Retoma el control de tu vida. Estrategias efectivas para el control emocional

lunes, 21 de diciembre de 2020

Resolviendo las carencias



Resolviendo las carencias

Salvo contadas excepciones, los seres humanos deseamos vivir en abundancia.


Al menos desde mi punto de vista, no he conocido el primer ser humano que prefiera pasar necesidades a tener suficiente para disfrutar la vida.


A pesar de esto, vemos como la carencia se ve en la actualidad como si fuera algo normal.


También podemos observar que, así como vemos carencia, también hay opulencia en medio de ella.


Con esto quiero decir que no hay una ciudad donde uno diga que, por vivir allí, automáticamente tienes dinero.


Siempre que hablemos del factor humano, existirán ambos bandos, tanto de la carencia, como los de la opulencia.


¿Entonces qué hace que algunos tengan abundancia en sus vidas mientras que otros sólo se conforman con observar?


Como ya hemos visto anteriormente, la Vida no tiene preferidos.


A todos nos da el mismo aire, la capacidad de ver en colores, de oler y sobre todo de pensar.


Absolutamente nadie en este planeta tiene mas o menos de 24 horas para hacer sus labores.


Lo único cierto es que en ese tiempo podemos obtener abundancia o escasez.


Increíblemente lo que nos afecta en este tiempo es nuestro ego.


Asumiendo que es la primera vez que escuchas sobre este tema, el ego es una estructura mental con la que llegamos todos a este planeta.


Si observamos la existencia de un ser humano, al nacer no tiene la menor idea de donde está.


Muchos menos quien es, y no sabe cual es la mecánica de la existencia en este planeta.


¿Pero cómo sabe qué hacer cuando tiene hambre, sueño o esta mojado?

¿Si no tiene idea entonces que es lo que le indica que debe defenderse con el llanto?


Es aquí donde interviene la estructura mental que aquí denominamos el Ego, la cual nos está impulsando constantemente a merecer.


Es como si esta nos gritara que valemos y que también tenemos derecho.


Paralelamente también tenemos otra estructura mental que denominamos el Noble.


El Noble viene siendo como el Ego, pero considerando que otros también tienen derecho.


Básicamente es la empatía que sentimos por otros.


¿Te imaginas que solo nos guiara el Ego desde nuestro nacimiento?


Todos peleando por quien es el único merecedor.


Es aquí donde interviene el Noble o la empatía que nos ayuda a convivir con los demás.


Quizás hayas escuchado mencionar que el Ego es algo malo y que debemos acabarlo y bla bla bla.


En realidad, esto es una estructura que nos acompañará mientras estemos en esta existencia, al igual que la empatía.


El problema es que lo hemos estado alimentando, de la imagen o expectativa que los demás proyectan sobre nosotros.


Por ejemplo, si tú eres una persona que practica la caridad, la imagen que proyectas y que se retroalimenta sobre ti es de una persona bondadosa.


En el momento en que dejas de dar ayuda a los demás, ya sea que te cansaste, ya no tienes como ayudar o lo que sea, esa imagen pasa de ser bondadosa a mala.


Y tú sufres porque sientes que los demás son malagradecidos y no valoran todo tu esfuerzo.


Este sufrimiento en realidad lo está padeciendo tu Ego.


Es por eso que muchos estudiosos de este tema le denominan el falso Yo.


Tú Ego es algo con que te identificas como si fuera tu verdadera esencia y allí es donde te perjudica.


Increíblemente a mayor Ego, mayor carencia.


Y quizás tengas entendido que las personas con mayor riqueza tienen que ser más egoístas que la mayoría.


Déjame decirte que precisamente tu Ego, tu falso Yo, con el cual te identificas es el que te “dicta” esta creencia.


Si quieres puedes comprobarlo tú mismo(a) consultado con alguna persona de bajos recursos económicos.


Pregúntale por qué está padeciendo tanto si la abundancia es para todos.


Lo más seguro es que esa persona se enoje y te diga que los ricos le roban o le han quitado la oportunidad de vivir mejor.


El Ego de esa persona siempre va a culpar a otros de sus desdichas pues esta jamás se equivoca.


Siempre va a percibir a las demás personas por encima de ella, pues recuerda que nuestro Ego nos ayuda a reclamar nuestro espacio en el mundo.


Pero eso sí, el Ego jamás va a aceptar que está equivocado.


Siempre los demás tiene la culpa de no capacitarse, de no relacionarse mejor y de no ahorrar para mejorar sus condiciones.


Es por eso que entre más dominado por el Ego este una persona, mayores carencias tendrá en su vida.


Por eso es que nos afana tanto demostrar que tenemos algo o que somos mejores que los demás.


Y aquí te puede surgir la pregunta, ¿entonces si dejo de identificarme con el Ego, mi vida se volverá próspera de forma automática?


La respuesta a esto es un SI descomunal.


En el momento en que tú te dejas de identificar con tu Ego, sale tu verdadera esencia. Lo que realmente eres.


Tengo que serte muy honesto, pero para llegar a eso hay que cortarse una, una patilla.


No hay nada mas complicado para el Ego que aceptar que se equivocó.


Esto es un proceso que se debe hacer paso a paso. Gota a gota.


Y se comienza siento muy honesto contigo mismo(a).


Con esto me refiero que, si algo te avergüenza, debes aceptarlo tal como es.


