Continuando con el tema sobre la responsabilidad de nuestra propia felicidad, debo contarte un concepto muy interesante que aprendí de una persona que conocí en la universidad durante el último semestre de mi carrera como Ingeniero de Sistemas.
Al igual que a mí, a esta persona le apasionaban dos cosas: la optimización de los sistemas de información y el pensamiento humano. Cuando conocí a AP, me comentó que ya hace más de 6 años atrás llevaba realizando observatorios sobre los comportamientos humanos y realizaba algunos laboratorios con personas de su barrio. El proponía que nuestro cerebro está dividido por tres estructuras, dos de las cuales nos controlan a diario por medio de la culpa y el miedo.
La primera estructura de control él la denominaba como el Ego o la parte que posteriormente llegué a definir como la estructura que permite la supervivencia y existencia individual de un ser humano. La segunda estructura de control, AP la denominaba el Noble y que posteriormente llegué a definir como la estructura que permite la existencia de los demás.
En un análisis que realizamos en alguna ocasión de nuestras reuniones comentábamos el por qué un bebé recién nacido sabe que debe llorar para que atiendan sus necesidades primarias. En teoría ningún ser humano llega a este planeta con conocimientos previos, sino que es “una hoja en blanco” que llega a escribir su propia historia y como es lógico y hemos tratado en este blog, esta historia se ve alterada por los comportamientos de sus seres más cercanos. Entonces ¿por qué un recién nacido sabe que debe llorar cuando tiene hambre? ¿Qué o quién le enseña que debe hacerlo en el momento preciso cuando su cuerpecito requiere alimento o se siente húmedo por su orina, lo agobia el frio o el calor?
Bueno la propuesta sobre las observaciones de AP era que el Ego, que era la estructura de control encargada de decir “aquí estoy yo” “yo existo” “yo importo”, disparaba esas emociones sobre el pequeño cerebro del infante para que se comportara de esa manera perfecta en la situación que lo requería. ¿Y entonces como figura la segunda estructura llamada Noble? AP proponía que esta se presentaba unos años más tarde cuando el niño aprendía que él no era el único ser existente, sino que había otros individuos y que también merecían las mismas consideraciones sobre su existencia. Esto es lo que también se conoce como empatía hacia otras personas.
La tercera estructura a la cual él se refería la denominó Sión o Zión en honor a una canción de Bob Marley en la cual él habla un de un estado de consciencia ideal, en la cual el miedo y la culpa no controlan al individuo, sino que el individuo ejerce control sobre sus emociones y elije que sentir. En otras palabras, la paz mental constante sin miedo, culpas o arrepentimientos de las elecciones realizadas constantemente.
Cuando AP me habló de estas cosas tarde un largo tiempo en asimilarlas, pues a simple vista me parecieron increíbles. Solo cuando observé que la publicidad utiliza estos conceptos comencé a entender que tan ciertos eran.
Por ejemplo si alguien desea venderte una camisa, un auto, y eres hombre, el mensaje que te entrega el comercial es “si eres un verdadero hombre, tienes que usar este perfume o esta camisa” o “sólo los verdaderos hombres conducen un auto xxx” o también “el famoso atleta usa x champú anticaspa que le permite jugar bien, ¿quieres jugar bien o parecerte a él?”
Recientemente, después de los eventos en Japón, observé que se estaban presentando muchos fraudes en recolección de donaciones para este país por su desastre. Habían denuncias de personas que afirmaban que terceros recolectaban dineros en diferentes formas y medios para ayuda a niños de Japón y si tuviste la oportunidad de ver dichos medios de recolección te mostraban imágenes de niños, mujeres, viejos, hombres, casi desnudos, sucios, hambrientos, etc. ¿y adivina de las estructuras anteriores cual se está usando para ejercer un control sobre ti?
Correcto! El llamado Noble. ¿Observas como en la publicidad se usan estas dos estructuras de control para captar Dinero en este caso?
Bueno, después de este preámbulo que necesitamos para comprender porque no funciona nuestra voluntad para cambiar o realizar lo que queremos, pasemos a nuestras fallas más comunes que nos mantienen en una actitud de inmerecimiento.
