medio mundo abusara de mí, pues aprendí durante niño que eso era lo normal. Que me gritaran, me ordenaran, me “pordebajiaran” no sé si entiendas la palabra pero en mi ciudad más o menos quiere decir que alguien pone tu dignidad por el suelo y se para en ella a limpiarse los pies llenos de barro o lodo . Luego yo le echaba la culpa al mundo y a Dios. En otras palabras Dios tenía la culpa de que yo fuera pendejo.
Cuando yo descubrí esta situación me sentí desolado. Con el tiempo comencé a sentir rencor hacia las personas que “me hicieron” esto. Incluso hoy en día me quedó una reacción la cual debo estar pendiente para no dejarme dominar por mis emociones y es que ante la manipulación y control de otros reacciono con violencia verbal. Física hasta ahora no y espero no llegar a esas instancias.
Esto es algo en lo cual trabajo el día de hoy y no permito que mis emociones destruyan una persona que esta tan jodida por su neurosis y necesita ayuda no más daño verbal.
Con todo esto no quiero decir que vayas e insultes a tu pareja porque no te ha dado el trato que te corresponde, o la abandones. En la gran mayoría de casos le echamos la culpa al otro por nuestra infelicidad y lo hacemos responsable por nuestra disfunción cerebral. Yo te aseguro que la gente reacciona ante tus actitudes inconscientes y si tu estas jodido(a), pues vas a fomentar una situación que reacciona en tu contra.
Entonces revísate tú mismo(a) si no eres el que está generando la situación. Dialoga con tu verdugo, digo con tu pareja y exprésale lo que sientes con honestidad. Si la otra persona no acepta vivir bien y tú si lo deseas, entonces apártate de esa persona que te quiere e insiste en hacer daño.
Mira, yo ahora no le permito a nadie que viva conmigo que me haga daño, ni tampoco permito conductas que no me gustan o no apruebo. Si tú quieres vivir conmigo, tienes que vivir con calidad. Yo no me hago cargo de las emociones de nadie excepto de las mías. Pero para llegar a eso tuve que pasar por permitir muchas cosas en la vida hasta que reaccioné. Afortunadamente a tiempo, porque sé que hay mucha gente “europea” que hasta el final de sus vidas, en su lecho de muerte siguen esperando que otro les haga felices.
Y lo que nos detiene a enfrentar nuestras situaciones es el miedo a nuestras emociones de dolor. A no saber qué hacer con nuestra soledad pues creemos que era el/la único(a) “guey” que nos iba a querer toooodaaa la vida. Nos detiene el miedo al ridículo. Miedo a lo que dirán mis amigos, familiares y conocidos. Miedo al rechazo. Miedo a comenzar de nuevo. Miedo a la desprotección. Miedo a Dios, porque “creó” el matrimonio “hasta que la muerte los separe”. En otras palabras si estás jodido no hagas nada porque si no serás un condenado. Entonces condénate ahora a vivir con una persona disfuncional que contribuya más a tu enfermedad.
Mira, una cosa yo te puedo garantizar por mis estudios, observatorios y laboratorios desde hace varios años en el pensamiento y comportamiento humanos. NADIE va a venir a solucionar tu vida. Es tu vida y si no te haces cargo de ella vas a seguir sufriendo en tus relaciones. El truco de todo esto es re-aprender cómo vivir con calidad.
Cuida mucho la información que ingresas a tu cabeza. A cada instante te están programando con sufrimiento, dolor, desdicha, pobreza, carencia, necesidad, angustia, enfermedad. Y todo esto va causando en ti la formación y afirmación de tu carácter de mártir. Yo a esto le llamo el “síndrome de Jesucristo”.
Pero no lo digo para mofarme de la religión de nadie, ni tampoco para ridiculizar a Jesús. Lo comparo con las características de preocupación por los demás. Que tienes que cargarte los problemas de otros jodidos encima de tus espaldas para que ellos piensen y perciban que eres “responsable” y que los “salvarás”.
Y si te estás divirtiendo y tu familia está en crisis, entonces tu cerebro enfermo te dice que estas actuando mal y que eres un egoísta, etc. y piensas que con sufrir tú, los vas a ayudar a ellos.