Digamos que todos tus circulo social cercano se fue de vacaciones, pero tú no pudiste hacerlo por falta de dinero.


Tú Ego de inmediato te dictará que debes decirles, aunque no te estén pidiendo explicación, que debes cumplir con unos compromisos de negocios y bla bla bla.


Si observas, cuando estás identificado con tu Ego, sientes la necesidad de explicar.


Comienza por abandonar eso. Se que arde, te mortifica, pero si no das el primer paso, nunca vas a poder avanzar.


Vas a notar con la práctica de esto que tu Ego ira perdiendo fuerza.


Esa emoción de mortificación ya no será tan intensa y hasta gracia o risa te producirá.


¿Acaso es un pecado mortal estar “asado” o no tener dinero?


Es por eso que se mencionó en el vídeo anterior, que uno de los miedos a vencer para ser exitoso es el miedo a la pobreza.


La verdad nos aterra decir que no tenemos dinero a nuestro círculo social.


Debido a esto nos metemos en deudas estúpidas y fiamos todo para aparentar algo que a los demás les vale.


Así que no hay necesidad de explicarles o decirles nada sobre tus estados financieros.


Simplemente reconócelos y ya.


Solo cuando aceptamos nuestras fallas, es que encontramos las fuerzas para cambiarlas.


Es cuando comenzamos a ver nuestras posibilidades y habilidades para cambiar la carencia por abundancia en nuestra vida.


Así que quiero animarte mediante esta información a resolver cualquier carencia en tu vida, dejando de identificarte con el Ego.


La abundancia no depende de lo que tengas o lo que hagas, sino de lo que sientas.

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lunes, 14 de diciembre de 2020

Nuestro mayor miedo



Nuestro mayor miedo

El miedo es una de las emociones mas controversiales que tiene el ser humano.


Por un lado, el miedo nos ha servido de protector desde que llegamos a este planeta.


Por ejemplo, la primera vez que tuviste contacto con el fuego.


Quizás tus padres te advertían que no lo tocaras, pero tu insistías en saber qué era eso, hasta que finalmente lo ¡entendiste!


A partir de este momento ni por nada del mundo te volverías a acercar al fuego.


Lo mismo podríamos decir de la corriente eléctrica.


De hecho, llegué a conocer personas que su miedo por la electricidad les ha causado problemas al ver esta asignatura en la educación superior.


Aquí podemos ver como el miedo nos protege de seguir haciéndonos daño en el futuro con algunos elementos.


Pero también nos puede perjudicar a paralizarnos al actuar ante eventos o situaciones que nos convienen.


Si se lo permitimos, el miedo puede ser un enemigo bastante poderoso.


Incluso se ha llegado a clasificar una lista de 7 miedos que debemos vencer si queremos ser exitosos.


Por ejemplo, el miedo a la crítica.


De esto sí que padecemos la mayoría de personas.


Digamos que voy a crear un canal en YouTube sobre lo que he aprendido de las emociones y como estas nos ayudan o perjudican.


Al principio puedo sentir miedo al que dirás las personas que me conocen.


Es decir, si hablaré bien, si les gustará, etc.


Si observas, todas estas preguntas estarán orientadas a las críticas y opiniones que harán las personas sobre mí.


Y si el sigo dando energía a estas emociones y pensamientos negativos mucha gente perderá la oportunidad de aprovechar este conocimiento.


¿Cuántos amigos no me he llegado a encontrar en la calle, dándome gracias por que su economía mejoró ya que dejaron de trabajar para gente pobre?


Con esto me refiero a que soltaron esos empleos donde su jefe les daba pesar pagarles o les pagaba bien poquito.


Así que no sabemos, la gran cantidad de personas que dejaríamos de estar ayudando solo por el miedo a la crítica.


Otros miedos que existen son el miedo a la pobreza.


Es por eso que nos encanta “mostrar” nuestros logros en las redes sociales.


No queremos quedarnos callados y ser discretos para que no nos asocien con la pobreza.


Un fenómeno similar ocurre con el miedo a la vejez, y podríamos asociar este último con el miedo a la muerte.


Por eso adulamos tanto la juventud y queremos tener ese aspecto juvenil para siempre.


Caemos en cirugías y tratamientos para el rostro, que a la final no nos dejan envejecer con dignidad.


Literalmente podemos llegar a transformarnos en monstruos, al llegar a la vejez.


Los últimos cuatro grandes miedos que tenemos están bastante relacionados entre sí.


El miedo al fracaso, el miedo a ofender a otros.


Miedo al ridículo y finalmente miedo al éxito.


Si observas cuidadosamente de esta lista de 7 miedos que acabamos de nombrar, los 6 primeros tienen que ver mucho con terceros.


Es decir, miedo a la crítica, a lo que piensen los demás.


Nos importa mucho la imagen que proyectamos sobre otros.


Por eso nos pasamos la vida tratando de complacer a terceros.


Y nos damos cuenta que a la final ni siquiera miraron ese esfuerzo que hicimos por agradarlos o no les importó.


Estos miedos tienen que ver mucho con el ego, pues este, de cierta manera se ha estado alimentando por lo que otros opinan sobre ti.


En cambio, el último miedo de esta lista, es decir el miedo al éxito, tiene que ver mas con nuestro mayor temor.


Yo creo que la mayoría pensamos que el mayor temor es la muerte.


A nivel personal yo creía que el mayor miedo que yo tenía era al Diablo, a los demonios, fantasmas o similares.


