Retoma el control de tu vida. Estrategias efectivas para el control emocional

jueves, 18 de agosto de 2011

Apegos emocionales

En la última entrada conocimos que las expectativas son la manera de pasar malos ratos en la vida. Este tema va muy de la mano con los apegos emocionales y es una de las causas de mayor sufrimiento en el ser humano.

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Hace algún tiempo, iba de camino a un supermercado o tienda de comestibles. Durante el camino encontré a una mujer y a su niño de aproximadamente 3 a 4 años de edad. El niño cargaba un pequeño muñeco en sus manitos y le decía a su mamita que no deseaba llevarlo más. Esto hizo que la mujer estallara en cólera y le expresara que él mismo había querido traer eso y que debería hacerse responsable por las cosas que uno carga.

Hasta allí todo iba bien. Sin embargo, la madre le dijo a su niño que si no quería cargar el muñeco lo dejara allí tirado. A lo cual el niño le pareció la mejor manera de no cargar el objeto. Cuando en niño lo dejo en el sueño, la mamá inmediatamente se lo recogió y lo puso en su bolso.

Esta pequeña experiencia me enseñó la forma en que vamos aprendiendo los apegos en la vida y sobre todo por qué se van originando. Podemos ver que uno de niño es muy desprendido. No se carga de cosas en la vida. Las usa un momento y cuando le pierde el interés las deja por otras nuevas.

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Lo que la madre de este pequeño niño le enseñó en esta ocasión fue “carga cosas en la vida aunque ya no quieras tenerlas”. Me atrevo a expresarlo de esa manera, pues como hemos visto en entradas anteriores, nuestros padres son los dioses de nuestro universo mental. Nuestro carácter se forma a partir de las acciones que vemos en ellos. No tanto lo que nos dicen sino lo que observamos que ellos hacen.

Este tipo de acciones van ayudando a crear ciertas actitudes hacia la vida pues van de la mano con lo que veremos más adelante en esta entrada y son los apegos hacia las personas, situaciones y cosas.

Cuando somos adultos sufrimos mucho de la enfermedad de los apegos. Por ejemplo así estemos infinitamente jodidos en nuestro trabajo, no nos atrevemos a cambiar pues sentimos que allí hay algo que nos requiere, aparte del sentimiento de que esa es la única chamba como dicen en México o el único camello como decimos aquí en Colombia. Vamos creando un apego hacia nuestra situación, que el día que no la sufrimos nos asustamos y por consiguiente nos da miedo cambiar.

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Otro ejemplo similar lo podemos ver cuando tenemos que cambiar de ciudad, y también cuando tenemos que realizar un viaje y dejaremos de ver a nuestros parientes aunque sea sólo por unos pocos días. Hace varios años, este era mi principal tormento. Viajar por negocios a otras ciudades y desprenderme unos pocos días de mi esposa. Creo que pasaba más tiempo pensando en el regreso que en la negociación.

Bueno, ya hemos visto que las actitudes que aprendimos de nuestros padres, fueron formando nuestra percepción limitada sobre la vida. Y que esta percepción contribuyó a formar nuestros apegos. ¿Pero en realidad cuándo se origina esta necesidad de retener una situación, persona o cosa?

Esto se inicia con la falta de comunicación intrapersonal. Recuerda que cuando somos pequeños y hacemos el famoso “berrinche” o “pataleta” por algo que no nos complace, inmediatamente somos reprendidos, sancionados o castigados para que lloremos por un motivo “que si valga la pena”.

En otras palabras nuestras emociones no sirven y nuestros padres nos van dando motivos para “emocionarnos de verdad”. En realidad esta situación nos enseña de forma muy sutil pero poderosa que debemos ocultar, guardar o retener lo que verdaderamente sentimos.