La primera es la apatía, el desgano, la pereza, etc. Para serte honesto, yo no creo en esas palabras. Es decir para mí no existe la pereza, apatía o desgano. Si por ejemplo tú y yo estamos sentados en una calle y alguien nos dice por favor barran toda esta calle, te aseguro que sentimos emociones que podríamos describir como apatía o pereza. Pero si a esa labor de barrer la calle le agregan y les doy un millón de dólares, te aseguro que la apatía, pereza, desgano se van de inmediato de nuestro sistema nervioso. Entonces yo no creo en la pereza, sino en la motivación o desmotivación.
Te hago una pregunta ¿sientes que necesitas más Dinero en tu vida? Voy a suponer que me dices que sí. Entonces ¿Por qué no te pones en la tarea de hacer algo que te puede beneficiar no solo a ti sino a tus parientes más cercanos? ¿Acaso el tener más Dinero no es suficiente motivación para ganarlo?
Para poder entender la respuesta a esa pregunta, te voy a colocar otro ejemplo. Supongamos que tienes un problema de agua goteando en tu lavaplatos. Inicialmente no le prestas atención. Pero cuando pasan las noches y ese ruido no te deja dormir, comienzas a planear que “un día de estos” vas a arreglar ese problema. Han pasado tres, seis, nueve meses y el problema sigue allí pero “ya casi” lo vas a revisar. Y cuando finalmente el problema ya no puede más, la llave de paso del agua de tu lavaplatos se revienta y sale gran cantidad de agua por toda la cocina, sala y casa que normalmente te levantará a las dos de la mañana a buscar un plomero o a cerrar la llave maestra que controla el flujo del agua.
¿Observas que está pasando? Dejas que la Vida resuelva las cosas por ti. De hecho eso es siempre lo que has permitido. Y para poner un control sobre este defecto de carácter que es el desinterés por hacerte cargo de tu vida, voy a proponerte un ejercicio que puedes comenzar a realizar desde este instante.
Debes tener presente que tu cerebro ha estado trabajando en función a una programación de años y que muchos de tus comportamientos ya son reacciones automáticas a eventos. En otras palabras has estado creando anclas psicológicas para reaccionar ante ciertas cosas, en el caso del ejemplo anterior, desinterés ante solución de problemas. ¿Ahora comprendes por qué en la pregunta inicial sobre si necesitas más Dinero en tu vida no puedes hacer nada o no se te ocurre nada para solucionar el problema?
El ejercicio que más me ha ayudado a mí fue uno que “invente” hace algún tiempo y es reaccionar a tiempo ante los eventos. La recomendación es comenzar por pequeñas cosas. Por ejemplo si tienes que pagar los recibos de los servicios de agua y energía de tu casa y tienes todo listo, “oblígate” a pagarlos de inmediato. No digas, “voy más tarde” o “mañana en la mañana”. Hazlo ya. Oblígate a realizarlo. Y como necesitamos usar una estructura de control de las que mencionamos arriba usa el Ego. Por ejemplo si tu meta es tener más solvencia económica piensa en todo lo que te vas a ganar para celebrar la vida que mereces y de inmediato asegúrate que si haces ese pago ahora mismo, vas a afectar los eventos futuros que alterarán el curso de tu historia y que gracias a ese pago, será como un efecto dominó que permitirá que esa situación económica tuya mejore.
En otras palabras, y eso literalmente ocurre, las acciones que tomes afectarán tus condiciones de vida. Entonces usa ese modelo de pensamiento para actuar pronto. La idea con esto es entrenar a tu cerebro a reaccionar favorablemente ante las situaciones. En este caso, cualquier cosa que se te presente, estarás aprendiendo a reaccionar a tiempo. Verás que esas famosas situaciones que “se salen de nuestro control” ya no volverán a ocurrir pues estarás aprendiendo a reaccionar con tiempo y solucionando en vez de promocionando un problema.
En la siguiente entrada estaremos tratando el segundo defecto de carácter que tiene que ver con hacerme cargo de mí mismo y mis necesidades.