Nuestro mayor temor no son esos miedos, sino el brillar más que otros.


Dejar salir nuestra luz, porque pensamos que vamos a opacar a las personas que amamos.


Imagínate por un momento que has tenido unos padres amorosos.


Ellos te dieron todo lo necesario de manera física y emocional para que tuvieras un excelente desempeño como adulto.


¿Cómo te sentirías logrando algo que por ejemplo ellos siempre lucharon por hacer y nunca pudieron?


Con la mano en el corazón nos sentiríamos mal, como si los estuviéramos traicionando.


Es por eso que no nos atrevemos a dejar brillar nuestra luz porque inconscientemente pensamos que estaremos haciéndole daño a las personas que amamos.


Cuando tu luz brilla, automáticamente le estás concediendo el permiso a la gente que te rodea para dejar brillar su propia luz.


A mi me ha ocurrido que cuando he realizado algo o he adquirido algo, las personas a mi alrededor, al poco tiempo también lo han hecho.


Quizás alguien se enoje porque a su alrededor “copiaron” su éxito o lo que hizo.


Tal vez diga que lo imitaron y que son puras envidias de sus vecinos o amigos.


La verdad estos conceptos provienen de una mente con muchas carencias emocionales.


Pero cuando haces algo y otra persona sigue tus pasos, debes alegrarte porque tu luz hizo que la luz de otra persona también brillara.


Si eso te produce malestar solo date cuenta que es un sentimiento de carencia.


Este universo es abundante y sobre abundante de cualquier cosa.


Tenemos la tendencia a creer lo que afirman medios oficiales sobre la carencia.


Pero si observas a tu alrededor, aun en medio de una “crisis” mundial, mucha gente, bastante gente, sale a comprar cosas suntuosas.


Hace unas semanas que salí a comer a la calle, me sorprendió la cantidad de personas que hacían fila para ingresar a toda una zona de diferentes restaurantes.


Yo imaginaba que por la “crisis” mundial y la pandemia, la gente no iba a salir mucho que digamos.


Y hace poco hablando con mi gran amigo, el doctor Víctor Giordani, me contó que en su país también intentó salir a comer y se sorprendió de la misma situación.


He visto en medio de esta “crisis” como amigos han comprado vehículos nuevos y esto ha hecho que otros a su alrededor también sigan sus pasos.


Así que quiero animarte a través de esta información a enfrentar a tu mayor miedo que es tu propia luz.


Tu oscuridad no solo te perjudica a ti, sino a los que te rodean.


En cambio, tu luz, te beneficiara tanto a ti como a los que amas.

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lunes, 7 de diciembre de 2020

El problema de las emociones e ideas preconcebidas



El problema de las emociones e ideas preconcebidas

Yo creo que todos en este planeta nos ha ocurrido que tenemos que hacer algo y de inmediato sentimos malestar.


Trátese de comer algo, ir a algún sitio o realizar alguna actividad, sentimos predisposición, malestar y pereza de actuar.


Finalmente, cuando nos tocó hacer o probar la tarea correspondiente, nos damos cuenta que era algo espectacular y que nos estábamos perdiendo de algo.


Esto suele pasar mucho en los niños cuando se les da a probar algo por vez primera.


Ellos se niegan y una vez que lo saborean, quedan fascinados por el alimento y no quieren dejar de comerlo.


Nuestro rechazo es prácticamente un instinto natural de protección.


Esto ocurre en cada situación nueva para nosotros.


Los seres humanos siempre buscamos lo conocido, pues de cierta forma nos está dando seguridad.


Es por esta razón que has visto muchas personas a tu alrededor quejarse de sus vidas, pero no se atreven ni por nada del mundo a dejar eso que los atormenta.


Esto implicaría salir de su zona de “confort”, es decir la parte que ya conocen y experimentar nuevas rutas.


Esto explicaría porque, así estemos sufriendo en una relación o un trabajo “cruel” seguimos allí, cual masoquista que disfruta de sus castigos.


A título personal llegué a conocer hace muchos años alguien que se podría decir que siempre tenía buena suerte.


Tenía la capacidad de cambiar de trabajo, de ciudad, incluso de estilo de vida a su antojo.


A la mayoría nos cuesta hasta decidir sobre donde vamos a comprar el pan para el desayuno.


Pero esta persona se notaba que, con solo pensarlo, las cosas le salían como por arte de magia a su favor.


Lamentablemente tenía un problema y era la predisposición hacia las cosas.


Donde quiera que iba, tenía la idea preconcebida que sus futuros jefes eran unos explotadores.


Y que solo se aprovecharían de sus capacidades para ellos seguir subiendo en la escala de la riqueza.


Esta persona padecía de otra curiosidad y era la falta de diálogo hacia sus “castigadores”.


Podría imaginarse los peores escenarios, pero jamás se atrevía a decirle a sus jefes que era lo que le gustaba y que era lo que no le gustaba realizar.


Finalmente, por esta falta de diálogo terminaba haciendo labores que no le correspondían y odiando no solo su trabajo sino a las personas con las que interactuaba en este.


Debido a su “buena suerte” se proponía a cambiar de ambiente laboral en otro trabajo y pues como sabemos lo conseguía casi de inmediato.


¿Y adivina qué situación conocida volvía a vivir esta persona?


En conclusión, terminaba haciendo las cosas de mala gana y siempre buscaba la primera oportunidad para renunciar y cambiar de trabajo para repetir de nuevo este ciclo.


