jueves, 2 de febrero de 2012
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» El origen de los celos
El origen de los celos
El ser humano durante toda su experiencia física
experimenta una extraña sensación que se le ha denominado con la palabra celos. Existen de todo tipo, incluyendo
profesionales, familiares, amorosos,
pero en realidad siempre es el mismo sentimiento
maquillado por las circunstancias.
Según el RAE,
los celos son un sentimiento de
amenaza ante la perdida de algo importante para nosotros. En realidad el origen
de los celos está en la creencia de
la perdida del amor. Demos un retroceso a nuestra vida e intentemos recordar a través
de los niños, nuestra infancia.
Cuando llegamos a este mundo, desconocido para nosotros,
existen (en la gran mayoría de casos), dos “extraños” que se ocupan de
nosotros. Notamos, neuronalmente
hablando, que siempre que sentimos frio, calor, hambre, sueño, cansancio, etc.
ellos se ocupan de nosotros y comenzamos a formar un lazo afectivo con ellos
gracias a su atención, pues los niños y en general todo ser humano se apega a
las personas de las que piensa, recibe el amor.
Como vamos creciendo, nuestro pequeño cerebro va comprendiendo muchas cosas y
descubriendo este nuevo entorno, a tal grado que aprendemos a manifestar amor, tal como lo vemos de nuestros
padres. Por ejemplo si nuestros padres se besan o nos besan, con el tiempo
también vamos haciendo lo mismo, incluso los intentamos “sobornar” cuando
sabemos que hemos realizado algo “incorrecto”
para ellos.
Hasta aquí todo va perfecto. Pero cuando ingresa un nuevo
ser a nuestras vidas, ya sea un hermanito o un familiar o cualquier otro niño
que nos quite la atención que tenemos de nuestros padres (que simbolizan el amor), como decimos en mi país “aquí
comienza Cristo a padecer”.
Sentimos que nos están quitando algo que nos pertenece y
nuestras emociones se revuelven a
tal grado que intentamos separar al padre “infiel”
de la creatura que está recibiendo “nuestro” amor. Si esta situación es persistente, comenzamos a “atentar”
contra nuestro pequeño “rival” emocional
y como lógica consecuencia, recibimos regaños o castigos de nuestros padres que
nos hacen cuestionar el valor de
nuestra existencia y si merecemos
una mejor vida.
Estas emociones no son comprendidas por nuestro pequeño cerebro, ya que no poseemos experiencia
previa para comparar y saber como actuar. Y peor aún, en los adultos que nos
rodean, tampoco encontramos respuesta,
pues ellos no comprenden bien ese tipo de emociones,
pues siempre aprendieron a reprimirlas y jamás las solucionaron.
¿Adivina que aprenderemos nosotros también? ¡Correcto! De
igual forma reprimiremos este tipo de emociones.
Para comprender un poco lo que sigue, vamos a hacer un paréntesis y tocaremos
un tema en el cual también aprendemos a no solucionar emociones, para que posteriormente afloren y afecten nuestra vida
de adultos. Con esto me refiero a los complejos
de Edipo y Electra.
Este tipo de situación fue investigada por el denominado Padre del psicoanálisis, Sigmund Freud. Edipo fue un personaje mítico que asesinó a su padre y terminó casándose
con su propia madre. El Dr. Freud
descubrió una teoría muy interesante, la cual consiste en que el niño se enamora
de la madre y piensa que ésta es para él. Este tipo de sentimiento se “acepta”
en la mente infantil aproximadamente a los 5 años de edad, y en otros niños
puede ser en la edad de los 3 años. Como vimos en la entrada anterior, en estas
edades se están intentando probar los límites
de la sociedad, razón por la cual
los niños son una “pesadilla” para sus padres y personas alrededor.
El niño, pasando esta etapa comprende que la madre no es
para él y por eso intenta imitar al padre, con el único fin de llegar a tener
una “compañera” similar a su imagen ideal materna. Es por eso que el niño se
coloca los zapatos del padre, sus corbatas, algunos hasta se lastiman con la
máquina de afeitar de sus padres, etc.
Quizás estés pensando en este momento que son teorías
demasiado “sexuales” para ser niños. Pero está demostrado científicamente
que el ser humano es sexual desde su
estancia en el vientre hasta la muerte. La sexualidad
no es un aprendizaje, no se intelectualiza. Es un instinto que llevamos, tal
como el instinto de respirar, comer, etc. propios de la conservación de la especie.