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A medida que aprendemos a reprimir nuestras emociones, vamos creando un muro en nuestro interior el cual impide que contactemos y confiemos en nosotros mismos. Es por eso que nos da pánico total la soledad o nos aburre tremendamente estar solos, pues nos da terror enfrentarnos a nosotros mismos, pues eso precisamente hemos estado evitando durante toda la vida.

Debido a esto es que se presentan las adicciones. Y con adicciones no solo estoy hablando del cigarrillo, alcohol, tabaco, marihuana, bazuco, cocaína, etc. Existen otras adicciones mucho más sutiles y dañinas que las anteriores, pues contribuyen más a nuestra neurosis.

Me estoy refiriendo a la adicción al trabajo, al sexo, a la comida, a los juegos de azar, a los vídeo juegos, a Internet, a las redes sociales, al celular, a chat, a la televisión, al baile, etc.

Tal vez en este momento estarás pensando, pero bailar no es malo, tampoco hablar por celular o tener sexo. Bueno tienes toda la razón, estas actividades no son perjudiciales, es el tiempo que invertimos en ellas lo perjudicial. Los abuelos decían antiguamente: “ni tanto que queme al santo, ni tampoco que no lo alumbre”.

Según el RAE una adicción es una asignación, entrega o adhesión a algún hábito. En otras palabras es una especie de ritual constante que de no realizarse, no me permite vivir “normal”.

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Según la OMS, algunas adicciones como el alcoholismo son calificadas como enfermedades. Para serte sincero, y según mis investigaciones, no estoy de acuerdo con esta creencia. Si el vicio del alcohol es una enfermedad, por qué no califican de enfermos a los adictos a la cocaína, bazuco, marihuana, sexo, trabajo, comida, etc. La enfermedad real es la baja autoestima, la falta de comunicación interior y el contacto consigo mismo. En este caso por ejemplo el alcohol es la excusa para escapar de mí mismo, al igual que la comida, sexo y el resto de acciones que nos inventamos.

Durante los últimos 5 años he estado investigando el fenómeno de las redes sociales y las publicaciones que allí se hacen sobre pensamientos y estados de ánimo que colocamos todos en los muros. Un investigador del pensamiento humano, el cual mencioné sus estudios sobre las estructuras del Ego y el Noble en la entrada Defectos que no me permiten recibir la abundancia del Universo, mi amigo AP me explicó en una ocasión que todo, absolutamente todo lo que proviene de la mente humana es perfecto, pues proviene de una estructura perfecta. Si por ejemplo una persona viene y expresa algo, y yo no lo comprendo, el problema es mío. Pero el contenido que acaba de ser lanzado ya sea por medio escrito o hablado tiene una razón muy poderosa de ser y esto indica el verdadero ser de la persona.

Algunas de las frases que he encontrado estos años son expresiones de estar aburrido(a), de necesidad, de apego, de aplastar enemigos. Esto último me parece sumamente extraño pues se supone que en tu red social no tienes enemigos sino a todos tus amigos.

Pero la pregunta que deberíamos hacernos es ¿Por qué me aburro conmigo mismo? ¿Me odio? ¿Me caigo mal? ¿No soy suficiente o no hago suficiente?

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¿Quieres ser feliz? Deja los apegos. Despréndete de todo y todos. Déjalos ser como son. No controles a nada ni a nadie. Y cada vez que estés solo pregúntate ¿Qué es lo que ocurre conmigo, por qué siento esto? Escúchate tú mismo(a). Permítete sentir esas emociones a las cuales les estás huyendo hace muchos años.

Recuerda que tu sistema nervioso está diseñado para ayudarte. Si esas emociones se presentan en tu vida es porque te quieren entregar algo. Si no les prestas atención, estarás pasando toda tu vida escapando de algo que te perseguirá hasta el último aliento, pues son parte de ti. Averigua que ocurre y convierte en tu propio Detective Mental.
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Ingeniero de Sistemas e Investigador del Pensamiento Humano y las emociones, y como estas influyen en las decisiones que tomamos cada segundo para tener éxito o fracaso.

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