Esto no solo se ve en lo laboral.


También he conocido casos donde personas salen escapando de la falta de oportunidades en su ciudad o país para llegar a hacer lo mismo que pudieron hacer en su localidad.


La diferencia está en que gastaron más dinero para desplazarse, pero igual les tocó vivir en otra localidad lo que no quisieron hacer en la propia.


¿Quiere decir esto que es malo irme de donde estoy para buscar nuevas oportunidades?


Para nada, el problema está en que no necesariamente vas a vivenciar nuevas cosas si te van con la misma mentalidad.


Por ejemplo, ¿por qué una persona sale de un trabajo en el cual sintió bullying o maltrato laboral para seguir en otro bajo las mismas condiciones?


Es bastante “curioso” pero en el nuevo trabajo siempre se va a encontrar con nuevos abusadores labores.


Esto se debe a que ocurrió un cambio de lugar, pero faltó cambiar lo más importante que fueron nuestras emociones e ideas preconcebidas.


Inconscientemente comenzamos a realizar acciones orientadas a lograr acciones de terceros.


Recuerda lo que vimos anteriormente sobre las creencias.


Nuestro ego, con tal de tener la razón, de estar en lo cierto, hace uso de nuestro poder interior para cumplir con nuestra “verdad”.


Así que quiero animarte, mediante esta información, a cambiar no solo de estilo de vida, sino de emociones e ideas.


Nunca permitas cambios en tu vida a medias, pues tu cerebro siempre regresará a lo conocido con el fin de protegerte.

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lunes, 30 de noviembre de 2020

La importancia de nuestro enfoque e intenciones



La importancia de nuestro enfoque e intenciones

Es un hecho que la Vida, el Universo, Dios, El Cosmos o como prefieras llamarlo quiere solo el bienestar para nosotros.


Puede que te cuestiones en este momento que esta Inteligencia Universal no quiere el bien para ti pues tu vida no ha sido un cúmulo de felicidad.


Posiblemente el dinero no te alcanza, tu salud no es muy buena que digamos o quizás eres una persona completamente sola que solo se conforma con ver parejas felices a tu alrededor.


Pero si observas por un momento a esas personas que en teoría están mejor que tú, notarás que se mueven bajo tus mismas condiciones.


Con esto quiero decir que tanto ellos como tú tienen la misma capacidad de ver en colores.


Disfrutar sabores, experimentar el frío o el calor y sobre todo tienen las misma 24 horas en un día para hacer lo que prefieran.


Podemos ver que el problema no es que la Vida consienta mejor a unos que a otros.


El problema está en lo que hacemos con nuestro tiempo y los recursos que se nos da cada instante.


Y aquí nos surge la pregunta, ¿por qué otros aprovechan mejor esos recursos que tú?


Aquí es donde entran en juego las decisiones, pues estas son las que determinan la calidad de vida que tenemos.


Por ejemplo, ¿qué hace que una persona decida hacer deporte y una dieta para tener una mejor salud y se vea estéticamente bien?


¿Por qué una persona decide separar tiempo para aumentar sus conocimientos y así mejorar sus ingresos económicos?


O también, ¿por qué una persona decide socializar con otros para llegar a conocer una pareja en vez de apartarse de todos y encerrarse en su casa?


Podemos ver en estos ejemplos que todo depende de las decisiones que tomemos en cada instante.


A su vez, las decisiones dependen de las emociones que tengamos.


Es decir que si estamos muy tristes o muy felices podemos llegar a tomar decisiones que más adelante nos lleven al malestar.


Y su me dirás ¿cómo así que, al estar muy feliz, puedo tomar malas decisiones?


¿No se supone que la felicidad está relacionada con el bienestar?


Aquí es donde debemos echar mano del dicho popular que reza: “ni tanto que queme al santo, ni tampoco que no lo alumbre”.


Imagina por un momento que estás super feliz. Alguien puede llegar y proponerte vender una propiedad que tengas.


Debido a la euforia que tienes en ese momento probablemente digas “amén” a ese negocio.


Resulta que dicha propiedad con los meses se cotizó más de lo normal y allí perdiste gran cantidad de dinero.


O siendo más fantasiosos, en dicha propiedad se encontró petróleo o diamantes.


¿Puedes comprender por qué los estados de ánimo alterados pueden perjudicar tus decisiones?


Aquí lo interesante es que hay dos formas de condicionar las emociones.


Es decir, predisponerlas para nuestro beneficio. La primera forma es a través de la autosugestión.


Es decir, escuchando constantemente audios y vídeos sobre lo que deseamos condicionar.


Se podría decir que esta es una de las formas más fáciles y sutiles que podamos emplear.


La otra es mediante nuestro enfoque e intenciones, pero es algo que requiere de mucha voluntad consciente.


El enfoque que tengamos sobre algo depende de nuestras actitudes.


Lamentablemente la mayoría de nosotros venimos de una cultura de la auto lástima.


Esto lo vimos en el tema LOS PELIGROS DE LA AUTOLASTIMA MATERNA.


Si mantenemos con esa actitud auto lastimera, nunca vamos a ver las oportunidades que tenemos todo el tiempo en frente.


Por ejemplo, hace algunos días me encontraba sacando una copia de un documento oficial.


Debido a la falta de parqueo, tuve que utilizar un servicio de transporte muy común en mi localidad.


