Continuando con el informe del proceso de educación emocional a través de mi proyecto de labor social en los colegios de mi ciudad, hace algunas semanas sostuve mi primera reunión y contacto con los profesores.
Ellos quedaron un poco sorprendidos, pues la idea que ellos tenían era sobre una charla de comportamiento y como tratar a sus estudiantes. En realidad el tema se trataba de ellos mismos y como a través de los problemas emociones de cada docente, contribuyen al problema emocional de cada estudiante.
Al principio, cuando los felicité por la calidad de jóvenes que tenían en la institución, algunos me miraron sorprendidos y otros con enojo y argumentaron que eso lo decía yo solo porque estuve durante media hora con el grupo y durante solo cuatro días.
Yo les expresaba que realmente tenían la razón. Pero que el problema no eran los estudiantes, ni el estrato socio económico de ellos. El problema era lo que ellos pensaban de esa situación y como esto provocaba reacciones en nuestro actuar.
Debido a que el grupo de profesores al que enfrentaba estaban muy documentados sobre la mecánica del pensamiento humano, solo tuve que explicar por qué se va formando nuestra disfunción en el pensamiento y como esto hace que seamos infelices en la vida.
Poco a poco comenzaron a sacar sus conclusiones sobre el problema, el cual son nuestros propios pensamientos, cuando toqué el tema sobre el trato que daban a los estudiantes. Por ejemplo, siempre nos quejamos que los jóvenes dañan esto, no obedecen esto otro, son apáticos, pero ¿los felicitamos cuando hacen algo bueno?
También toqué el tema de cómo son los docentes en sus vidas personales. ¿Son amables con sus parejas? ¿Son amables con sus colegas docentes? ¿Pueden decirle a una profesora lo bien arreglada que vino el día de hoy? ¿O decirle a un profesor lo bien que viste o enseña?
Noté que estas preguntas hicieron un cambio en el pensamiento y la actitud hacia la información que les estaba presentando. Ellos sacaron una conclusión definitiva. Los problemas de disciplina en la institución solo se presentan por culpa de ellos mismos. Algunos docentes aplican las normas y otros no lo hacen. Esta situación siempre genera indisciplina. Es la misma situación cuando los padres no se ponen de acuerdo en la disciplina de un hijo. Los hijos son los mejores analistas del comportamiento de los padres y saben cómo ponerlos en contra cuando estos no hablan un solo lenguaje en este tema de la educación.
Me llamó la atención una situación de disciplina en particular que eran los piercing, tatuajes y demás accesorios que están de moda. Yo les explicaba que si el colegio los prohibía, esto era causal de apetito. En otras palabras si tu hijo adolescente viene y te dice mamá o papá me “voy a poner un arete!!!” y tú le dices claro hijo, pero en ¿cuál oreja te queda mejor? Te aseguro que tu hijo desiste. Y si lo hace con el tiempo dejará de usarlo.
El joven lo que realmente busca es ir en contra de tus normas, pues inconscientemente considera que estás le hacen daño y están para molestarlo (chingarlo como dicen mis hermanitos mexicanos).
Respecto a este tema hace poco una persona me dijo que hablara con su hijo, pues él necesitaba ayuda. Yo le dije, claro! ¿Pero que le ocurre al chico? Ella me contó que estaba escuchando música metálica y que se vestía siempre de negro. Yo le dije a la señora, ¿ha intentado usted escuchar esa música con su hijo? ¿Se ha interesado en el grupo que a él le gusta y sugerirle otros grupos?
Al principio la señora me miró como asombrada, pero le dije que lo intentara. Casi dos meses después me contó que ya no escuchaba música metálica, pues le había perdido todo el interés.
Mira voy a ser muy claro en esto que llaman psicología inversa. Un joven se siente reprimido, no escuchado, en algunos casos lastimado. Él no puede pegarte o hacerte todo el daño que está pensando porque finalmente eres su padre o madre y te ama por naturaleza. Pero lo que si puede hacer es buscar situaciones para mortificarte, y de esta manera hacerte daño y desquitarse por lo que él considera que tú le haces.
Simplemente abre nuevamente la comunicación con tus hijos y déjales expresar lo que sienten hacia ti. Recuerda que tú te tienes en un excelente concepto de padre o madre abnegado. ¿Pero sabes que concepto tienen tus hijos de ti?
Algo que debo resaltar sobre los educadores, por lo menos de mi país y no ha excepción, es que son muy profesionales. Con esto quiero decir que saben manejar sus roles en la sociedad, pues un educador no solo enseña. También es padre, esposo, madre, esposa, hijo, sobrino, tío, vecino, etc. y a pesar de estar cargado emocionalmente con el resto de roles, siempre observo que los deja en otro sitio, y en el momento de sus clases entrega todo su conocimiento de forma profesional e intenta hacerlo ameno.
Desde mi punto de vista creo que los docentes son las únicas personas que saben trabajar de forma profesional, hablando emocionalmente. El resto de personas vamos a la oficina con los problemas de la casa y todo el mundo tiene la culpa y nos desquitamos. Y cuando estamos en la casa, llevamos los problemas de la oficina y nos desquitamos con nuestra familia. Bueno, asumiendo que eres habitante de europa ;) (europa o luna europea es un término acuñado en este Blog, que hace referencia a unos supuestos habitantes de una de las lunas del planeta Júpiter llamada Europa. Esto con el fin de que nadie se sienta aludido o “descobijado” con los temas aquí tratados).
En conclusión, la propuesta hecha a los docentes del Colegio Comunal Nueva Granada era que por un mes jugaran un nuevo rol en sus vidas. Este rol se llama el rol de AMABLE, y consiste en ser amable con colegas, empleados y estudiantes de la institución durante un mes.
El objetivo de este juego se basa en las investigaciones científicas sobre la mente subconsciente que esta acepta una idea repetida después de 21 días. Al principio, ser amable puede parecer una tortura si no lo eres. Pero pasado los días tu cerebro comienza a aceptar dicha idea y finalmente no solo te beneficia por tu estado de ánimo sino que cuando eres amable, también recibes el mismo trato, entrando en un ciclo de bienestar infinito.