Lamentablemente nuestra educación disfuncional nos enseña que si pensamos en nosotros somos unos egoístas y que nos vamos a ir a las llamas del fuego eterno. Pero con esa sufridera y angustia ya estás en las llamas del fuego eterno.
Cuando tú dejas de meterte en la vida de otros y prestas más atención a la tuya, a resolver tus situaciones afectivas, físicas, espirituales, te darás cuenta que el resto del mundo va cambiando solito sin que tengas que hacer nada. Tus actos inconscientes hacen que las actuaciones inconscientes y programadas de otros reaccionen en contra o a favor tuyo.
Si no me crees, observa cuantos años llevas haciéndote cargo de las situaciones y emociones de tu pareja, familiares, hijos, padres, amigos, vecinos, conocidos, jefes, compañeros de trabajo, etc. ¿A cuántos les has arreglado la vida? Más bien, el meterte con ellos te ha metido en más problemas y relaciones estresantes.
Otro de los factores que nos impide cambiar es que en la mayoría de casos nos sentimos “cómodos” con nuestros defectos de carácter. ¿Has conocido de personas que mantienen enojados porque esto produce miedo en las personas y estas terminan haciendo lo que ellas quieren? ¿Cuánta gente “europea” atemoriza a otros con su enojo para que accedan a sus caprichos? Porque el miedo produce aceptación y como la mayoría nos enseñaron a aceptar para “llevar la fiesta en paz”.
Y cuando alguien no hace lo que queremos entonces pensamos que es malo, pecador, que me hizo daño y todo ese poco de pendejadas que creemos sobre lo que otros nos hacen, pero que en realidad es nuestro descontrol emocional que si nos hace sufrir pero que jamás le prestamos atención, porque nos enseñaron y nos refuerzan hoy en día de que es algo normal.
Cuando te acostumbras a esto, y finalmente termina una relación que ya no puede más, en otras palabras permitimos que la vida nuevamente resuelva las cosas por nosotros ya que nos da miedo, entonces tu cerebro aprendió a no poner límites. Y en una nueva relación (si es que te atreves y no te da miedo) entras en desconfianza, mediocridad y miedo porque no quieres que otro verdugo te haga daño nuevamente. Y tu actitud mediocre en el amor, destruye esta nueva relación porque el otro(a) si quiere vivir con pasión, entrega y luego vuelves y miras al cielo empuñando las manos diciendo: “¿por qué a mí?” ¿Ves cómo somos de inmaduros emocionalmente?
Y te puedo asegurar algo, si tú vas a una nueva relación, así sea en otro país con otras costumbres y en tus memorias existe el síndrome del “mártir del calvario”, pueden poner mil personas delante de ti, vas a seleccionar un(a) jodido(a) que te haga la vida desgraciada. Y te cuento que emocionalmente tenemos una puntería… siempre damos con el equivalente neurótico que es compatible con nuestra disfunción mental.
La mayoría de padres nos preocupamos por la vida conyugal de nuestros hijos. ¿Si dará con una buena persona? ¿Si lo/la tratarán bien? Pero no nos preocupamos por la información que le estamos dando a diario de aprender a vivir con calidad.
Si tú quieres cambiar de vida, cambia tus memorias desde este mismo día. Entre más tiempo pase, más complicado es cambiar nuestro subconsciente que al final es el que determina los tratos que hacemos con la vida.
Todo lo que pase en tus relaciones ha sido tu responsabilidad. Lo has permitido. No has puesto límites por miedo a tus emociones de dolor. Has aportado tu 50% para que las cosas se deterioren. Y si tienes hijos, ¿adivina cómo actuarán, al convertirse en adultos, en sus relaciones? En la próxima entrada veremos cómo acceder al Auto Poder o Poder Interior para lograr un cambio de fondo en nuestra vida hacia el bienestar total.
Ingeniero de Sistemas e Investigador del Pensamiento Humano y las emociones, y como estas influyen en las decisiones que tomamos cada segundo para tener éxito o fracaso.
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