Este es conocido como la moto taxi o moto ratón debido a la serie de dibujos animados de los años 90.


Al salir de la oficina donde me encontraba, me detuve un momento a esperar a otro servicio de estos.


Cuando íbamos camino a mi casa, nos detuvimos frente a un semáforo y este se encontraba lleno de personas buscando el dinero para su sustento.


Aproximadamente se encontraba unas 10 personas entre limpiavidrios y vendedores de dulces.


Lo curioso es que en el suelo se encontraban varios papeles que resultaron ser billetes.


El señor que conducía la motocicleta se agachó y recogió uno de ellos, y me pidió que bajar y recogiera el resto.


Finalmente llegamos a mi casa, le pagué el servicio y me dio la mitad del dinero que encontramos.


Rato después me puse a pensar que ese dinero estaba allí tirado en el suelo y aquellas personas que estaban pidiendo por él, rogando para conseguirlo, no podían verlo.


Esto muestra claramente que, si no estás en armonía con las cosas que deseas, es probable que sigas sin verlas, así estén frente a tus ojos.


Es a esto a lo que se refieren muchos estudiosos de estos temas como la vibración.


Si tienes una actitud de pobrecito yo, que pesar de mí, ten por seguro que sólo verás situaciones para seguir experimentando esa condición pobre y lastimera.


A título personal he llegado a conocer gente que así se vayan para otro país, siguen experimentando las mismas aflicciones por las cuales salieron de su ciudad.


El problema de todo esto es la gente que nos rodea.


Somos un modelo para los niños que nos observan.


Si constantemente tenemos una actitud lastimera, que la gente o el gobierno nos debe algo o que no somos felices por culpa de terceros, automáticamente los niños a nuestro alrededor comenzarán a creer y a manifestar lo mismo cuando sean adultos.


Ellos no sentirán la capacidad de enfrentar los problemas cuando les toquen.


La Vida siempre va a estar llena de desafíos o lo que llamamos problemas.


Estos problemas o desafíos siempre estarán con nosotros.


Así que lo importante no son estos sino cómo los vamos a encarar.


Respecto a esto, hace algunos meses, cuando comenzó el calendario educativo, se realizó una reunión virtual de padres de familia.


Una de las madres comentaba que no era bueno que los niños tuvieran tanta carga académica, ahora que tenían clases virtuales.


Argumentaba que, si un adulto se cansaba por pasar tanto tiempo frente a un computador, los niños con mayor razón.


Personalmente no dije nada al respecto, pero si tu le das a un niño un computador para que juegue, te aseguro que saca las energías para hacerlo sin parar.


¿Cómo si son capaces de pasar casi todo un día divirtiéndose con juegos, música o redes sociales?


Así que quiero animarte a través de esta información a tener un enfoque de avance y no una actitud de lástima por ti y los que te rodean.


La Vida se desarrolla de acuerdo a las intenciones que tengamos sobre esta y de ti depende aprovechar todos esos recursos para procurarte el bienestar.

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lunes, 23 de noviembre de 2020

El problema de las exceptivas y los apegos



El problema de las exceptivas y los apegos

Una de las cosas más importantes que tiene el ser humano es la voluntad.


La voluntad humana ha sido capaz de mover el mundo, descubrir nuevas cosas y hasta mejorar la propia vida.


Una de las tantas definiciones que el RAE tiene sobre esta es la intención, ánimo o resolución de hacer algo.


Pero nota que se está hablando sobre el ánimo o resolución de hacer algo.


Aquí nos puede surgir la pregunta, ¿entonces dónde nace la voluntad para hacer las cosas?


Detrás de toda esa fuerza que nos impulsa a realizar algo está la esperanza.


Curiosamente la esperanza está asociada a las expectativas.


Algunas personas definen la esperanza como algo positivo en lo cual, estarías confiando en el proceso.


En cambio, la expectativa la perciben como algo negativo que solo se basa en resultados.


Un ejemplo de estas definiciones lo podríamos ver como la esperanza que tienes de que algo bueno suceda en el futuro.


Contrario, la expectativa sería intentar predecir ese futuro como bueno o malo para ti.


Podríamos decir que de aquí se desprende el concepto de esperanza como positiva y expectativa como negativa.


Pero si vamos a la definición de expectativa que tiene el RAE, la define como “esperanza de realizar o conseguir algo”.


En otras palabras, el RAE estaría conectando intrínsicamente estas dos palabras.


En este punto podría surgir una nueva pregunta, ¿qué son entonces los apegos y si de alguna forma están relacionados con las expectativas y esperanzas?


El apego se define como un vínculo afectivo intenso, duradero y singular.


Es decir que va específicamente a una persona y no a todas.


Se podría dar el caso, pero hasta la fecha no he visto el primer ser humano que tenga apegos por TODA la humanidad.


Siempre tenemos personas favoritas y por lo general el resto del mundo nos cae mal o es indiferente para nosotros.


Podríamos decir que las expectativas son una esperanza hacia algo, mientras que el apego vendría siendo la afirmación de que algo o alguien me pertenece o es mío.


Los apegos nacen en nuestra infancia.


Para que un ser vivo pueda tener un desarrollo medianamente normal necesita por lo menos de un cuidador.


Con este cuidador debe tener una relación o una conexión para poder llegar a tener una seguridad en el entorno que lo rodea.


