Una de las cosas que más nos sorprenden cuando comenzamos a entender la mecánica de nuestros pensamientos, es como estos afectan nuestra realidad.
Es por eso que, si deseamos tener una vida de X forma, esta nunca la vemos por dichos pensamientos.
Por ejemplo, tu vives en constante carencia económica y deudas.
Pero puedes observar que por más pensamiento positivo que tengas, parece que esas deudas o carencias no desparecen.
Mira yo no te voy a engañar diciéndote que cambiar eso es fácil y bla bla.
Precisamente no es fácil porque detrás de ese deseo existe un pensamiento promotor.
Y este pensamiento es que deseas dinero, porque no quieres vivir en carencia.
Ya estás hasta la corona de pasar necesidades.
Y para que vayas comprendiendo esa emoción de odio, cansancio, saciedad, etc., sobre este tema, es lo que va a seguir produciendo los mismos resultados.
Por eso nuestra vida nunca va a funcionar por nuestros deseos, sino por nuestras creencias.
Pregúntate por ejemplo que es más real entre ser enfermo o estar sano.
Tal vez me digas, depende de cómo es tu estado de salud en el momento de la pregunta.
Y estás en lo correcto.
Ahora realiza una pregunta similar con el dinero.
Si es más real ser carente de él o tenerlo en abundancia.
¿Puedes percibir en este momento lo que intenta decirte tu cuerpo frente a este cuestionamiento?
¿Ahora comprendes por qué te digo que cambiar esos pensamientos es la cosa más difícil del mundo?
¿Quiere decir esto que no podemos hacer nada y simplemente aceptar ese destino que nos tocó?
Mira que, en la década de los años 90, un científico japonés dio una luz de esperanza para nosotros.
Esto lo explicó en su libro titulado “Los mensajes del agua”.
Aunque sus métodos y conclusiones han tenido sus detractores, mucha gente replicó sus experimentos con arroz.
Por si nunca habías escuchado hablar de esto, es simplemente etiquetar unas muestras de agua con palabras positivas y negativas.
Luego congelar estas muestras y observar el cristal que formó bajo un microscopio.
El experimento intenta demostrar que las intenciones y observaciones que tenemos sobre las cosas, tienen la capacidad de modificar las moléculas de la realidad.
¿Suena genial no?
Bueno, resulta que por allá en el año 2012 le escuché a una persona, en esta plataforma, decir que nosotros estamos conformados por un 70% de agua.
Este porcentaje va a depender mucho de la edad, el sexo y uno que otro factor.
Pero a nivel general, podríamos decir que somo 70% agua.
¿Qué pasaría si en vez de poner etiquetas positivas al agua, lo hacemos con nosotros?
Finalmente somos como una especie de envase para tanta agua.
Mira por ejemplo hace algunas semanas mandé a imprimir en esta placa palabras que pueden afectar esas moléculas.
Y atención, no te estoy diciendo que esto es 100% efectivo, pues llevo poco tiempo probándolo.
Puede ser una buena herramienta para cambiar ese destino que nos tocó.
Pues como pudiste ver al principio, cambiar creencia no es una tarea tan fácil, y a veces puede ser hasta dolorosa.
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