El complejo de
Electra, es el mismo de Edipo, pero desde el punto de vista de
la niña. Pero cuando se “acepta”, no termina todo. Aquí comienza lo interesante
del ser humano adulto. Como jamás resolvimos esta situación, solo la aceptamos,
siempre, escucha bien, SIEMPRE vamos a buscar nuestra pareja basada en las características físicas y emocionales de nuestra figura materna o
paterna, según nuestro género.
Vamos a comprobar si esto es cierto. Por favor toma papel
y lápiz y coloca una lista de las personas que han pasado por tu vida. Intenta recordar
sus características físicas en una parte y en la otra sus características
emocionales. Verás que las coincidencias son asombrosas. Por ejemplo si te
quejas del mal genio de tu pareja actual, recuerda como era el mal genio con tu
o tus parejas anteriores, celos o infidelidad. Compara esto con las características
de tu figura paterna o materna, según
sea tu caso.
Es asombroso, pero cuando hacemos este ejercicio con
honestidad hacia nosotros mismos, nos damos cuenta que hemos estado buscando el
mismo patrón emocional materno o paterno según nuestro caso. Y si te
estás preguntando en este momento que si por ejemplo te interesa una chica e
imitas la forma de ser o de vestir de su padre, comenzarás a llamar su
atención, estás en lo correcto. Te voy a ser muy honesto. Yo conocí esta teoría
hace más de 10 años. La aplicaba y ¡me hacía unos levantes! (Por si no entiendes
esa expresión me refiero a conquistas
o ligues).
Cerrando este paréntesis y volviendo a nuestro tema de
los celos, ya comprendemos que ocurre con nuestras situaciones emocionales no
resueltas. Siempre aparecerán en el futuro para chingarnos y en algunos casos
ayudarnos. Cuando somos adultos siempre vamos a sufrir del síndrome de los celos, ante compañeros de trabajo,
familiares, celos del éxito ajeno, celos de nuestra
pareja porque otro la mira, etc.
Aquí podemos ver como a pesar de ser “adultos” “maduros”
sentimos una reacción animal de “pelear” contra nuestros enemigos(as) por lo
que es “nuestro”. Mira, seamos sinceros. Si un guey o una guey ya no quiere
estar contigo sino con otro(a), ¿puedes obligarlo(a)? Por supuesto que no. No
existe una ley en ningún país que obligue a que te quieran. Y si
existiera, ¿se podría cumplir eso? Nuevamente la respuesta es NO.
Aquí es cuando encuentro en mis investigaciones el origen de los celos y es simplemente falta de amor por si mismo. Lamentablemente si
repasamos nuestra historia, nadie nos enseñó a amarnos a nosotros mismos. En cambio
nos enseñaron a ganar la aprobación de otros. Es por eso que
buscamos que otro u otra guey nos haga felices. Nos de lo que nosotros no somos
capaces de darnos, bienestar en nuestra propia compañía.
Por eso observas a mucha gente (para no decir el 100%)
que no son capaces de estar solos un momento. Se aburren, se deprimen, les da
miedo, pero jamás se quedan solos. Siempre “tiene que” prender el TV, poner
música a todo volumen, pero hacer algo con tal de no enfrentarse a sus propios
pensamientos. Pasa lo mismo con la escritura. Por eso a la gran mayoría no les
gusta escribir. Y si les toca, dicen “¿pero qué escribo?”… Suspiro
Mira ya no te puedes seguir engañando tu mismo(a). Muchas
veces pensamos que el amor es difícil y que nuestra vida es una larga
lista de desilusiones. Pero siendo
honestos, nosotros sufrimos por que nos gusta que otros sientan compasión por nuestra desgracia y peor aun, nos sentimos “bien”
cuando nos compadecemos de nosotros
mismos, al grado que les contamos a nuestros allegados, no solo una sino muchas
veces nuestras desilusiones. Dime si
eso no es ser pendejo.
La vida es una aventura maravillosa. Si no lo puedes
procesar o sentir es porque has estado acostumbrado toda una vida al sufrimiento. Pero cuando comienzas a
entrenar tu mente para vivir con calidad, vas a sentir tanto entusiasmo que
hasta realizarás cosas que no piensas en este momento. Si la vida no fuera para
gozar, jamás te hubieran dado un sistema
nervioso con el cual sientes placer,
alegría, amor, dulzura, libertad, perdón,
luz. Pero ¿cómo saber que es la luz sin la oscuridad? O ¿el amor sin el temor?
Cambia tus memorias que te llevan a vivir en malestar, y
tu vida llegará a ser un ejemplo de libertad y amor para los demás.
Ingeniero de Sistemas e Investigador del Pensamiento Humano y las emociones, y como estas influyen en las decisiones que tomamos cada segundo para tener éxito o fracaso.
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