De hecho, en los años 60, el doctor Harry Harlow realizó una serie de experimentos de dudosa ética que muchos profesionales llegaron a considerar crueles.


Por aquella época se discutía si los apegos nacían por el alimento o simplemente por la calidez de las relaciones.


Y también se pensaba que el contacto físico era una forma de malcriar a los hijos.


Este experimento consistía en separar crías de monos de su madre y ponerlos frente a dos muñecos.


Uno de estos muñecos era de felpa y el otro de alambre.


El de alambre tenía un biberón y los pequeños monos se apegaban más al muñeco recubierto de felpa y solo se acercaban al de alambre cuando necesitaban comer.


A partir de estos estudios, las cosas cambiaron bastante y vemos que se le dio más protagonismo a la relación padres e hijos.


Estos estudios reflejaron básicamente tres clases de apegos.


Si el cuidador de mostraba sensible, accesible y atento la persona desarrollaría un apego seguro.


Si la atención del cuidador era errática el individuo pasaría a ser una persona ansiosa.


Y por último si el cuidador era distante, rígido y desapegado, el adulto sería una persona evasiva.


A título personal yo pienso que con esta situación ocurre lo mismo que con los complejos de Edipo y Electra.


Son cosas que nos sirven en determinado momento, pero que, al nunca resolverse, cuando somos adultos pueden aflorar y perjudicarnos.


Para poder entenderlo mejor, intenta recordar las parejas que has tenido.


Si eres mujer, recuerda cómo las personalidades y hasta el físico de las personas que han compartido la vida contigo hasta la fecha se parecen.


Lo mismo si eres hombre, vas a notar que ocurre lo mismo con las personas con las cuales han compartido.


Y si eres bastante detallista, notarás que estás personas a la final son bastante parecidas a tu figura materna o paterna según tu caso.


Notarás que has estado buscando a tu madre o padre en tu pareja por el complejo de Edipo o Electra según tu caso.


Si eres mujer y tuviste un padre maltratador, ¿adivina con qué tipo de personas has estado compartiendo?


Hace algún tiempo compartí la experiencia de una gran amiga que tuvo un padre estricto.


Ella conoció a un hombre maravilloso, pero por extrañas razones lo abandonó.


¿Puedes ver porque haría algo como esto?


Simplemente su figura paterna estricta no coincidía con la de una persona flexible.


Lo mismo ocurre con nuestros apegos y expectativas.


El apego a un cuidador o cuidadores nos sirvió en su momento para sentir seguridad de nuestro entorno.


Pero son situaciones que quedaron allí en el olvido, en nuestro sistema nervioso.


Y es por eso que ahora que somos adultos sentimos la necesidad de apegarnos a esa figura que consideramos importante.


Si esa otra persona es tan “necesitada” de ti, podríamos decir que tienes buena suerte.


¿Pero qué pasa cuando esa otra persona toma decisiones diferentes y prefiere estar con otras personas?


Es por eso que los apegos nos representan un problema.


Cuando iniciamos una relación siempre llegan nuestras expectativas.


A medida que vamos conociendo a una persona le podemos ver errores y problemas potenciales a futuro.


Pero nuestras expectativas nos hacen creer que con “nuestro amor” las podemos llegar a cambiar.


Y no solo eso, nos imaginamos un ideal del amor, es decir, tenemos la expectativa de que sea romántico(a), detallista, de buen humor y que comparta con nosotros todo momento.


Cuando esto no se cumple, sufrimos y le reclamamos a la otra persona de que no nos ama.


Lógicamente la otra persona con sus propios problemas se va a sentir aburrido(a) por esto, pues ve que sus esfuerzos de amor no son suficientes.


Comienzan los resentimientos porque creo que la otra persona no me está dando lo que merezco.


Los que han podido traspasar sus apegos, rápidamente dejan esa relación y consiguen una nueva, repitiendo este ciclo casi infinitamente.


Los que no pueden con sus apegos prefieren seguir adelante, así su “amorcito” no les esté complaciendo lo que ellos esperan.


Ahora bien, siendo conscientes de todo esto, nos puede surgir la pregunta, ¿cómo puedo dejar los apegos y las expectativas?


La respuesta es tan simple como vivir tu vida y dejársela vivir a los demás.


Con esto me refiero a que tú mismo te tienes que convertir en la persona más importante de tu vida.


Puede que suene a egoísmo, pero ¿si tú estás enfermo, crees que puedes ayudar a los que también están enfermos?


Cuando las personas abordan un avión, una persona de la tripulación les da instrucciones sobre estados de emergencia.


Por ejemplo, que ocurre si tienes que evacuar y las salidas de emergencia.


Dónde están los chalecos salvavidas y las mascarillas en caso de despresurización de la cabina.


Hay un hecho curioso sobre esto último y es que, si caen las mascarillas arriba de tu asiento, y ves que tienes niños a tu lado, nunca debes ponerles la mascarilla a ellos primero.


Primero debes ponértela tú y luego si auxiliar a los pequeños.


Esto puede sonar egoísta, pero si tu pierdes el conocimiento, ambos van a morir.


Así que quiero animarte mediante esta información a que te conviertas en el ser más importante de tu universo.


La única manera que puedes ayudar a los que amas es cambiando tu propio destino.


Automáticamente notarás que sus vidas cambiarán sin que se los digas.

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lunes, 16 de noviembre de 2020

La ética del mal



La ética del mal

Una de las cosas que más se ha preguntado el ser humano es si el concepto del bien o el mal es natural.


De hecho, para los antiguos filósofos, el estudio de esto derivó en algo que conocemos en la actualidad como la ética.


Esto se enseña en los grados superiores de la educación básica secundaria y en las universidades.


Y es por eso que hemos escuchado decir mucho el término “ética profesional”.


Sin embargo, nos puede surgir la pregunta, ¿si el concepto del bien o el mal son naturales, por qué se le han dedicado años de estudio y reglas para cumplir con esto?


¿No se supone que, si algo es natural, se viene con eso y no se necesita consideración?


Por ejemplo, hablemos de la respiración. Nadie te enseña a respirar. Es algo totalmente natural.


El hambre es algo natural que nadie te debe enseñar como sentirla.


Simplemente fluye en tu vida y tú buscas lo necesario para calmar esa necesidad.


¿Entonces por qué debemos estudiar el bien y el mal para determinar qué es lo correcto en nuestras vidas?


Recuerdo que hace muchos años conocí a un joven keniano que se encontraba en mi país de intercambio universitario.


Él estaba en ese momento, estudiando antropología en la capital y llegó en una oportunidad a contar que era el hijo número 22 de un matrimonio de 12 esposas.


La verdad yo estaba impresionado en ese momento y le pregunté cómo hacían para vivir de esa forma.


Él me explicó que en su país si un hombre podía sostener una esposa, le era permitido casarse con ella.


Así que, de acuerdo al poder adquisitivo de un hombre, se le permitía tener la cantidad de esposas que pudiera sostener.


En cambio, en occidente esto es considerado un delito.


Como sabemos, aquí no es permitido tener ni siquiera dos esposas. Y para efectos legales si quieres casarte nuevamente, primero debes divorciarte.


Lógicamente esto es en la norma, porque en realidad muchos matrimonios viven la infidelidad.


Yo diría que el problema no es tanto la infidelidad de alguien sino el someterse al estrés de las mentiras y engaños para poder “disfrutar” de otra relación.


En esto, los seres humanos aún nos basamos en el instinto básico de supervivencia.


Con esto me refiero que hacemos caso a nuestra naturaleza de procrear y conservar la especie.


Al menos desde el punto de vista de los hombres, así tengamos pareja, nos fijamos en otra mujer en la calle.


Esto no lo hacemos por maldad, sino porque la biología en este aspecto es bastante fuerte en nosotros.


Podríamos decir que, respecto a la biología, la mujer busca más la conservación de la especie en encontrar un protector para ella y sus crías.


Al fin y al cabo, la responsabilidad de cuidar la vida en la naturaleza pertenece al lado femenino.


A pesar que la biología es un patrón bastante fuerte en nosotros, recuerda que el factor humano es impredecible y siempre nos sorprende con sus excepciones.


¿Ahora bien, cómo podemos saber si algo es bueno o malo tanto para nosotros como para las personas que nos rodean?


Respecto a esto, hace algunos días, un buen amigo me compartió un vídeo para estar alerta a los fraudes que hacen con medios digitales.


Este consistía en enviar un mensaje de texto a gran cantidad de teléfonos desconocidos con el fin de pescar una víctima.


La “carnada” de esto va desde tarjetas débito para gastar en cualquier establecimiento, pasando por viajes y finalmente vehículos nuevos.


Nosotros podemos llegar a pensar que hay que ser bastante ignorante para caer en eso.


Lamentablemente la mayoría de personas en América Latina son bastante creyentes en que la suerte les puede sonreír y dar un premio aparentemente de la nada y sin participar en sorteos.


Para poder reclamar el premio, la víctima tenía que realizar un giro de dinero a un personaje.


La “víctima” como se había dado cuenta de la estafa, simplemente siguió el juego y obtuvo los datos del receptor del dinero para denunciarlo posteriormente.


Una vez que el estafador se vio sorprendido con la pregunta del por qué hacia esto, simplemente respondió, yo no lo estoy obligando a nada.


Esta persona, aunque sabía que estaba haciendo algo incorrecto, acudió a la ética del mal.


Es como si la persona estuviera acudiendo a la disonancia cognitiva con el fin de alivianar su culpa.


El término “ética del mal” puede sonar un poco contradictorio, pues desde el punto de vista de la filosofía Platónica, nadie puede hacer el mal conscientemente, salvo que lo haga por ignorancia.


Sin embargo, podemos llegar a “calmar” nuestra conciencia auto engañándonos para decir que no pasa nada si hago esto o lo otro que en teoría podría estar perjudicando a alguien.


En otras palabras, somos conscientes del mal, pero intentamos lavarnos la cabeza disminuyendo los posibles daños a terceros.


Es por eso que frases como “eso no pasa nada”, “otros lo hacen”, “quien lo manda a dar papaya” o “quien lo manda dejarse robar”, etc., hacen parte del vocabulario popular.


Desde mi punto de vista, si quieres saber si algo es bueno o malo, simplemente pregúntate si te gustaría que alguien te hiciera lo mismo.


Si la respuesta a esto es positiva, definitivamente es algo que te conviene no solo a ti sino a las personas que te rodean.


Si no te gustaría que te hicieran algo, por más que otros se justifiquen que la mayoría lo hacen, es en verdad perjudicial.


Así que quiero animarte mediante esta información a vivir con valor.


Nunca actúes como un cobarde, sin valor ni honor, que espera de la vida lo mejor, cuando sabe que inconscientemente no es merecedor.

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lunes, 9 de noviembre de 2020

Por qué el conocimiento está asociado a la riqueza?



Por qué el conocimiento está asociado a la riqueza?

Hace algunos días, mientras almorzaba con mi hija, se dio la conversación sobre las metas que ella tenía en la vida.


Hablábamos sobre el esfuerzo que se debe llevar a cabo para poder lograr lo que uno desea de la vida.


Ella confesó que admiraba mucho a una figura pública que era hija de un magnate petrolero.


Y confesaba que le parecía injusto que mientras ella tenía que estudiar, la chica que admiraba se la pasaba de playa en playa, conociendo el mundo y disfrutando de este.


Yo le pregunté de inmediato a mi hija sobre la edad de esta chica que admiraba y si ella hacía algo en la vida aparte de salir a disfrutar de sitios.


Isabellita me contó que la chica tenia un negocio de cosmética y su principal producto eran los labiales.


En esto le dije que la chica que ella admiraba no era cualquier persona sino alguien que pasó por el mismo proceso que ella.


Tuvo que estudiar y ver como otros personajes paseaban por el mundo mientras ella se “sacrificaba” por aprender.


Le hacía notar que está chica vivió su mismo proceso y tuvo que aprender a ser empresaria pues de lo contrario no podría hacer lo que ella tanto admira.


Mi hija pensó que, si ella fracasara en su negocio, su padre, que era un magnate petrolero la apoyaría y no perdería nunca.


Hasta aquí podríamos pensar que Isabellita tiene la razón.


Pero esto me hizo recordar una reunión que tuve hace muchos años con un empresario bastante importante de mi región.


Su padre llegó del extranjero a probar suerte en mi país.


Comenzó humildemente vendiendo en las plazas de mercado y poco a poco llegó a construir una de las empresas más grandes de alimentos de mi región.


Este empresario heredó todo el imperio que construyó su padre, pero antes de recibirlo se dedicó a prepararse para ello.


Y en medio de la reunión expresó algo muy curioso sobre el legado que él dejaría.


Dijo textualmente que la riqueza que construyó su padre y el que ayudó a aumentar, terminaría con sus hijos.


Yo le pregunté porque afirmaba tal cosa y me respondió que sus hijos nunca se interesaron por la educación ni el conocimiento para perpetuar su imperio económico.


Estos más bien se dedicaron fue a “disfrutar” de todo el esfuerzo que hicieron sus predecesores.


Nunca se interesaron por capacitarse.


Mal interpretaron la riqueza y no llegaron a entender que esta no sale de la nada, sino que hay que trabajar por ella.


En mi ciudad natal llegó a existir un imperio similar desde que era un niño.


Esta empresa llegó a tener sucursales por toda la ciudad y a pesar de tener un excelente producto, hoy en día no queda nada de esto.


Todo porque el hijo que heredó este negocio nunca se preocupó por capacitarse o adquirir el conocimiento para continuar con el legado de sus padres.


Otro caso similar que llegué a conocer de unas personas muy cercanas fue el de un padre bastante hábil en los negocios.


Intentó impulsar a su hija para que siguiera su propio camino y por más que lo intentó, está solo se dedicó a arruinarlo todo.


Finalmente, el padre agotado desistió y su hija en la actualidad trabaja como cualquier persona sin oportunidades.


¿Puedes ver la importancia de la educación no solo para generar riqueza, sino para sostenerla?


Muchas veces podemos llegar a pensar que la riqueza depende de la buena suerte.


Podemos ver que esto no es cierto, pues la gran mayoría de personas que ganan grandes cantidades de dinero en juegos de azar, pierden en poco tiempo su fortuna.


Anteriormente conté el caso de un taxista que ganó 2 veces el premio mayor de una lotería de mi país.


Eso fue bastante dinero y de todo ello sólo quedó con un pequeño apartamento donde vive con su esposa y el taxi que manejaba para poder comer.


El mismo decía que lo gasto en fiestas y cuanto evento le proponían.


Hubiera sido diferente si tuviera un mejor conocimiento sobre el dinero, deudas, gastos, inversiones, etc.


Mi hija es una preadolescente, pero tiene muy claro que es una inversión y que es un gasto.


Desde muy pequeña aprendió el poder del ahorro, como generar dinero y sobre todo cómo negociar y no permitir que otra persona pueda sacar ventaja.


Algunos nos hemos demorado más de 40 años en aprender esto.


Otros quizás se van a ir de este planeta sin saberlo.


Si te interesa conocer la metodología que utilicé con ella, te invito a ver el tema LA MEJOR EDUCACIÓN PARA NUESTROS HIJOS.


Lo más importante es que a partir de este momento que conoces esta información tomes la decisión de educarte para generar riqueza.


O también capacitarte para sostener el legado que te hayan dejado tus parientes.


Recuerda que debemos pasar por los mismos procesos si quieres repetir el éxito que otros han logrado.


Las cosas no llegan por azar, o por magia o favor divino.


La vida quiere lo mejor para todos y por eso nos da en cada instante las oportunidades para alcanzar el bienestar.


Nuestro trabajo es estar alerta a estas y eso solo se consigue con el incremento del conocimiento.

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Ingeniero de Sistemas e Investigador del Pensamiento Humano y las emociones, y como estas influyen en las decisiones que tomamos cada segundo para tener éxito o fracaso.

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